El Secretario General de la ONU, António Guterres, felicitó a los países miembros de esa organización por haber concluido un texto que busca garantizar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional.
El instrumento jurídico, conocido como “Tratado de Alta Mar”, colocaría el 30 % de los océanos del mundo en áreas protegidas, regularía el acceso y el uso de los recursos genéticos marinos y destinaría más dinero a la conservación marina.
“Es una victoria para el multilateralismo y para los esfuerzos globales por contrarrestar las tendencias destructivas que enfrenta la salud de los océanos, ahora y para las generaciones venideras”, afirmó Guterres en un comunicado solo horas después de alcanzarse este sábado el acuerdo en la sede de la ONU en Nueva York, donde tuvieron lugar las negociaciones finales sobre el borrador del documento durante las últimas dos semanas.
El titular de la ONU sostuvo que el tratado es crucial para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación ambiental.
“También es vital para lograr los objetivos y metas relacionados con los océanos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal”, dijo refiriéndose al compromiso para proteger el 30 % de la biodiversidad del mundo, en tierra y mar para el año 2030 (llamado “30×30”), logrado en una conferencia de la ONU realizada en Montreal en diciembre pasado.
El acuerdo, adoptado por los delegados de la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina de Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional, constituye la culminación de una serie de conversaciones promovidas por la ONU desde el año 2004.
Tras señalar que la decisión de esta Conferencia se basa en el legado de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, el Secretario General elogió a todas las partes por su ambición, flexibilidad y perseverancia.
Guterres reconoció igualmente el apoyo crítico que en la consecución del Tratado de Alta Mar aportaron las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil, las instituciones académicas y la comunidad científica; y afirmó también que seguirá trabajando “para asegurar un océano más saludable, resistente y productivo, que beneficie a las generaciones actuales y futuras”.
Como se conoce, la “alta mar” comienza donde terminan las zonas económicas exclusivas de los Estados; y por tanto, no se encuentra bajo la jurisdicción de ningún Estado. Las grandes masas de agua salada que forman los océanos ocupan más del 70 % de la superficie de la Tierra, alojando el 97 % del agua que existe en nuestro planeta.
Los cinco océanos existentes (Pacífico, Atlántico, Índico, Ártico y Antártico) albergan millones de especies animales y vegetales, que se ven amenazadas principalmente por la contaminación marina que hemos ocasionado y continuamos causando los humanos.
Las consecuencias de la contaminación de los océanos son diversas, numerosas y, sobre todo, muy perjudiciales: pérdida de biodiversidad marina, acidificación de los océanos, aumento de la temperatura y disminución del oxígeno, cambios fisiológicos y muerte de organismos acuáticos, se encuentran entre los más nocivos efectos.
Según lo informado, el documento aprobado establece, por primera vez, mecanismos para la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales a modo de santuarios oceánicos. Entre otros, regulará la gestión y protección de áreas marinas necesarias para alcanzar el objetivo de protección del 30 % del océano para el 2030 y contribuir a conservar la biodiversidad y detener su pérdida, así como para luchar contra la crisis climática.
Además, regulará los recursos genéticos marinos, que cobran cada día mayor importancia para la alimentación y la medicina; la realización de evaluaciones de impacto ambiental, necesarias para multitud de actividades crecientes, como la instalación de energías renovables, explotaciones mineras o instalación de cables submarinos; y legalizará la creación y transferencia de tecnologías marinas.
Según se ha informado, la adopción definitiva del texto del Tratado se realizará próximamente, previa revisión por los servicios jurídicos de la ONU del documento antes adoptado, y su traducción a los seis idiomas oficiales de la máxima organización internacional.
Expertos opinan que, aún cuando el convenio está lejos de lo que muchos científicos y la sociedad civil hubieran deseado, se da un paso en la dirección correcta para la conservación y uso sostenible de la naturaleza marina, tras sortear enormes dificultades. Un gran paso, afirman, frente a la degradación del hábitat, la explotación insostenible de recursos, la contaminación, las especies invasoras y la emergencia climática.
Sin lugar a dudas, el Tratado de Alta Mar promete ser un elemento clave hacia la conquista de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en el año 2015, cuyo Objetivo 14 demanda: “Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos”.
(Con información de sitios web Noticias ONU, Ambientum y Efeverde)