La jornada de trabajo solo comienza después de izar la bandera cubana. “Es nuestro homenaje a los 17 caídos en el verano del año 2022 y a todo el que combatió el fuego en la Base de Supertanqueros”, confiesa con un nudo en la garganta Arnaldo Hernández Palomino, a cargo de la brigada de la Empresa de Mantenimiento del Petróleo (Empet) división Matanzas.
Un valor extraordinario alcanzó la tradición este 5 de agosto, a un año de la tragedia sucedida en la zona industrial matancera. Entonces, mientras la enseña nacional tomaba altura, también lo hacía el compromiso por entregar en tiempo el primer depósito en construcción, en el mismo sitio donde antes las llamas destruyeran una batería de cuatro tanques.
“Hay presión por terminar e ir recuperando la capacidad de almacenamiento de combustible. El país lo necesita”, reconoce Arnaldo Hernández.
Para Bárbaro Siska Viciedo, director de la Empet, se trata de avanzar ajustados al cronograma y en ese empeño, admite, mucho cuenta la experticia de soldadores, paileros y de los mandos. “Luego de certificada la base de hormigón, ejecutada por fuerzas del Ministerio de la Construcción, nuestra participación en esta primera etapa del tanque, nombrado 88, comenzó el 1.º de junio. Desde esa fecha esto es de campana a campana”.
De otra manera no podría ser. Junto con el estandarte como inspiración, también está el ejemplo de Radamés Ifante, otrora jefe de esta brigada hasta su fallecimiento a los 84 años en julio del 2021. “Nos legó sus conocimientos técnicos, pero sobre todo un especial espíritu de trabajo que nos acompaña siempre”, afirma Arnaldo.
De cumplirse el cronograma de 16 meses, para octubre del 2024 el tanque 88 será un hecho. “Hasta ahora vamos bien”, opina Yordany Reyes, ingeniero principal de la obra. “Lo importante aquí son los insumos, tener cada uno de los materiales y que cumplan con los requisitos de calidad exigidos para que nada nos pueda detener”.
Tanque adentro
Pieza clave son los soldadores en la construcción del tanque 88. La ruta crítica la definen ellos. Les toca unir decenas de planchas de acero. Para conseguir total efectividad la Empet utiliza a los mejores.
Solo el fondo del depósito se llevó tres kilómetros y medio de soldadura. “Lo peor aquí son las altas temperaturas. Crean un escenario muy adverso”, apunta Aresky Obrador Ruiz, jefe de obra.
Mientras él sigue hablando no logro tomar una sola foto. Mi teléfono Redmi también sufre las consecuencias de un sol despiadado. “Sobrecalentamiento, sobrecalentamiento”, asoma la alerta en la pantalla, al mismo tiempo que detiene su faena Yasiel La Guardia García. “De doce a tres de la tarde es cuando esto se pone bravo de verdad. El vapor de la soldadura unido con el sol y el calor dan la sensación de 40 grados”. Se bebe un pomo de agua y vuelve a la faena, sentado sobre la lámina de acero, que cubre con paños.
Estos operarios ocupan cuatro posiciones. Las planchas de la base se acoplan primero por una soldadura de penetración y luego toca la de revestimiento. En eso Ricardo Arnet es un maestro, según Aresky, satisfecho de cómo la escoria de ese tramo se levantó completa, en señal de perfección en la labor. Para ver el acontecimiento llega Yasiel, el más joven de todos. Un poco más distante está Agustín Plana Vaillant, también reconocido por su pericia.
No obstante la óptima reputación de este equipo de soldadores, de la confianza en ellos, eso no es suficiente. La calidad debe ser validada. El rol toca al inspector Roberto Rodríguez Álvarez, de la Empresa de Servicios Técnicos de Defectoscopía y Soldadura. “Las uniones deben estar sin defectos y las planchas ni levantadas ni deformadas”, detalla. “Lo mío es la revisión constante. Nada se puede escapar”, reitera el hombre con 30 años de experiencia en estos menesteres.
Dos en lugar de cuatro
En el espacio de los cuatro depósitos arruinados ahora serán solo dos. Eso posibilitará, por ejemplo, ganar en distancia, explica el director de la Empet. Otro cambio sustancial se dará en los cubetos, que estarán preparados para retener holgadamente la totalidad del combustible en caso de derrame.
Desde el inicio de la fase recuperativa hasta hoy todas las fuerzas han mantenido la intención de devolverle lo antes posible la vitalidad a la Base de Supertanqueros, y de convertir la terminal, y toda la zona industrial, en un sector económico suficientemente robusto, menos vulnerable y con una imagen más moderna.
Para ello se concibió una gran inversión con componente tecnológico el objetivo primordial de acompañar las operaciones de mayor seguridad como variable estratégica.
Responder al deseo de la dirección del país de que todo quede mejor que como estaba antes del siniestro, es brújula que guía las jornadas en Supertanqueros. Constituye también el mejor tributo a quienes perdieron sus vidas para salvar la nuestra, aseguró Yanlys Yanet Durant Gómez, secretaria general del Sindicato Provincial de Trabajadores de Energía y Minas.