A Claudia y Orlando, unos quinceañeros camagüeyanos, sus padres los dejan ir al Bosque Tecnológico, porque saben que ahí todo es sano y no ocurrirá nada. “Se pasarán el día en lo que a ellos les gusta: con el celular en la mano o frente a una computadora”, piensan muchos progenitores.
Sin embargo, lo cierto es que allí se hace mucho más que usar una tableta, celular o computadora; o pasar tiempo conectado a Internet. El Bosque, desde su fundación el cuatro de septiembre de 2016, primero de su tipo creado en Cuba, se ha ido consolidando como un espacio educativo para la juventud y la familia camagüeyana.
Buena sombra
Rectorado por los Joven Club de Computación y Electrónica (JCCE), como destaca Frank Echavarría Jiménez, subdirector provincial en comunicación institucional del organismo, la entidad cuenta con “servicios gastronómicos de cafetería y pizzería y la Wifi Etecsa, la cual tiene demanda. La idea era combinar tecnología, naturaleza y recreación en un ambiente saludable, instructivo y familiar con el acceso a todas las edades”.
Pero de todos los servicios disponibles, más de 40, actualmente ofrecen 13, entre los que destacan el tiempo de máquina, la navegación y correo, alquiler de locales, copia y gestión de información y de la Mochila, video conferencia mediante la red de Joven Club y la asesoría e implementación, copia e instalación de aplicaciones.
Estos últimos servicios, como apuntó el especialista, “son muy requeridos debido a la necesidad de asesoramiento para trámites en línea de certificados del MINJUS y pasarelas de pago como EnZona, Ticket y Transfermóvil”.
Son la opción ideal para ofrecer el acceso a la población a la tecnología desde la enseñanza, pero también el sitio al que acuden muchos estudiantes y jóvenes, como los seguidores de los animes, para reunirse y aprender. “La recreación sana, armonizando los fines recreativos con los educativos y a su vez, irradiar en el desarrollo sostenible de la ciudad, abarcando las zonas aledañas son algunos de los principales objetivos del Bosque”, aseveró Echavarría Jiménez.
Retos futuros
Aunque ya no son aquellos tiempos de bonanzas como en los inicios cuando contaban con 40 máquinas, ahora solo son siete, ellos siguen intentando promover el desarrollo, la captación y asimilación de tecnología de avanzada.
La ministra de las Comunicaciones, Maira Arevich Marín, en una reciente visita elogió la labor educativa de los instructores y los convidó a capacitar a más clientes en el uso de las herramientas digitales para el progreso de la bancarización.
Ante esto, como especificó Gretel González Áreas, subdirectora de informatización de los JCCE, desde sus unidades divulgan el uso de las diferentes pasarelas de pago, así como su utilización.
Y es que el Bosque Tecnológico, como confirma Echavarría Jiménez, “tiene grandes aspiraciones y retos futuros en el contexto de la transformación digital y para ello lo más importantes es un servicio con calidad”.
Ante las obvias dificultades de equipamiento, como añadió, ya trabajan en “diferentes líneas de acción para el desarrollo y crecimiento, pues nuestra aspiración es consolidarnos como un referente en la promoción y enseñanza de las nuevas tecnologías en la ciudad, ampliando la oferta de cursos y talleres que permitan a los usuarios adquirir habilidades en áreas como programación, diseño gráfico, robótica, entre otros.
“Para lo cual debemos fortalecer alianzas con instituciones educativas, empresariales y gubernamentales para impulsar proyectos conjuntos”.
El Bosque Tecnológico en Camagüey es mucho más que un área grande con wifi y computadoras, ellos buscan incidir en el desarrollo tecnológico de la provincia, fomentar la cultura digital y promocionar la innovación. Pero sin dejar de ser el espacio seguro para el empleo de las tecnologías y el centro educativo al que muchos quieren ir.