El gobierno de La Habana acaba de dictar una Resolución que actualiza las multas y medidas a tomar para quienes contravengan las regulaciones de la higiene comunal en la principal urbe cubana.
El tema podría parecernos muy capitalino, es cierto, pero las condiciones en que desde hace mucho tiempo está nuestra ciudad más importante ameritan que abordemos este grave problema de su limpieza y cuidado.
La elevación de los montos de las penalizaciones es, sin dudas, un punto clave de esta normativa provincial, para buscar que les duela en el bolsillo a los individuos o las entidades cuando agreden de ese modo el bienestar colectivo.
Las reacciones que hemos escuchado en general son de respaldo a la medida, pero también de dudas o escepticismo sobre su implementación y efectividad.
En el barrio donde vivo, por ejemplo, hemos sido testigos de indisciplinas reiteradas que no hallamos cómo atajar. Emplazan tanques de basura nuevo y les roban las ruedas; a veces hasta les prenden candela a los contenedores; se echan en los depósitos desechos que no son domésticos, en fin, la lista es larga.
Esas y otras acciones depredadoras recibirían ahora sanciones que superan los 2 mil pesos hasta los 5 mil pesos. Las hay también mayores o menores a esas cantidades, pero por ahí andan la mayoría de las multas.
Las propias dificultades con la inestabilidad en la recogida por parte de los Servicios Comunales agravan la situación y contribuye decisivamente a ese deterioro profundo de la disciplina social.
Se ponen tanques colectores en una esquina, y no hay cómo evitar que surja alrededor un micro vertedero —a veces casi macro—, por la imposibilidad de recoger diariamente los desechos.
Por eso muchas personas se preguntan cómo incrementar primero la efectividad y también la exigencia hacia las entidades que afectan la higiene y el ornato por el incumplimiento de sus funciones. Es cierto que eso también está previsto en la Resolución del gobierno habanero, ¿pero se aplicará? Y lo que es más importante, ¿surtirá efecto?
Las personas suelen actuar en correspondencia con el medio donde viven, y recuperar hábitos de convivencia como los que se asocian al cuidado de la higiene comunal requerirá de una labor sistemática y de largo tiempo.
Las multas elevadas hacen falta, pero no son la solución del problema. Entre otros motivos porque también habrá que conseguir que se apliquen y se cobren, lo cual es el cascabel difícil de poner, a ese gato arrabalero que constantemente nos enseña sus mugrientas uñas.
Son varios los cuerpos de inspectores con la potestad para imponer esas penalizaciones. Esas autoridades tampoco escapan a las dificultades de funcionamiento de otras entidades de subordinación local.
Para mayor desgracia, es muy raro que esos hechos vandálicos o de indisciplina social ocurran en los horarios en que podría haber algún inspector en la calle, lo cual obliga a pensar en la necesidad de otro tipo de procedimientos conjuntos con las fuerzas del orden, si se quiere que las nuevas multas y medidas no queden solo en el papel.
La situación de la higiene en La Habana es grave. Hay que acompañar las contravenciones y elevadas multas con otras medidas de mayor integralidad. Nos merecemos una capital que reluzca como su historia y su mérito.
Los inspectores de Santa Clara no le tiran al problema de la suciedad en la ciudad y en la perifieria, como tampoco en varios de sus municipios, recientgemente en un programa de Alta Tension de la emisora CMHW, dije que Santa Clara era la ciudad de los icro y macro vertederos y asi sigue y seguira , porque el gobinero no tiene la voluntad en resolver el problema.
Multas es la herramienta más eficaz, la más educativa. Conozco q las ciudades más limpias del mundo aplican fuertes multas por violar las normas de higiene y ornato y ese monto (de las multas) se destina a la limpieza de la ciudad. Por las buenas no se ha logrado nada, pues sea con las multas. Gracias por la medida tan efectiva. Mejor disuadir divulgando por TV lo q no se debe hacer, advirtiendo para q nadie diga q no lo sabía.
Pudieran actualizar que ha pasado despues de aprobarse las nuevas normas. Al menos yo veo igual la situación de la recogida de basura, el votar a deshora los desechjos solidos, la acumulacion de escombros donde quiera y es mas, en los ultimos dis, muchos latones plasticos volcados sobre la calle como parte de algunas acciones vandalicas en la zona de la Vibora. poco hacemos con aprobar normas que despues no tengan cumlimiento ni se exija a los responsables de hacerlas cumplir por ello. Gracias
Realmente las multas no resolverán todo el problema, pero es necesaria. En calle J e/ 28 y 29 Cojimar existe una fosa vertiendo hace más de 10 años sin solución por ningún factor, soluciones se han propuesto pero ninguna llega; luego por pedido del vecindario se solicitó acercar los contenedores de basura, pero, donde los ubicaron, al lado del vertimiento de la fosa. A todo se le suma los BUENOS E HIGIÉNICOS VECINOS que tiran sus jabas, carretillas, sacos y otros donde les place, ya no solo desechos sólidos del hogar ya van arbustos en demasía, desechos de autos, escombros y todo lo que se les ocurren; incluso momentos después que pasa el carro colector, de día o de noche; los vecinos llaman la atención pero nada de caso, llegando a la falta de respeto y para evitar males mayores ya casi nadie lo hace. Las ruedas de los contenedores ya fueron robadas de algunos de estos. Solo una pincelada del fenómeno, esperemos la efectividad de las medidas.
«Nuevas medidas para respaldar Reglamento del Ornato, la Higiene y los Servicios Comunales en La Habana».
_ Medidas, que no incluyen la responsabilidad, tocan el cascabel pero no tocan al gato sino al ratón.
Gracias.
Eso no es prudente ahora. La solución no está en las multas.
En la puerta del edificio hay un hueco, abierto para detectar una contaminación y sin cerrar. Al estar expuesto el tubo, se ha roto, y ahora cada vez que entra el agua se llena el huevo de agua, que pasa con toda esa suciedad al interior del edificio. Personas inescrupulosas o vándalos ciertamente han echado basura y latas, pero el origen del problema está en la falta de rigor y calidad en las acciones previas que competen a otras personas y organismos. Los vecinos, que hace más de 35 días que no podemos usar el agua nos preguntamos cuál será la fecha en que finalmente se controlará la contaminación, se arreglará el tubo, se cerrará el hueco y se clorará para poder finalmente usar el agua y tener un edificio y una cuadra higiénicos.