Cargando...Un incendio intencional dejó en ruinas al teatro de la CTC en aquel año de 1961, cuando estaba casi concluido. El movimiento sindical no se dejó intimidar por el acto terrorista y celebró la apertura de su XI Congreso entre las ruinas, acondicionando el escenario y con los delegados en sillas plegables.
El episodio acude al recuerdo al conmemorarse el aniversario 60 de la definitiva terminación del teatro que hoy lleva el nombre de Lázaro Peña el 3 de octubre de 1963, ocasión en que se clausuró el Séptimo Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos, en el que hizo uso de la palabra el Comandante en Jefe.
La reconstrucción fue posible porque después del sabotaje el Gobierno Revolucionario y el movimiento sindical se propusieron contar con un coliseo más grande y moderno a lo cual ayudaron organizaciones fraternales de diversas naciones: la antigua República Democrática Alemana contribuyó con un millón de dólares en equipos de iluminación entre otros elementos; los sindicatos checos aportaron el tapizado de las 4 mil butacas y el telón de fondo y una pantalla para cine; los trabajadores chinos facilitaron el gran telón de boca del proscenio y también cooperaron los sindicatos de la otrora Unión Soviética.
Pero esta historia comenzó mucho antes, desde que en 1940 en el segundo congreso de la organización proletaria se adoptó el acuerdo de constituir la comisión pro-edificio de la CTC, con un proyecto que buscaba la creación de un Palacio de los Trabajadores y un teatro donde se pudieran presentar espectáculos artísticos asequibles al pueblo.
Se precisaba recaudar fondos para la adquisición del terreno donde iban a ser erigidos, ocupado entonces por el desactivado Palacio de los Deportes, y antes por el Nuevo Frontón. En la campaña económica convocada con ese fin tomaron parte activa integrantes de todas las federaciones y para la construcción se movilizaron trabajadores de todos los sectores, que laboraron en jornadas voluntarias los domingos y días laborables después de las seis de la tarde, acompañados en diversas ocasiones por el propio Lázaro Peña y otros dirigentes sindicales. Los obreros también aportaron materiales para las obras adquiridos con parte de sus salarios.
Al producirse en 1947 el asalto a la sede de la CTC y la expulsión de sus legítimos dirigentes por la camarilla mujalista al servicio de la patronal y del imperialismo, se interrumpieron los trabajos que no se reanudaron hasta después del triunfo revolucionario.
En febrero del propio año de 1959, el Comandante en Jefe pronunció su primer discurso en el todavía inconcluso teatro, en la Plenaria de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros.
Desde entonces Fidel intervino o estuvo presente allí en más de 60 ocasiones en diversas actividades, como el histórico XIII Congreso de la CTC y la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas. La última de sus intervenciones fue en 1996, con motivo del aniversario 35 de la Campaña de Alfabetización.
El teatro ha sido sede además de variados espectáculos artísticos para disfrute del pueblo, como lo concibió Lázaro.
(Agradecemos la colaboración de la directora del teatro Gloria Esther Becerra Díaz para la redacción de este texto)
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …
