¿Por qué hoy no se asegura el cumplimiento del Plan Económico? ¿Qué problemáticas advierte el asunto todavía? El siguiente comentario propone algunas aristas sobre el tema
Entre los medulares y quizás por cotidianos, a veces inadvertidos, “ASUNTOS PENDIENTES” a los que nos volcó la recién concluida novela cubana, estuvo el cumplimiento de los planes.
Sustento de una economía nacional que aspira a la asunción de la empresa estatal, cumplir el plan hoy en cualquier entidad cubana supone una meta de sacrificio y empeño, más no en muchos casos de estrategias o proyecciones.
Como en la novela, son pocos los colectivos donde el liderazgo de su administrativo compromete a los trabajadores a lograr tal sueño con empecinamiento sano detenidos en circunstancias y escollos particulares.
Y pienso en la necesidad de piezas de repuesto con destino a maquinarias y equipos, obsolescencia tecnológica, falta de materias primas por acceso no permitido a su mercado, y hasta limitación de recursos financieros para esa compra: todo y más producto de un bloqueo persistentemente feroz.
Sucede, las más veces (incluso en la novela) y para desventura de nuestra economía , que se evalúa si tal o mas cuál empresa es buena al cumplir o no sus planes productivos. De ahí todo lo demás brota incontenible y queda “sobreentendido” que en esa comarca todo “funciona bien” en lo sindical, lo político, el control interno y el ambiente laboral en general.
Bajo tales preceptos si la empresa cumple o sobrecumple cuánto planificó, es maravillosa, en tanto aquella que llegó a un 20 por ciento menos no es rentable y sus resultados de incumplimiento deprecian causas y/o cambios en la demanda por muchos inconvenientes ya antes mencionados.
En ese camino de errores se subestima que lograr ajustar las cifras aprobadas al plan real manifiesta idiomas propios a la estructura de cualquier entidad. Por sólo citar un ejemplo, en la Empresa Productora de Sal en Caimanera, la tenencia de ese vital condimento por más del 60 por ciento de la población en Cuba se garantiza desde una fábrica con más de 30 años de explotación y sin mantenimiento ni inversiones.
La idea de cumplir el plan se pierde cada momento cuando estas vivencias se repiten al interior de un colectivo; socavan el espíritu movilizador de la brigada más entregada y acrecientan el daño más prolongado a nuestro ansiado desarrollo.
Todo lo frustrado y deficiente dentro de una empresa atañe al cumplimiento de su encargo estatal: desde la salud o el problema personal de uno de sus trabajadores, hasta la grieta que hace años tiene el techo del almacén y de la que nadie se ha percatado.
El éxito que asegurará mayores rendimientos y mejores salarios individuales depende de hacerlo bien en cada rol, con la calidad y eficiencia de cada puesto y la proyección ajustada a una meta que produce satisfacción y victoria.