Cumbre del G77 y China: La innovación está en nuestra sangre

Cumbre del G77 y China: La innovación está en nuestra sangre

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“La tecnología es básica para que las personas puedan vivir mejor”, dijo con absoluta convicción el ingeniero Bruno Ramos, director regional para las Américas de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT).

 

Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

 

Desde esa responsabilidad acudió a la recién clausurada Cumbre del Grupo de los 77 y China, evento que contó además con la participación de otras once organizaciones, agencias y programas del sistema de Naciones Unidas, así como delegaciones de 116 países.

“La Cumbre estuvo totalmente conectada con los desafíos actuales”, afirmó en exclusiva con Trabajadores al evaluar la trascendencia del tema central de la cita: “Retos actuales del desarrollo: papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”.

El experto de la organización intergubernamental más antigua del mundo (creada en 1865), explicó que luego de la pandemia de covid-19 se entendió mejor que las tecnologías de información y comunicación no constituyen un objetivo en sí mismas, sino que son la base de la inclusión y el desarrollo económico-social de las sociedades contemporáneas.

“El desarrollo tecnológico debería conducirnos a una vida mejor. Eso siempre es posible”, apuntó. Si bien se han creado novedosas armas de guerra, también existen propulsores para llegar a la Luna, o procederes médicos que salvan vidas, apuntó. “Todo depende de cómo y para qué utilicemos los avances científicos”.

“Yo soy ingeniero, uso la tecnología de manera cotidiana, pero para otras personas acceder a ella ha representado la posibilidad de conectarse a la sociedad, de interactuar, y en ese sentido es básica para que las personas puedan vivir mejor”, enfatizó.

Habló con entusiasmo de Cuba, del alto nivel de sus profesionales e ingenieros, del rol que ocupa el país en la UIT y del impacto de la Cumbre del G 77 y China, cuyas sesiones tuvieron lugar “en el momento correcto”.

Ramos se refería con ello a que el evento antecedió la reunión de líderes mundiales prevista a celebrarse en Nueva York entre el 19 y el 23 de septiembre, en el contexto del 78º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

El experto consideró que la Declaración final de la Cumbre, consensuada por los 134 Estados miembros del G 77 y China, es ahora una herramienta “para la discusión con otros países”.

Reconoció que existe un círculo vicioso en torno al desarrollo, determinado de alguna manera por la brecha digital, cuya existencia determina que unos países tengan mayores posibilidades de prosperidad que otros. El asunto es que esa diferencia entre las naciones afecta globalmente: “Si no logramos impulsar el desarrollo mundial, todos nos quedaremos atrás”, recalcó.

La cuestión básica de cerrar esa brecha trasciende el acceso a las tecnologías, implica además contrarrestar la creciente divergencia que existe en torno al bienestar social y económico de las naciones del sur con respecto a los países del Primer Mundo.

 

Foto: Alejandro Acosta Hechavarría

América Latina y el Caribe ante la encrucijada

Al referirse a la situación específica de nuestra área geográfica y cultural, el funcionario ponderó fortalezas y oportunidades: “Tenemos una capacidad enorme para crear. La innovación está en la sangre de nuestra gente. Y eso es bueno”.

Ramos opinó que la cuestión es dar más oportunidades a los jóvenes y a las personas en situación de vulnerabilidad para que puedan contar con capacidad intelectual, recursos financieros y tiempo para la innovación.

“Yo divido la palabra innovación en dos: ideas nuevas y acción para concretarlas. No basta tener ideas, debe existir la posibilidad de materializarlas”, subrayó.

“Lo que necesitamos en América Latina y el Caribe son líneas de financiación para impulsar la explosión de actividades de ciencia, tecnología e innovación que tenemos. Los gobiernos tienen que pensar en políticas públicas para que las organizaciones, incluso las más pequeñas, puedan desarrollar esas buenas ideas”, razonó.

Insistió en aprovechar el impulso de la juventud: “Los jóvenes de hoy en día son digitales, el panorama de la región podría cambiar si invertimos en la educación de esa generación”, aseguró.

“La brecha digital tiene una estrecha relación con la capacidad de uso de las tecnologías. No basta, por ejemplo, tener cobertura digital y equipamiento. Latinoamérica cuenta, por ejemplo, con una tasa de utilización de redes sociales enorme, pero eso no se traduce necesariamente en desarrollo. Tenemos que lograr que los jóvenes se instruyan para que puedan crear aplicaciones prácticas a favor de la inclusión y el desarrollo económico”.

¿Amenaza u oportunidad para el empleo?

Uno de los asuntos abordado por varios oradores de la Cumbre del G77 y China fue el de la inteligencia artificial, asunto que hace apenas un mes fue evaluado también en una reunión internacional organizada por la UIT en Ginebra, Suiza: “El nombre del evento fue AIl for Good, cuya traducción al español equivale a Inteligencia Artificial para el Bien”, precisó.

“Hay varias formas de definir la inteligencia artificial, pero para nosotros una máquina que contesta preguntas no necesariamente es inteligencia artificial”, precisó.

“Mi visión es que cualquier tecnología puede utilizarse, siempre, para hacer el bien”, dijo al ser interrogado sobre las polémicas consecuencias de la inteligencia artificial en torno al empleo. En su opinión el impacto no será mayor ni diferente del ocasionado por el desarrollo a lo largo de la historia.: “En el año 2033 no tendremos los mismos empleos que existen hoy. Serán otros, cuáles, no lo sé. Pero los del 2023 tampoco son los mismos que aquellos con que contaba la humanidad en el 1923”.

“No importa dónde estemos en materia de desarrollo científico y tecnológico. Lo importante es asumir perspectiva de que, tal como defiende Naciones Unidas, nadie debe quedar atrás”.

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