Este martes Roberto Reyna Morell, trabajador de la UBPC La Yaya, perteneciente a la empresa Siboney, de Camagüey, cumplía 65 años, pero su mayor alegría no era eso ni la posibilidad de jubilarse, sino que este día recibía, también, la orden Lázaro Peña de III grado.
Él, junto a otros cuatro trabajadores procedentes del sindicato de Civiles de la Defensa, fueron agasajados en el salón de protocolo de la plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte, con la Orden Lázaro Peña de II y III grado, como parte de las celebraciones por el Primero de Mayo que se desarrollan en Camagüey.
Para Roberto, luego de más de 40 años en el sector, esta condecoración es un impulso a seguir trabajando. «Desde que empecé, dice, lo mismo sembré, limpié que coseché caña. Ahora, a lo que me dedico es a aportar en la diversificación de la unidad y cuido unos 20 cerdos, que garantizan la comida del comedor de los trabajadores. Pero lo importante es recuperar la caña para mejorar la economía».
En la jornada igualmente fueron reconocidos una treintena de hombres y mujeres y tres dirigentes obreros con la medalla Jesús Menéndez, la cual se confiere a trabajadores que hayan sobresalido en reiteradas ocasiones como vanguardias o destaquen como sindicalistas por 20 años y más.
Luis Lázaro González Mustafá es uno de esos abnegados. En más de 30 años en el sector del ferrocarril, este ingeniero mecánico ha encontrado en la innovación su razón de ser.
Actualmente dirige el comité de Innovadores de la UEB Talleres Ferroviarios y considera que «solo con la creatividad e inventiva de los trabajadores es que hemos podido sostener todos estos años un parque de locomotoras que no tiene suministro de piezas especializadas y es por eso y para todos esta medalla».
De igual manera piensa la licenciada en enfermería Liliana Gómez López. Para ella la Jesús Menéndez la impulsa a trabajar y es, a su vez, «un premio para cada una de las personas, vecinos, amigos, compañeros y familiares, que estuvieron apoyándome para ejercer mi profesión por 41 años».
Para el dirigente sindical Carlos Heber Ramírez Guerra asumir esta responsabilidad, indistintamente, desde 1967 y siempre en la Agricultura ha sido su mejor obra, la cual se corona con la medalla Jesús Menéndez. Según cuenta, el secreto ha estado en el sacrificio, en el vínculo constante con la base para saber los problemas, así como en la creación de una cohesión con la administración.
Cada año, en el marco de los festejos por el Día Internacional del Proletariado se hace una pausa y se aplaude y homenajea a cada trabajador que se ha entregado profesionalmente.