A continuación, el discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la III Cumbre CELAC-Unión Europea, efectuada en Bruselas, Bélgica.
Excelentísimos jefes de Estado y de Gobierno;
Excelencias:
En 1999, con grandes expectativas, acordamos avanzar hacia una Asociación Estratégica entre América Latina, el Caribe y Europa. Una evaluación honesta concluiría hoy que, fuera de los discursos y los sueños, tal Asociación Estratégica prácticamente no existe.
En todo este tiempo América Latina y el Caribe no han sido una real prioridad para la Unión Europea, y una clara demostración son los ocho años transcurridos sin que se realizaran cumbres.
Vivimos hoy profundos cambios a nivel global, de grandes riesgos y desafíos pero también de oportunidades. Creo firmemente que podemos y debemos construir mejores relaciones, más justas, equilibradas, solidarias y cooperativas, para mejorar la vida de nuestros pueblos.
América Latina y el Caribe ya no es el traspatio de los Estados Unidos. Tampoco somos antiguas colonias que requieren consejos, ni aceptaremos que se nos trate como simples suministradores de materias primas.
Somos países independientes y soberanos, con una visión de futuro en común. Construimos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), como voz unificada y representativa de nuestra unidad en la diversidad.
La expoliación colonial y el saqueo capitalista convirtieron a Europa en acreedora y a América Latina y el Caribe en deudores.
Las políticas financieras de la Unión Europea siguen imponiendo barreras al desarrollo de nuestra región. Se requiere –como se ha planteado aquí por varios– una reforma integral de la arquitectura financiera heredada de la Guerra Fría y de Bretton Woods y buscar soluciones al grave problema de la deuda externa, que hemos pagado varias veces.
Tenemos que discutir a fondo las cuestiones relacionadas con la migración. Alarman la proliferación de los discursos de odio, la intolerancia, las políticas excluyentes y xenofóbicas para enfrentar el creciente flujo de migrantes de países del sur.
Nos preocupa la insistencia en reemplazar el compromiso con la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional por un llamado orden internacional “basado en reglas” que no han sido negociadas y mucho menos acordadas por todos los Estados.
Deben respetarse, en toda circunstancia, los principios de igualdad soberana y de no injerencia en los asuntos internos de los Estados. El respeto al derecho inalienable de cada país de decidir su propio sistema político, económico y social, sin imposiciones de pretendidos paradigmas culturales, democráticos y de derechos humanos, debe primar en nuestras relaciones.
La única alternativa al actual desorden internacional es un orden mundial más cooperativo, justo y solidario.
Distinguidos participantes:
Una relación entre iguales debe basarse en el diálogo respetuoso y honesto, dejando las amenazas e imposiciones.
Reunirnos hoy es un paso positivo que debe traducirse en acciones concretas para revitalizar y fortalecer nuestros vínculos en áreas de alta prioridad como el enfrentamiento al cambio climático, la seguridad alimentaria, el financiamiento al desarrollo, las transferencias de tecnologías, las energías renovables, la transformación digital, la investigación científica y la innovación, el comercio y la inversión.
Agradecemos la sólida posición de nuestra región y de la Unión Europea en rechazo al recrudecido bloqueo impuesto por los Estados Unidos contra nuestro país por más de 60 años y a la inclusión de Cuba en la fraudulenta y unilateral lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo.
La positiva implementación del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la Unión Europea y Cuba nos confirma que sobre bases de reciprocidad y sin injerencias es posible construir espacios en beneficio común, con respeto por nuestras diferencias.
Aspiramos también a tener una declaración fruto de esta cumbre.
Recordamos a José Martí y su magnífica advertencia sobre Nuestra América:
«Ni el libro europeo, ni el libro yanqui, daban la clave del enigma hispanoamericano. Se probó el odio, y los países venían cada año a menos. Cansados del odio inútil (…) se empieza, como sin saberlo, a probar el amor.»
Deseamos sinceramente que los resultados de esta III Cumbre contribuyan al necesario fortalecimiento de la relación birregional, centrándonos en lo que nos une para construir un futuro mejor para nuestros pueblos.
Muchas gracias (Aplausos).
(Tomado de presidencia.gob.cu)