Los manifestantes interrumpen eventos no relacionados para exigir al mandatario demócrata que ayude a poner fin al genocidio de Israel en Gaza, que ya deja más de 26 mil víctimas fatales desde el pasado 7 de octubre, según fuentes palestinas.
La más reciente aparición de Biden, en Michigan, corrió igual suerte. Para algunos observadores fue desafortunado que el ocupante del Despacho Oval fuese a ese estado la víspera y no se reuniera con miembros la población árabe-estadounidense residente, buena parte de la cual está enojada por su manejo de la situación en la asediada franja costera.
El itinerario no lo llevó a Dearborn, donde ellos constituyen la mayoría de la población, ni incluyó ninguna reunión con líderes de esa comunidad, señalaron medios locales.
Incluso la congresista demócrata por Michigan Rashida Tlaib, una de las más fuertes críticas de la guerra en Gaza, no acompañó al presidente en el viaje.
Lo que realizó Biden fue un encuentro con una representación del sindicato United Auto Workers (UAW) para celebrar el reciente respaldo del gremio, aunque los manifestantes pro palestinos estaban ahí retenidos por la policía con escudos antidisturbios, reseñaron los reportes.
Esto saca a flote los desafíos que enfrenta el gobernante en un estado clave en las elecciones de noviembre y donde existe, además, la mayor densidad de árabes estadounidenses del país.
La semana pasada un grupo de mujeres hizo huelga de hambre frente a la Casa Blanca para demandar que ni un niño más muera en Gaza por las armas de Israel, provenientes de Estados Unidos y además, un discurso de Biden sobre el aborto en Virginia tuvo que pausarlo ante las consignas de marras.
Lo mismo sucedió cuando hablaba en una iglesia afroamericana de Carolina del Sur y en el evento de la UAW en esta capital, a donde fue recibir el respaldo a su campaña y halló el recordatorio aún no escuchado.
Por su parte, el Centro de Derechos Constitucionales emitió un comunicado en el que subrayó que un juez federal determinó que Israel está participando de manera plausible en el genocidio del pueblo palestino en Gaza.
Pero concluyó que Estados Unidos está proporcionando “apoyo constante” a los ataques masivos contra civiles palestinos en contravención del derecho internacional.
Ese fallo siguió a una reciente sentencia histórica de la Corte Internacional de Justicia, que también declaró que el gobierno israelí estaba implicado en un genocidio del pueblo palestino en Gaza.
En diciembre, el presidente admitió que la opinión pública internacional se vuelve contra Israel, cuya guerra declarada al Movimiento de Resistencia Islámica Hamas en Gaza el 7 de octubre sobrepasó las 26 mil muertes, de acuerdo con la actualización de fuentes palestinas.
A lo largo de este tiempo, Biden expresó que el apoyo de su “administración a la seguridad de Israel es sólido como una roca e inquebrantable”. “Seguiremos proporcionando ayuda militar a Israel hasta que se deshagan de Hamas, pero tenemos que tener cuidado, ellos tienen que tener cuidado”, dijo el gobernante.
La opinión pública de todo el mundo -subrayó- puede cambiar de la noche a la mañana, no podemos dejar que eso ocurra. El respaldo a Israel no es nuevo. Estados Unidos envía cada año miles de millones de dólares en ayuda militar a ese país.
Datos de los departamentos de Defensa y Estado arrojan que desde 1951 hasta 2022 la ayuda militar estadounidense a Israel superó los 225 mil 200 millones de dólares a precios actuales. Algunas encuestas ya hacen notar el disgusto entre sectores de la población que fueron claves para Biden en 2020, como los jóvenes.
Las protestas también tocan a los miembros de su gabinete. La vicepresidenta Kamala Harris le entorpecieron su gira por las libertades reproductivas en San José, California, con el ya constante “Cese el fuego en Gaza”.
Mientras decenas de personas se instalaron con carpas ante el domicilio del secretario de Estado, Antony Blinken, en las afueras de Washington con carteles y consignas a favor de Palestina.
Washington DC ha sido testigo, igualmente en los últimos tres meses de masivas marchas y para algunos observadores este inquietante ambiente en nada favorece al demócrata que al llegar a la mansión ejecutiva dijo que restauraría el alma de la nación y lucharía por la unidad y la paz.
Al parecer las promesas, a veces, son difíciles de cumplir.
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