El deporte cubano intentará dentro de pocos días volver a cincelar otro ejercicio de supervivencia competitiva. Los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, con sede en San Salvador, capital de El Salvador, acapararán las miradas y escrutinios no solo de la prensa especializada y los aficionados de nuestro país, sino también de buena parte de América, que sigue con interés los derroteros del movimiento atlético de la Mayor de las Antillas.
A suelo centroamericano asistiremos con una delegación de 504 efectivos para 371 pruebas, y no sería descabellado asegurar que la intención real será luchar por el segundo o tercer escaño, pues México cuenta con todas las papeletas para mantener su hegemonía, lograda en Barranquilla 2018, tras el dominio cubano de Panamá 1970 a Veracruz 2014.
Varios factores continúan azotando al deporte cubano. Las carencias económicas y el abandono de importantes atletas son obstáculos que obligarán a una mayor efectividad en finales, aferrarse a la objetividad y alejarse de triunfalismos que solo acunan decepción y dudas.
Históricamente nuestros atletas han demostrado una infatigable capacidad de superación. Ojalá en San Salvador 2023 esculpen otro ejercicio de superación.