El diálogo abierto y respetuoso que en las últimas décadas han mantenido las autoridades de Cuba y la Unión Europea (U.E.) confirma la posibilidad de establecer, a pesar de las diferencias, nexos respetuosos de los principios de igualdad, reciprocidad y no injerencia que deben primar en las relaciones internacionales.
Con esas expectativas arribamos al III Consejo Conjunto Cuba-U.E. previsto a celebrarse en La Habana el próximo 26 de mayo, presidido por el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez Parrilla y por el Alto Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell Fontelles.
La cita servirá para evaluar cómo marcha la implementación del Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación (ADPC) aprobado en el 2016, marco regulatorio sobre el cual descansan los vínculos estables y mutuamente beneficiosos construidos hasta hoy.
El evento tiene como antecedente la reunión efectuada en La Habana el 2 de diciembre de 2022 (III Comité Conjunto) , en la que representantes diplomáticos de ambas partes “intercambiaron sobre el proceso de ratificación del ADPC, los resultados del tercer ciclo de diálogos políticos y sectoriales, que tuvieron lugar durante el periodo 2021-2022, así como sobre las relaciones de cooperación, comercio e inversiones y el impacto negativo que tienen sobre las mismas el bloqueo y la inclusión de Cuba en la espuria lista de EE.UU. de países que supuestamente patrocinan el terrorismo”, afirma nota divulgada por la cancillería cubana.
Durante su estancia en La Habana, Borrell cumplimentará un amplio programa que incluye encuentros con autoridades y representantes de sectores diversos de la sociedad cubana, así como visitas a instituciones beneficiadas por la cooperación o con potencialidades para ello.
Varios analistas han destacado la evidente “reaproximación de la U.E. a los países de América Latina y el Caribe” ocurrida en los últimos meses, y señalan como argumentos la visita del canciller del bloque europeo a varias capitales de la región y el realce concedido a la cumbre con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), prevista a celebrarse en Bruselas, Bélgica, entre el 17 y 18 de julio.
Un poco de historia
A pesar de la salud y robustez que exhiben los vínculos actuales de la nación antillana y el organismo europeo, estos no siempre fueron así. Entre el 1996 y el 2016 la relación estuvo lastrada por la llamada Posición Común. El principal abanderado fue el expresidente español José María Aznar, quien convirtió a Cuba en uno de los blancos predilectos de su postura retrógrada y ultraderechista.
“No haremos nada para fortalecer a Castro” decía retóricamente Aznar, cuando en realidad su estrategia buscaba articular al viejo continente con el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, sin tomar en cuenta que con ello limitaba también el libre accionar de las naciones miembros de la U.E.
Tras casi dos años de conversaciones y siete rondas de negociaciones, el 12 de diciembre del 2016, la Unión Europea anunció la derogación de la Posición Común y la firma del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (ADPC), que concedió un nuevo impulso a las relaciones bilaterales. Esta propuesta comenzó a hacerse efectiva a partir del 1 de noviembre del 2017 con la aplicación provisional de dicho marco regulatorio.
El ADPC consta de tres capítulos principales que versan sobre diálogo político, cooperación y diálogo sobre políticas sectoriales y comercio.
“Nos encontramos en un verdadero punto de inflexión en las relaciones entre la UE y Cuba. Juntos avanzamos hacia una asociación más estrecha y constructiva, que refleja los fuertes lazos históricos, económicos y culturales que unen a Europa y a Cuba. Mediante este nuevo acuerdo, la UE muestra su disposición a apoyar el proceso de modernización económica y social de Cuba, y espero que sigamos avanzando en nuestras relaciones bilaterales”, dijo entonces la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Federica Mogherini.
El ADPC favorece el diálogo político ampliado, una mejor cooperación bilateral, y propicia el desarrollo de acciones conjuntas en foros multilaterales, como es el voto en bloque de las naciones europeas para condenar, en Naciones Unidas, el bloqueo de EE. UU. a Cuba. Ha sido ratificado paulatinamente por todos los Estados miembros, sus parlamentos nacionales y regionales, solo resta Lituania.
Cuba estableció relaciones diplomáticas con la entonces Comunidad Económica Europea el 29 de septiembre del1988, y las mantuvo tras el cambio a Unión Europea efectuado en 1993. También sostiene nexos de similar estatus con los 27 estados miembros de la U.E.
La Unión Europea es el principal socio exportador y comercial de Cuba; aporta un tercio de los turistas que llegan al país y es el mayor inversor extranjero, fundamentalmente en los sectores de turismo, construcción, industria ligera y agroindustria.
Cooperación para el desarrollo
La representación de la U. E. en Cuba ha dicho que las estrategias de cooperación que aplican en la nación antillana son definidas a partir de “estudios de prioridad y diálogo entre los representantes del Gobierno de Cuba, la Comisión Europea y el Servicio Europeo de Acción Exterior, efectuados en el Subcomité de Cooperación que se realiza en el marco del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación”.
En los primeros 30 años de relaciones (1988-2018), la cooperación fue de 330 millones de euros (media anual: 11 millones de euros). Durante la primera década, esa ayuda estuvo orientada a lo humanitario y alimentario, con unos 8 millones de euros anuales como promedio. La segunda década estuvo marcada por la hostil Posición Común y el monto descendió a la mitad por año.
A partir del 2008, la cooperación tomó en cuenta los Lineamientos de la política económica y social trazados por el Partido Comunista de Cuba y se concentró en áreas definidas como prioritarias para el desarrollo del país, entre ellas la energía, el medio ambiente, la cultura y la modernización de la economía. A la vez continuaron apoyando programas de prevención y respuesta a emergencias humanitarias por desastres naturales; y crecieron los intercambios académicos, de expertos y de funcionarios públicos.
Tras la aprobación del ADPC el monto de la cooperación aumentó hasta unos 20 millones de euros anuales. Las autoridades europeas aseguran que mantendrán esa tendencia hasta duplicar tal cifra de cara al período 2021-2027.
Europa en La Habana
Instituciones cubanas, junto a la Delegación de la U. E. en Cuba y las representaciones diplomáticas de los Estados miembros se unieron para organizar, por primera vez, un programa multidisciplinario denominado el Mes de Europa que incluyó exposiciones, visitas guiadas, ciclos de cine, concursos, conferencias temáticas y recorridos por la herencia europea en La Habana.
El evento, desarrollado entre el 9 de abril y el 9 de mayo, tuvo importantes momentos en Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa, institución emblemática de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. La restauración de ese inmueble construido entre 1770 y 1791, así como la novedosa propuesta museográfica, contó con el aporte de fondos europeos de cooperación.
Entre las propuestas del conocido Palacio del Segundo Cabo para el Mes de Europa destacó el ciclo audiovisual Presencia europea en La Habana, con materiales que abordan la herencia polaca, irlandesa, francesa e italiana. Organizaron además Andares Por la huella europea en el Centro Histórico, con recorridos en los que el público pudo conocer detalles acerca de irlandeses franceses y gallegos que vivieron y trabajaron en los predios de la Oficina del Historiador. Hubo un concurso de relatos breves acerca de la eliminación de la homofobia, la transfobia y la bifobia; una miniferia para divulgar las oportunidades de estudios en los Estados miembros de la U. E.; y se premió la VIII edición del certamen infantil Dibujando Europa, que tuvo como tema La arquitectura cubana y europea.
Al Mes de Europa se sumaron los cines 23 y 12, Chaplin y La Rampa, con el Festival de Cine Europeo, que exhibió 14 filmes. Desde las artes plásticas llegaron las propuestas del artífice cubano Moisés Finalé (De Toulouse a La Habana); así como las muestras Memorias de Europa y Diversos, en el Palacio de los Capitanes Generales y en la Plaza Vieja, respectivamente.
La Ruta musical Europa-La Habana, por su parte, matizó la tarde del 14 de abril en las más importantes plazas del Centro Histórico con la ejecución de obras de compositores europeos (Maurice Ravel, Henry Pourcell y Johann Sebastian Bach) por estudiantes de la Cátedra de Música de Cámara del Conservatorio Amadeo Roldán.
La iniciativa tuvo una excelente acogida por parte del público y confirmó, una vez más, la vitalidad de la diplomacia a la hora de marcar el ritmo y la intensidad del abrazo entre países, culturas y pueblos.