San Salvador.- Andy Pereira no se cansa. Remata la pelota como si fuera la última. Se defiende, incluso cada saque lo piensa con exactitud. Sobre la marcha quita rivales del camino, despeja dudas y sueña en grande. En la final es un volcán en erupción. Sabe lo mucho que se juega y esperan de él.
Su montaña en la final es más que escarpada. Se llama Brian Afanador y ya lo azotó en la final por equipos.
Quiere “sangre” el cubano. Suda, grita, y a ratos festeja algún que otro punto. La batalla se extiende. Ruge el público y mucho más sus compañeros de selección. Ellos también juegan e impulsan.
Llega el tramo final. Andy se esfuerza y a ratos sufre. Los seres humamos somos así. Doma a su rival 4-1. Alza los brazos al cielo, se sube a la mesa y grita de felicidad junto con alguna palabrota de emoción en voz baja. Todos somos así. Cuba se lleva otro premio dorado. Todos valen y brillan, pero algunos como este, tienen un sabor especial…
“Cerré con broche de oro. Es un rival difícil, pero salimos a luchar. Por equipos sufrimos, ahora lo pensamos todo mejor con los entrenadores, vimos videos, analizamos su juego y se dio”, afirmó el campeón.
“Mis respetos para él. Ganamos por países, conocía de mi responsabilidad. Agradezco a Cuba por seguir nuestra actuación. Su apoyo también nos impulsó”.
el deporte tambien nos representa y sobre todo a nuestra juventud que viene con fuerzas rescatando la gloria de otros años pero en pleno siglo 21 viva cuba