Son pocos, pero casi ni hablan entre ellos. Cada sentido lo tienen ocupado en alguna acción: anotan, hablan por teléfono o por diferentes vías en inglés técnico o con unos binoculares escudriñan el horizonte constantemente. De noche o de día, mientras haya vuelos, los muchachos de la torre de control del aeropuerto internacional Ignacio Agramonte, de Camagüey, están siempre alertas.
Ellos forman parte de la UEB de la Empresa Cubana de Navegación Aérea (ECNA) Camagüey, entidad que se encarga del control de tránsito aéreo para las salidas y entradas del aeropuerto de las aeronaves, tanto nacional como internacional. Atienden los sobrevuelos y ofrecen otros servicios como de información aeronáutica y meteorológica, que brindan a otros aeropuertos, así como los datos de las observaciones diarias que realizan cada 40 minutos, que van a un banco internacional.
Control adentro
En total son unos 40 trabajadores, más estudiantes que forman en las especialidades de control de aeródromo y de tránsito aéreo. Y aunque por años estuvieron subordinados a la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeroportuarios (Ecasa), desde hace un quinquenio se separaron y organizan ellos mismos su labor; lo que les ha permitido, entre otras cosas, modernizar sus equipos.
Mayelín González Velázquez, controladora de tránsito aéreo por vigilancia, es la especialista principal en la torre de control. “Aquí, detalla, radican dos servicios: que incluye aproximación por vigilancia y control de aeródromo y de área terminal.
“El control de aeródromo tiene como objetivo aterrizar y despegar los aviones, autoriza sus salidas y movimientos. Como área de jurisdicción se extiende hasta tres millas náuticas que equivalen a cinco kilómetros de radio, y de manera vertical hasta mil 500 pies.
“Esta es una labor muy linda y compleja, pero una vez que entras te atrapa. Es un mundo diverso, que implica un estudio permanente”.
Para Usvaldo González Santiago, controlador de aeródromo, estar ahí es la concreción de un sueño. “Desde niño quería estar aquí y poder ver el despegue de los aviones, así que en cuanto supe de que había plazas vacantes ame presenté.
“Primero comencé como informático, pero luego pude formarme como controlador de aeródromo. Lo más complejo aquí es que tienes que ser un multitarea: ver los sobrevuelos, atender el flujo de movimiento en el área de maniobra de aeronaves, que los móviles de rodaje y las actividades se cumplan y otro montón de detalles.
“Pero entre todos nos apoyamos. Por eso le digo a los jóvenes que se acerquen, que aquí controlamos el espacio y el sistema aéreo. Y en nuestras manos descansa la seguridad de las personas y eso enorgullece”.
Para garantizar más vuelos
El diálogo en la torre es constante, ya sea con los vuelos que llegan o salen, con otras terminales e incluso con los que les transfieren, así como los de ENSA, único aeropuerto que cuenta con una base de este tipo. Todo lo que vuele o sobrevuele por esta área, contacta con ellos.
Quizás por eso a veces un bullicio controlado permea el ambiente con las conversaciones superpuestas. Están acostumbrados, pero para una mejor labor en el futuro, andan coordinando un nuevo local, debajo del radar, como explicó Doraida Marín Mugarra, quien fuera directora de ECNA hasta hace poco.
Para ofertar un servicio con la calidad óptima, también quieren contar con toda la plantilla cubierta. Y aunque tratan de estar formando periódicamente nuevos controladores, es un tema al que atienden siempre.
Para González Velázquez “la falta de personal puede ser por muchas razones, pero, considera que una es por el poco conocimiento de la actividad”.
Elvys Padrón Tamayo, secretario de la sección sindical, asegura que en ECNA todos son una familia, que entre todos se apoyan y se vela por el descanso de los que trabajan en la torre, así como de sus necesidades.
En ECNA Camagüey, como asegura su actual directora, Yusleydis Pérez Formetín, la prioridad es garantizar la seguridad de los pasajeros, el orden y que todo sea expedito y para ello los trabajadores resultan vital.