Entre otros atributos, ciertamente Yamilé Cisneros Sardinas es una mujer humilde. Más de una persona advierte de su sencillez y de ese actuar suyo de servir y apoyar a los demás.
A su quehacer como licenciada en Fisioterapia hay que agregarle su desempeño como delegada de la circunscripción 32, en la demarcación del Consejo Popular San Isidro, en el municipio de La Habana Vieja. De ahí su nominación (resultó seleccionada en los tres plenos de las organizaciones de masas del territorio) como precandidata, y ahora candidata para integrar la Asamblea Nacional del Poder Popular en su X Legislatura.
Para la joven de 38 años y madre de dos hijos, todo ello le parece un sueño. No obstante, al conocer su trayectoria y la de su familia resulta fácil comprender que lo alcanzado no es más que el fruto de una crianza, en un hogar donde el amor por la Revolución siempre ha estado presente.
Su abuela —Juana Lidia Coureaux Laporte, de 89 años— quien la crió desde pequeña, expresó con orgullo que su nieta proviene de una familia integrada y vinculada a los quehaceres de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
En ese ambiente creció Yamilé; en el de los trabajos voluntarios, la recogida de materias primas, la organización de las actividades, en la víspera de cada 28 de septiembre. La presidenta de su CDR, Yamila Arencibia, siempre valoró su disposición y cualidades y la estimuló para que aceptara ser delegada del Poder Popular.
Esas son las raíces que hoy no solo la enorgullecen, sino que confirman los méritos de una mujer que combina su trabajo como fisioterapeuta (especialmente con los niños) en el policlínico Tomás Romay con las labores propias de una comunidad que no está exenta de problemas sociales, dentro de los cuales la situación constructiva de las viviendas es uno a atender, un reclamo constante de la población.
Como mujer cubana, enamorada de su tiempo, Yamilé tiene muchos sueños y uno de ellos, precisamente, tiene que ver con el mejoramiento de las condiciones de vida de sus electores, muchos de los cuales presentan en sus hogares determinados problemas de tupición al elevarse el nivel del mar.
Comentó, además, que el gobierno municipal, del cual tiene todo el apoyo, lleva a cabo proyectos de atención con los niños y adolescentes, no obstante ella tiene entre sus propósitos crear alguno para dar atención a aquellos menores que no son bien atendidos por sus familias.
Por estos días —junto a Karla Santana Rodríguez y Lizette Martínez Luzardo, otras dos jóvenes también candidatas a diputadas por La Habana Vieja— ha tenido la posibilidad de realizar varios recorridos y compartir con vecinos y trabajadores.
“No solo hemos visitado lugares agradables”, aseguró, sino también, entre otros, han ido a un albergue aledaño a los Almacenes San José y al barrio de San Felipe, en áreas del Consejo Popular Tallapiedra, el cual merece una mirada particular por las problemáticas allí presentes, donde residen personas de muy bajos recursos.
Consciente de la responsabilidad que deberá asumir si resulta elegida, Yamile no le teme a los retos. Sabe que son muchos, pues como su nombre lo indica se trata del municipio más antiguo de la ciudad, con una historia legendaria.
Asimismo, reconoció la valía de quienes también integran el gobierno de La Habana Vieja, con gran trayectoria y experiencia. “Algunos de ellos pudieran estar hoy en mi lugar y, sin embargo, depositaron en mí la confianza para cumplir la honrosa tarea en el Parlamento”, subrayó.