Este 19 de diciembre la otrora Estación de Pastos y Forrajes, de Las Tunas, cumplió el aniversario 54 de su fundación y el colectivo está inmerso en un fuerte movimiento, que ya rinde frutos y la proyecta como indispensable aliada de la ganadería en esta provincia del oriente cubano.
La institución, ahora denominada unidad científica técnica de base (UCTB) Pastos y Forrajes Las Tunas, por su ingreso al entramado empresarial, hace unos seis meses deshizo la pereza y vuelve a los campos con interesantes propuestas a la recuperación ganadera.
Esta unidad es parte de un sistema científico-técnico ideado por el Líder Histórico de la Revolución, Fidel Castro Ruz, en los primeros años de la década de los sesenta del pasado siglo que incluyó centros de investigación como la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey (1962), el Instituto de Ciencia Animal (1965), y la Empresa Pecuaria Niña Bonita (1968).
El impacto de la pandemia
Parecía que esta entidad no sobreviviría al impacto de la pandemia de la COVID-19, que la dejó maltrecha, con diagnóstico reservado y augurios de desintegración.
El efecto del microscópico virus, con fuerza de gigante, detuvo los ímpetus de un grupo de este defensor encargo de Fidel y con prestigio en la nación y en la arena internacional.
Pasados casi tres años del control de la enfermedad, la UCTB no daba signos de alivio: “Estaba en bancarrota, las deudas sobrepasaban los 300 mil pesos y hacía cinco meses que no se pagaba el salario a los trabajadores”, afirma el actual director, Eugenio Góngora García.
Eugenio es un líder natural y amante empedernido del buen hacer, de la investigación y la ganadería, quien tras 48 años de trabajo vinculados con esa rama se jubiló, y ante el llamado del Ministerio de la Agricultura y del Instituto de Pastos y Forrajes aceptó el reto, que le permite socializar sus saberes a un universo que trasciende la institución.
Los campos de experimentación, los bancos de semillas, las cercas perimetrales, las instalaciones de cobija al ganado… y hasta las especies animales que atesora en sus extensas áreas de ensayo añoraban cambios y el fin de la fluctuación de sus especialistas e investigadores.
Y la transformación comenzó hace seis meses con el trabajo mancomunado de las direcciones administrativa, sindical y del núcleo del Partido lideradas por Eugenio, para bien de su colectivo laboral y el futuro de la ganadería, entendida ahora como un compromiso irrenunciable con Fidel, cuyos desvelos por esta rama y su legado Eugenio ha aprehendido y transmitido a sus subordinados.
“Por orientaciones de Fidel fueron fundadas 15 microestaciones de pastos y forrajes en Cuba —así se denominaban entonces— y hoy solo quedan funcionando cinco”, lamenta porque reconoce cuánto pueden aportar a la sostenibilidad de estas producciones vinculadas directamente con la alimentación del pueblo.
La magia del trabajo
“No hicieron falta ni fortunas ni recursos importados ni procedentes de otros territorios. Teníamos y tenemos en los hombres y mujeres que decidieron permanecer en sus puestos la reserva fundamental”, enfatiza Antonio Quevedo Montero, al frente del capital humano.
Antonio confirma optimista ya que han detenido la fluctuación laboral y han rescatado a algunos de los investigadores que hicieron historia y estuvieron orgullosos siempre de ser parte de este colectivo.
Por su parte, Eugenio resalta que la estrategia para resolver los problemas se sustenta en retomar viejas, pero buenas prácticas, que distinguieron por casi cinco decenios el desempeño en esferas relacionadas con la investigación científica, la prestación de servicios y el extensionismo agrario mediante proyectos, el encadenamiento con la Universidad y la revitalización de convenios con los organismos relacionados con el quehacer laboral.
“Claro, dice, la primera tarea fue rescatar la imagen; convencer a los trabajadores de la importancia de su labor y el compromiso contraído con el legado de Fidel y sus desvelos por la ganadería, y por encontrar en nuestros campos el sustento de la alimentación animal. Esos argumentos fueron suficientes para sumarlos al propósito, incluso con la incorporación de cuatro reconocidos investigadores”.
El presente y la proyección
“Ya las pérdidas económicas y las deudas de salario son cosas del pasado gracias a la reorganización de los servicios y a la diversificación de sus producciones; estimamos cerrar el año con más de 150 mil pesos de utilidades”, asegura Eugenio y refiere que las vacas en ordeño han aumentado la productividad de 4,8 litros por vaca a 9,3, y la venta de la leche aportó el 50 % del gasto total de salario, unos 49 mil pesos; y la participación en los proyectos que desarrolla la Universidad le reportó otros 35 mil pesos.
También comenzaron la introducción de colmenas para obtener miel, cuya comercialización llevará a las arcas divisas que propiciarán introducir otras mejoras.
Ahora la UCTB, adscripta al Instituto de Pastos y Forrajes, pone proa al desarrollo con el aumento de la vinculación con las bases productivas y retoman las propuestas de proyectos mediante los programas de desarrollo local y con la delegación territorial del Citma.
La suerte está echada. Los directivos y los trabajadores encontraron en lo interno las fortalezas para reponerse y vencer las amenazas a su supervivencia. Ya tienen la solución de sus problemas, y todos confían en que no habrá más retrocesos.