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Las imágenes más hermosas y esperanzadoras de una Feria del Libro son las de los niños que leen. Ajenos al bullicio, sentados en los muros de la antigua fortaleza, concentrados en las páginas de un libro… leen. Es la metáfora perfecta de una utopía que se nos antoja posible: un país de lectores, que tiene que ser necesariamente un país mejor. La XXXI Feria Internacional del Libro, que hasta el próximo domingo 19 de febrero ocupa espacios en San Carlos de la Cabaña y el Centro Histórico de La Habana, ofrece numerosas propuestas al público infantil. Y a todos los públicos, pues esta es la convocatoria más abarcadora de la cultura cubana. Fiesta grande de la literatura y las artes.

 

Foto: Yuris Nórido

 

 

Homenajes

Cada feria es oportunidad de reconocer la obra de figuras esen­ciales de la literatura cubana, que reciben especial atención en colo­quios, presentaciones de publicaciones y acciones artísticas. La XXXI edición de la más abarcadora convocatoria cultural del país está dedicada a dos relevantes artífi­ces: la bibliógrafa Araceli García Carran­za y el escritor Julio Travieso Serrano.

Araceli García Carranza. Foto: Tomada de La Jiribilla
Araceli García Carranza. Foto: Tomada de La Jiribilla

No se puede contar la historia recien­te de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí ignorando los aportes extraordina­rios de García Carranza al conocimiento pleno de autores fundamentales del acer­vo insular.

En una labor silenciosa y ardua la Doctora en Filosofía y Letras ha ido re­uniendo noticias y valoraciones múltiples de Fernando Ortiz, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Elías Entralgo, Ramiro Guerra y Emilio Roig de Leuchsenring; y de obras, acontecimientos y procesos y etapas significativas, como la Guerra de Independencia de 1895.

Nótese la contundencia de los referen­tes; se comprenderá la importancia del trabajo de Araceli García Carranza para numerosos investigadores. Ella ha marca­do el camino, ha trazado una guía diáfana para estudios actuales y futuros.

Julio Travieso Serrano, Premio Nacio­nal de Literatura 2021, es uno de los más celebrados autores de la novela histórica cubana. Y en el ámbito iberoamericano es conocido sobre todo por una obra: El pol­vo y el oro, que salió a la luz en la década de los noventa.

 

Julio Travieso Serrano. Foto: Tomada de Cubarte
Julio Travieso Serrano. Foto: Tomada de Cubarte

Es la historia de una familia que de­viene, en buena medida, resumen la de una nación, Cuba. Porque al autor le inte­resa resaltar el componente esencialmen­te humano y familiar del itinerario de los pueblos: las gestas las protagonizan los hombres, y cada hombre es su estirpe.

La crítica ha señalado la contun­dencia formal de la novela, articulada a partir de las peripecias de seis genera­ciones de miembros de la familia Valle. El relato comienza en la colonia y termi­na en los primeros años de la Revolución triunfante.

Se explicitan varias contraposiciones: entre colores de la piel, condiciones socia­les, posicionamientos políticos, realiza­ciones personales… Todo se plantea desde una variedad de voces que remarca la co­ralidad y la polirritmia.

Con El polvo y el oro, Travieso se ins­taló en ciertos cánones de la literatura insular. La suya es una novela río, que se regodea en la pasión por contar.

 

Centenarios

La XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana resalta dos importantes cen­tenarios: el de la poeta Fina García Ma­rruz y el del investigador Antonio Núñez Jiménez.

 

Antonio Núñez Jiménez. Foto: Cortesía de la Fundación Antonio Núñez Jiménez
Antonio Núñez Jiménez. Foto: Cortesía de la Fundación Antonio Núñez Jiménez
Fina García Marruz. Foto: Archivo familiar
Fina García Marruz. Foto: Archivo familiar

Fina, fallecida el pasado año, es una de las más encumbradas voces líricas de la nación. Su poesía se ocupa de la intimi­dad del ser, en una proyección de matiza­dos acentos que deviene testimonio deli­cado de una época. Fina fue también una ensayista preclara y una comprometida investigadora de la obra martiana.

A Antonio Núñez Jiménez se le cono­ce como el cuarto descubridor de Cuba. Fue geógrafo, espeleólogo y arqueólogo, dejó también valiosas publicaciones, que ofrecen claves esenciales de los paisajes geográficos y culturales del archipiélago; y de otras regiones del mundo. Su compro­miso con la Revolución cubana se expre­só en sus muchas responsabilidades en el ámbito político y académico.

La Feria evocará hitos de los itinera­rios de estos dos grandes intelectuales. (Yuris Nórido)

 

Centro Histórico de La Habana, cuna de libros

 

En cuna de libros nació la Oficina del Historia­dor de La Habana. Con el tiempo ha contribui­do a custodiarlos, conservarlos y promoverlos en eventos como la Feria del Libro.

La primera Feria del Libro en Cuba fue en 1937, del 20 al 27 de mayo, bajo el auspicio del municipio de La Habana y la dirección de Emi­lio Roig de Leuchsenring. El evento tuvo un ca­rácter provincial y la sede fue la antigua cárcel de La Habana. Allí la Oficina del Historiador exhibió su incipiente y trascendente producción bibliográfica: los Cuadernos de Historia Haba­nera y los libros de Actas Capitulares, resulta­do del rescate y procesamiento de documentos que aún se conservan en el Archivo Histórico. El interés del público y de los expositores pro­pició que la experiencia se repitiera en los años siguientes.

Un lustro después adquirió carácter nacio­nal, y comenzó a ser dirigida y organizada por el Ministerio de Educación. Desde entonces se conoció como Feria Nacional del Libro. Sesionó de manera intermitente en los años siguientes y por última vez en el año 1955. Cada convoca­toria contó con la activa contribución del his­toriador Emilio Roig, quien siempre defendió la importancia de socializar cultura y saberes.

En 1982 Cuba retomó este tipo de evento y lo abrió a la participación foránea. Con el tiem­po, la Feria Internacional del Libro se ha con­vertido en el más concurrido de los aconteci­mientos culturales que tiene el país. La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana ha estado en cada edición, ya sea como expositora principal (Fortaleza de San Carlos de la Caba­ña), o como subsede de presentaciones, colo­quios y encuentros.

Este año la presencia del Centro Histórico será mayor, pues funcionará como sede por se­gundo año consecutivo. El programa ha previs­to actividades en el Centro para la Interpreta­ción de la Relaciones Cuba-Europa (Palacio del Segundo Cabo), en el Museo de la Ciudad, la Casa Víctor Hugo, la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, la Casa de la Poesía y el Co­legio Universitario San Gerónimo.

En la Plaza de Armas se ha emplazado una gran carpa para la comercialización y exposi­ción de libros; mientras la calle de Madera se viste de gala con presentaciones literarias dia­rias.

La Casa de la Poesía acogerá dos eventos del programa profesional (el Encuentro de Pro­motores de la Poesía y el de Jóvenes Creado­res); a la vez que la Casa Víctor Hugo será el espacio para intercambiar con los hacedores de publicaciones seriadas y medios digitales. En ese mismo sitio se presentarán los números más recientes de Opus Habana, El Sincopa­do Habanero y El Eco de las Villas, ediciones vinculadas a la gestión del patrimonio.

Estos días de Feria y libros transmutarán la rutina habitual del Centro Histórico, pero sus hacedores estarán felices de que la cohe­rencia siga marcando los derroteros de su pro­gramación cultural. (Yimel Díaz Malmierca)

 

La fiesta de todos

Otra vez la Cabaña es un mar de gente. Multitudes transitan por las callejuelas, forman filas frente a las librerías o los puntos de venta, descansan en las plazas sombrea­das. La Feria Internacional del Li­bro de La Habana es hace mucho tiempo la más popular de las pro­puestas culturales del país. Por su­puesto, sería muy cándido pensar que todos los que llegan hasta la vieja fortaleza vienen atraídos por el deseo de las novedades literarias. Muchos sencillamente van a pasar el rato en familia, a comer fuera, a comprar libretas, lápices de co­lores y chucherías… pero otros —y no son pocos— aprovechan las po­sibilidades de acceso a la literatura que ofrece la cita. Y sacan cuentas para que el presupuesto les dé, en­tre tantas y tan variadas ofertas. Hay precios para todos. Es cierto que un libro puede costar más de 500 pesos. Pero también hay libros —excelentes— que se pueden com­prar por menos de 20.

 

El panel sobre Gabriel García Márquez y Cuba contó con la participación de escritores, especialistas y artistas cubanos y colombianos. Foto: Yuris Nórido
El panel sobre Gabriel García Márquez y Cuba contó con la participación de escritores, especialistas y artistas cubanos y colombianos. Foto: Yuris Nórido

Ciertamente el afán mercanti­lista es notable en muchas áreas. Hay pabellones que parecen ven­dutas de ocasión, en los que se co­mercializa de todo… menos libros de calidad. Pero el lector enterado sabe dónde encontrar lo que bus­ca… o lo que le pudiera sorprender.

Lo que no ha sorprendido a na­die, asumiendo que Colombia es el País Invitado de Honor, es que el escritor más buscado sea Gabriel García Márquez. Las filas fren­te a los anaqueles que ofertan sus libros son largas. Y ya hay títulos que se han agotado. El extraordi­nario legado del escritor ha sido constantemente patrimonio vi­brante de cientos de millones lec­tores de todo el mundo. Y en Cuba sus seguidores son legiones.

 

Miles de personas acudieron este fin de semana a las instalaciones de la Fortaleza de San Carlos Leer es crecer de la Cabaña, una de las sedes de la Feria. Foto: Yuris Nórido
Miles de personas acudieron este fin de semana a las instalaciones de la Fortaleza de San Carlos Leer es crecer de la Cabaña, una de las sedes de la Feria. Foto: Yuris Nórido

Sobre el Gabo, tan cercano siempre, se ha hablado mucho por estos días en la Cabaña. Este sá­bado, por ejemplo, tuvo lugar un panel en la sala Guillén donde va­rios escritores, artistas y activistas cubanos y colombianos —entre los que estaba la ministra de las Cul­turas, las Artes y los Saberes de la nación sudamericana, Patricia Ariza— contaron anécdotas y va­loraron los estrechos vínculos del célebre autor con Cuba, su cultura e importantes figuras de las artes y la política, especialmente con su amigo Fidel Castro.

La Cabaña es un hervidero, y la Feria está en sus inicios. Queda mucho por delante.

Satisface que entre los que se marchan con bolsas llenas de con­fituras hay bastantes que se van cargados de libros. Y particular­mente felices andan los niños, que no pueden esperar a llegar a la casa y hojean los ejemplares en cual­quier sitio. El dinero que se invierte en buenos libros —mucho o poco— nunca será dinero malgastado. (Yuris Nórido)

 

Para satisfacción de sus muchos admiradores y como acto de lu­minosa justicia, el gran poeta Delfín Prats Pupo ya tiene en sus manos el Premio Nacional de Literatura 2022. En la sala Nicolás Guillén, donde tuvo lugar la ceremonia de entrega este viernes, Prats afirmó que su galardón tiene un valor insuperable y lo de­dicó a la patria. Fiel a la patria ha sido él, pese a los olvidos y las torpezas que con él se cometieron en el pasado. Su refugio y su sostén fueron la poesía y la bondad. Los lectores que no conocen su obra tendrán la oportunidad de encontrar varios de sus libros en esta edición de la Feria.

 

Foto: Omara García Mederos/ ACN
Foto: Omara García Mederos/ ACN
Foto: Omara García Mederos/ ACN
Foto: Omara García Mederos/ ACN

El sábado recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas la historiadora e investigadora Francisca Ló­pez Civeira, quien manifestó que el lauro recorre una labor que evaluó de compleja, útil y no pocas veces difícil. Y añadió que la socialización de la Historia se realiza en aras de que la obra llegue al pueblo a través de la construcción del conocimiento. Su obra es testimonio contundente de esa consagración.

 

La Habana de Carpentier

En el contexto de la Feria Interna­cional del Libro, la Oficina del His­toriador de la Ciudad de La Haba­na y la Fundación Alejo Carpentier han organizado la Ruta especial La Habana de Carpentier. La propues­ta rinde homenaje al intelectual cu­bano, recuerda el sexagésimo ani­versario de la primera edición de su novela El Siglo de las Luces, y el recién conmemorado centenario del inicio de las publicaciones pe­riodísticas del entonces joven Alejo Carpentier en la sección Obras Fa­mosas, del diario habanero La Dis­cusión.

La Ruta abundará en la obra na­rrativa y periodística carpenteriana, así como en la vinculación del inte­lectual con la poesía, las artes plás­ticas y el teatro. El recorrido contará con un guía central y en cada punto del camino se sumarán expertos-anfitriones que explicarán el víncu­lo del escritor con ese espacio.

La directora del Centro Hispa­noamericano de Cultura Yanelys En­cinosa expresó que el recorrido par­tirá el venidero 18 de febrero, a las diez de la mañana, desde la Funda­ción Alejo Carpentier, antigua casa de los Condes de la Reunión, y pa­sará por el Centro Wifredo Lam, el Palacio Marqués de Arcos, la Casa de la Poesía, el Palacio de los Capitanes Generales, las casas museo de Méxi­co y de la Obra Pía, entre otros es­pacios vividos de alguna manera por Carpentier o incluidos en sus obras.

El mundo del teatro y su repre­sentación simbólica están relacio­nados a la propuesta, participan los grupos Espacio Teatral Aldaba, dirigido por Irene Borges, y Cei­baobad. Ambos tienen el desafío de enriquecer el recorrido, así como hacer coherentes y amenos los casi 90 minutos del circuito.

Un momento especial será la puesta en escena, en la Casa del Be­nemérito Benito Juárez, de pasajes de La aprendiz de bruja, drama es­crito por Carpentier en francés. Los tres actos de la obra fueron publica­dos por primera vez en 1956. Años más tarde, en 1983, vio la luz su tra­ducción al castellano.

El cierre de la Ruta sucederá en la Plaza Vieja, donde se presentará un fragmento de la puesta danzaria La consagración de la primavera; así como el libro de Ediciones Ba­chiller, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Un camino hacia Carpentier, de Araceli García Ca­rranza. (Yimel Díaz Malmierca)

 

Fotos: Yuris Nórido
Fotos: Yuris Nórido

Disponible para descargar en formato PDF: Separata XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana

 

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