Los que quieran visitar la exposición Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923): Las obras del Museo de La Habana en el centenario de su muerte, que reúne en el edificio de Arte Cubano un conjunto significativo de piezas del gran pintor español podrán hacerlo hasta este fin de semana.
La muestra, curada por Manuel Crespo Larrazábal, especialista principal de la muestra española del Museo, ofrece una visión privilegiada de los extraordinarios aportes de Sorolla al arte del tránsito entre los siglos XIX y XX… y más allá de la península ibérica, pues estamos hablando de un artista de proyección universal.
Cuba tiene el privilegio de contar con una de las mayores y más valiosas colecciones fuera de España de la creación pictórica de Sorolla. Recorriendo esta exhibición se pueden apreciar varias etapas de un trabajo perfectamente identificable.
Para muchos, Sorolla es el pintor de la luz, y su recreación de la iridiscencia de las costas y los campos captó el espíritu de un paisaje que es mucho más que geografía.
Este miércoles, el Museo organizó una visita guíada por la exposición, a la que asistieron estudiantes de arte y público en general. Y allí se propició un acercamiento a los procesos restauradores de dos piezas del pintor valenciano, La niña de las uvas y Gitana.
Los jóvenes restauradores Ernesto Pérez del Río y Anabel Suárez Segura explicaron las singularidades del trabajo de preservación de estas obras, que se realizó cumpliendo con estrictos protocolos.
La Habana es una de las grandes plazas del arte de Sorolla en el mundo. Y el Museo Nacional de Bellas Artes es el espacio privilegiado para acercarse a ese patrimonio. Quienes no tengan tiempo de visitar la exposición hasta el domingo, todavía tendrán la oportunidad de apreciar algunas de estas obras en la sala de arte español de la institución.