Se asocia generalmente a Lázaro antes del triunfo revolucionario con las luchas obreras, sin embargo, su defensa de los trabajadores abarcó todos los sectores, como ocurrió con los músicos y cantantes.
Marta Valdés, guitarrista y cantautora narró que Tania Castellanos, la compañera en la vida de Lázaro, tuvo la idea, instrumentada por él, de juntarse y crear una modesta editora musical empeñada en no dejarse explotar por los mecanismos de mercado esencialmente enlazados con los abusos de los consorcios norteamericanos.
Marta calificó la creación de esta editora como “un capítulo excepcional en la historia de las luchas autorales en Cuba”, a la cual se sumaron desde sus inicios en la década de los cuarenta del siglo XX, figuras de la talla de César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Luis Yáñez, Ángel Díaz, Ñico Rojas, Adolfo Guzmán y la misma Tania Castellanos, entre otros.
La relación del líder de los trabajadores con los compositores e intérpretes fue muy especial, como narró Tania: “¡Qué sensibilidad! ¡Qué manera de unir lo social, lo político, a lo estético, lo económico, a lo artístico! Los muchachos del filin pedían orientación política a Lázaro. Él nos decía: ‘No hagan eso’, ‘quiten esa palabra’, ‘ese verso’, ‘no enfoquen ese tema así’. Por eso le debemos tantos buenos consejos a su lucidez. Eso está reflejado en muchas de las letras del filin… Bueno, por lo menos yo, le debo enormemente a su orientación en mis textos de las canciones (…) Eso sí, Lázaro era muy respetuoso. Nos revisaba el texto, pero con mucho respeto. A él debemos el sentido de clase que teníamos”.
Fue esta otra hermosa página de su preocupación por los trabajadores y dentro de la canción cubana, el interés por proteger la obra de los cultores de este género que significó una transformación en la manera de componer y de interpretar, vinculada por su nombre filin con la emoción y el sentimiento.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …