La coincidencia de que los trabajadores Bancario y Azucarero celebren su día en la misma fecha no es obra de la casualidad.
Entre los primeros agredidos desde los el triunfo de la Revolución están los colectivos de esos sectores que sintieron directamente las agresiones que lejos de terminar se recrudecen en estos momentos.
El Banco Nacional de Cuba informa el 6 de febrero de 1959 que cabecillas batistianos depositaron en bancos norteamericanos 424 millones de USD robados, de los cuales no devolvieron ni un centavo.
Poco después, el 12 de febrero de1959, el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, deniega un modesto crédito solicitado por el Banco Nacional de Cuba para sostener la moneda cubana.
En el sexto mes de vida de la Revolución, concretamente el 24 de junio de1959, el Departamento de Estado norteamericano convoca una reunión para valorar por primera vez la supresión de la cuota azucarera cubana.
Un año después, en junio de 1960: Presidente Eisenhower decreta la reducción de 700 mil toneladas de la cuota azucarera cubana en mercado norteamericano.
El 16 de diciembre de 1960 el presidente Eisenhower suprime totalmente la cuota azucarera cubana para los primeros tres meses de 1961, pero el 31 de marzo de 1961 su sucesor John F. Kennedy la elimina por completo en mercado norteamericano para el año 1961 (3 millones de toneladas).
A través de esas agresiones pretendieron asestar golpes mortales a la economía cubana que dependía totalmente del mercado de los Estados Unidos, tanto en importaciones como exportaciones.
Los ingresos por la cuota azucarera en mercado norteamericano era prácticamente la única fuente de finanzas, pero también se cortó el suministro de petróleo y su refinación que estaba en manos de monopolios extranjeros.
Las medidas aplicadas con el fin de paralizar la economía buscaban causar descontento y confusiones en el pueblo, del cual fallaron al esperar que apoyara la invasión mercenaria por Playa Girón, derrotada en menos de 72 horas.
Todo lo que hicieron y hacen en los días de hoy, están basados en las ideas expresadas el 6 de abril de 1960 por el Subsecretario de Estado para Asuntos Iberoamericanos de EEUU, Lester D. Mallory:
¨La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva(…) el único medio posible para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) negarle a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”
Frente a esas pretensiones, los bancarios están firmes en el cumplimiento de sus tareas, entre las que sobresale la bancarización, mientras los azucareros, en las más difíciles condiciones, trabajan para restablecer la producción del dulce grano.
Hermanados en la resistencia y el enfrentamiento a las dificultades externas e internas, bancarios y azucareros celebran y brindan por la oportunidad de demostrar su patriotismo.
Acerca del autor
Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.
Muy bien: descriptivo el festejo bancario azucarero. Bancarios y azucareros suman sus contra medidas a la lucha contra otras nuevas distorciones surgidas al calor de la resistencia contra viejos y nuevos intentos revanchistas por asirse del poder político en Cuba. El sector bancario financiero responde con la bancarización. Los azucareros en los ingenios que quedan por restablecer la producción del dulce grano, por recuperar producciones. Todos abogamos por la imperiosa necesidad de eliminar el robo: de tiempo, de empoderamientos vacios, por no dilapidar recursos sin respuestas contables en la caja central del estado, tanto desde fuera asi como estando dentro del mismo Estado. Luchar por precisar al detalle el costo de cada producto producido en Cuba y, cuantificarlo, no solo en su forma numérica real para uso en buroes, sino también en su efecto de binestar general palpable y emotivo. Sin muestreos diferenciados, sino en reparticion de avance escalonado fluido en espiral ascendente, medible en el valor del peso cubano. Si es necesario auto acreditarnos (hacerlo sin vernos obligados por la imposiciones de bloqueo), hacerlo con la riquesa de nuestra materias primas tangibles, con ayuda de nuestra inversión más capital en educación y ciencias; lograr la reinovación dentro de las ya lmitadas condiciones de bloqueo imperial, sea para sostener la moneda cubana, o para reenergizar al cubano mismo. Recuperar nuestras cuotas azucareras bajo el mismo cálculo que hicimos para reducir los hierros y maquinarias descapitalizadas al compararlas con el nivel de la rápida reconverción de la industria azucarera en cuanto a costos y precios del producto final, el azúcar a escala mundial. Recuperar, superar los 3 millones de toneladas desdeñados en el consumo ínterno del Departamento de Estado norteamericano, por Eisenhower, por John F. Kennedy. Ellos como potencia nos apabuyaron, nos sustituyeron y lo superaron. Nosotros lo resistimos; y aún andamos detrás de nuestra requerida «superación creativa». Por suerte hoy nuestros ingresos no tienen como única fuente la antes dominada por la entonces cuota monocultora azucarera en el mercado norteamericano. Hoy, en territorio y escenarios yanquis se escuchan los discursos de otros quienes todavía se aferran a los pronunciados en épocas de los llamados «Lester D. Mallory», de quienes probaron y fracasaron con las cañoneras; de quienes ensayan golpes populistas de generación informática, los de sordera ante ruidos de audífonos conspirativos. También quienes siguen ensayando la emigración inducida selectiva, denigrantes para otras naciones del continente. Festejamos lo resistido; pero solo si no caemos en trampas triunfalistas sectoriales, grupales, empresariales, individuales de intereses que satisfacen las ferias; pero no llenan las alegrías cotidianas y mundanas, las más cercanas y terrenales, la menos exigentes, las que piden contar con una higiene ambiental ventilada y pacifica. Un atardecer junto a hijos y nietos liberados de obligaciones incorporados a rutinas de ver atardeceres en un parque, una cuadra una casa verdadera y habitable. Los más inquietos, los que gastan energía cuando más, lo que nos exigen no pasan un piruli o chambelona elaborados por un verdaderos maestros del azúcar nacional y; nosotros los más tranquilos solo pedimos a un banquero supremo con la verdad de su precio justo. Así se forja el apoyo más solidario y real el de las mayorias de todo género, color y edades. Gracias.