«A la tecnología no le puedes preguntar dónde le duele ni qué le pasa. Tenemos que apoyarnos en mediciones de presión, temperatura, flujo… De ahí uno comienza a pensar en dónde está el problema y cuando ya lleva algún tiempo siente que la tecnología te lo dice».
Tal ritual de diálogo analítico con la maquinaria le ha valido a Juan Carlos Peña Céspedes ser un ingeniero mecánico del sector eléctrico con reconocido prestigio a nivel nacional en el campo de la innovación, nada menos que en la Central Termoeléctrica «Lidio Ramón Pérez», de Felton, en Holguín, en la que lleva 24 años de trabajo.
«Uno como ingeniero tiene retos y el deseo de aplicar la teoría que ha aprendido, y entonces por ahí comienza la tarea del innovador: aparecen los problemas tecnológicos y hay que darles solución, y usted está en el medio de esos problemas y comienza a trabajar, a aplicar lo que ha aprendido de la ciencia y la técnica», explica el mayaricero y despeja la clave de su ferviente labor innovadora.
Decenas de investigaciones conforman su historial de anirista, pero hay seis que de manera particular marcan su carrera. Con ellas ganó en 2023 uno de los Premios al Innovador de Mayor Impacto Económico y/o Social que entregara la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir).
Se trata de un compendio de trabajos realizados a partir del año 2019 que permitieron posteriormente en 2021 la puesta en marcha del Bloque 1 de la «Felton», que desde el 2016 había sufrido una grave avería y estaba fuera de funcionamiento.
En más de 25 millones de pesos está valorado el aporte económico de esas innovaciones, sin embargo, más allá de datos numéricos, a Juan Carlos le gratifica saber que sus desvelos se revierten en electricidad para el país.
Por eso el Especialista A en Explotación de Centrales Eléctricas cuenta con pasión sus innovaciones, sobre todo la de recuperación y montaje de las placas tubulares del condensador principal de la Unidad 1, trabajo que considera el más importante de todos.
Narra que para la rehabilitación del bloque habían llegado del extranjero las placas del condensador, que son básicamente el soporte de los tubos de ese intercambiador de calor, pero sucedió que no vinieron con las características necesarias.
Así que «en ese momento lo que se sugiere cuando las revisamos es que hay que devolverlas. Pero regresar esa producción representaba unos seis meses más de demora en la entrada de la Unidad 1. Entonces nos dimos a la tarea de hacer algunas reparaciones sobre las placas para hacerlas intercambiables y poderlas utilizar», cuenta.
Juan Carlos lideró el equipo que acometiera tamaña labor y continuó innovando en otras aristas del bloque, de manera que demostró «que hay partes del generador de vapor o sea la caldera que se pueden reutilizar» como los cabezales de algunas paredes.
Asimismo figuran entre sus descubrimientos el cálculo de espesor óptimo de aislamiento de conducto de gases a chimenea y la modificación del esquema de soplado y recálculo del factor dinámico para la limpieza de tuberías y agregados de la caldera 1. Temáticas enrevesadas para quienes no tenemos que ver con el mundo de la mecánica, pero bien entendibles cuando se traducen en luz para los hogares.
Cabe destacar que varias de las innovaciones premiadas el pasado año se efectuaron sin la importante asistencia técnica extranjera, teniendo en cuenta que se trataban de implementos adquiridos fuera del país.
Asimismo entre sus beneficios se contemplan el ahorro de recursos financieros por no tener que importar partes y piezas para las labores de mantenimiento, y también la preservación de productos como lana mineral, chapa galvanizada y tornillos.
Mientras argumenta sobre su vida profesional, Juan Carlos señala que un innovador debe seguir por siempre apegado a los libros y en el caso de pertenecer al mundo de las centrales eléctricas estar bien ceñido a los principios físicos para que las innovaciones tengan confiabilidad y durabilidad.
Así lo hace siempre y la obra resultante es gratificante. «Tuve la dicha de trabajar en una central que representa alrededor del 20 por ciento de la energía que se sirve en el país, una central grande, que me ha dado la posibilidad de lidiar con problemas también importantes.
«Mi vida no se puede concebir fuera de esta industria. Mi familia lo sabe. Siento orgullo cuando hablo de termoeléctrica, siento orgullo cuando mi planta puede llegar a lo que acabamos de lograr recientemente, un récord de generación de 213 días en línea, que quienes conocen de electricidad saben que es algo grande».