A propósito del trabajo publicado el pasado 24 de octubre sobre el rol de la sección sindical en la estabilidad de los colectivos, un lector Pedro Alvarez Cruz se refirió al papel que deben jugar como representante de los intereses de los trabajadores en las negociaciones con los empleadores y garantizar que sus derechos laborales sean respetados.
Esa responsabilidad, aseveró, incluye defender en el entorno laboral, la correcta aplicación de la política salarial, la garantía de condiciones de trabajo seguras y saludables, así como también promover la igualdad de oportunidades.
Sobre este el tema intercambiamos con varios trabajadores, algunos de ellos no ven a sus secciones sindicales como el espacio propicio donde se promueva la participación activa de los afiliados en la solución de conflictos y la generación de ideas que contribuyan al desarrollo laboral.
Una buena parte de los entrevistados considera que el movimiento sindical no quedó exento de los estragos que en el plano económico, laboral y social dejó la pandemia de la Covid-19, agudizados por el recrudecimiento del bloqueo.
Hay mucho que recuperar en el quehacer sindical, el cual deberá centrar la mira en lograr la participación activa de cada trabajador en el impulso de la producción, los servicios y la eficiencia en su radio de acción. Porque como reflexionara el lector:
“Las secciones sindicales tienen la oportunidad de fomentar la participación activa de los trabajadores y promover un diálogo constructivo tanto con la dirección de la empresa como entre los propios trabajadores (…) también pueden ofrecer programas de formación y capacitación para los trabajadores, lo cual impulsa su crecimiento profesional y mejora su desempeño en el ámbito laboral”.