Una nueva guerra se inició en Ucrania, la falta de soldados para combatir, como síntoma inequívoco del momento que vive el país luego del fracaso de la contraofensiva del pasado año, que crea incertidumbre y pánico entre las principales oficinas del Gobierno.
No lo dicen las autoridades rusas, sino la prensa europea que durante casi dos años intentó convencer a la opinión pública internacional del destacado rol de las tropas ucranianas, repitiendo hasta el cansancio que era, “en favor de la democracia, del mundo libre y contra el peligro ruso que amenaza a Europa”.
A inicios del enfrentamiento y durante sus visitas a Parlamentos, la OTAN, la Unión Europea (UE) y otros importantes centros de poder en Estados Unidos, Canadá y Europa, el mandatario ucraniano era recibido como un héroe de nuestros tiempos.
Sobre todo, con ovaciones cuando reiteraba que en esta confrontación militar pelearía hasta el último de los ucranianos y parece que ahora le resulta muy difícil reclutar a nuevos ciudadanos para ir al frente de batalla.
Ya se habla de contradicciones que cada vez son más evidentes con la cúpula militar, de opiniones en su contra de políticos y personalidades ucranianas y lo más preocupante, que se ha quedado sin soldados jóvenes y hace lo imposible para mantener tropas en las trincheras, con el fin de lograr más ayuda.
Falta de carne de cañón en el frente
Bajo la presión de los gobiernos de Estados Unidos, la OTAN y la UE, los mandos ucranianos enviaban a sus soldados a una muerte segura contra las líneas de defensa rusas, tratando de lograr el más pequeño éxito de la contraofensiva.
Se puso en evidencia que el potencial de movilización se agotó, por lo que las autoridades pretenden utilizar hasta los representantes de grupos étnicos, enfermos, mujeres y hombre con más de 40 años.
Según fuentes ucranianas las medidas de movilización incluyen a las minorías nacionales, la que sería una de las principales fuentes de reposición, ya que su reclutamiento masivo provocará protestas en todo el país.
Además los dirigentes y la opinión pública de Bulgaria. Hungría, Polonia, Rumania, Turquía y otros países no verían con buenos ojos que se envíe a una muerte segura a miles de sus compatriotas.
Mucho más cuando las autoridades ucranianas pretenden utilizarlos en las partes más difíciles del frente, minimizando las pérdidas de ucranianos en los ataques sin resultado a la defensa rusa.
Ya se ha denunciado el envío de grupos étnicos minoritarios de Ucrania a las zonas más calientes del frente de batalla sin las armas ni el entrenamiento necesario. Ejemplo, los húngaros asignados a las 128 brigada separada de asalto a la montaña y a la 101 brigada separada de defensa territorial, las que llevan a cabo tareas de combate en las zonas más difíciles del teatro de guerra.
Evasores no del servicio militar, sino de la muerte
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, por sus siglas en ucraniano) informó en enero de la desarticulación de nuevos esquemas para eludir la movilización y viajar ilegalmente al extranjero, lo que no es nada nuevo.
Lo planes incluían el envío de reclutas a un país vecino de la UE por «pistas forestales», falsificar los reconocimientos médicos indicando la presencia de diagnósticos graves y un empleo «oficial» en el extranjero o una carrera universitaria en Europa.
En Ucrania sigue en vigor la movilización general, que prohíbe salir del territorio a los hombres aptos para el servicio militar. Según el ministro del Interior, Ígor Klimenko, alrededor de 9 mil casos de evasión de la movilización son investigados.
En este sentido, el diputado Vadim Ivchenko anunció que en enero se presentará en la Rada Suprema un proyecto de ley que permitirá reclutar a ucranianos que residen en el extranjero. Pero ¿cuántas personas se hayan en esa situación?
El eurodiputado estonio, Jaak Madino, dijo en enero que la Unión Europea debería repatriar a los aproximadamente 800.000 ucranianos en edad militar que escaparon de su país hacia los Estados miembros del bloque comunitario
Llama la atención el cambio editorial de la gran prensa, que ahora solo habla de una guerra no anunciada de Rusia contra Europa y del terror que espera a todos los europeos. Es decir, miedo, mucho miedo, para que sus gobiernos sigan utilizando los recursos de cada país como quieran sin ser cuestionados y así aumentar la histeria belicista existente.