La más occidental de las provincias cubanas ocupa una posición geográfica que la hace especialmente vulnerable a tormentas tropicales y huracanes procedentes de la cuenca atlántica (océano, mar Caribe y golfo de México).
Cuando esos fenómenos climatológicos llegan a la zona —explicaron a colegas del periódico Guerrillero el Máster en Ciencias Juan Miguel Díaz Díaz y el especialista Pedro Enrique Montoro González— quedan retenidos por los anticiclones continentales que muchas veces les impiden subir hacia Norteamérica. Finalmente, al ‘escaparse’, cruzan sobre Cuba, o muy próximos, y dejan notables destrozos.
Solo en los últimos 10 años Pinar del Río ha sido azotado por 13 eventos de este tipo: 10 huracanes y tres tormentas tropicales. Esto representa una frecuencia anual de un huracán y 1,3 ciclones, afirmaron los expertos del Centro Meteorológico Provincial.
“Que no pase por aquí”
Al inicio de cada temporada ciclónica (junio-noviembre) y ante una alerta de ciclón, Wendy mira al cielo: “Que no pase por aquí”, murmura entre dientes, como en rezo perenne. En su memoria están nítidos los recuerdos del impacto ocasionado por los huracanes Gustav e Ike en el año 2008, que con apenas 10 días de diferencia entre uno y otro, dejaron más de 120 mil viviendas arrasadas, sobre todo en los municipios de Los Palacios y San Cristóbal.
La estación de Paso Real de San Diego, en Los Palacios, registró en aquella ocasión rachas de viento de 340 kilómetros por hora el 30 de agosto del 2008 (durante la trayectoria de Gustav) y fue el último dato colectado ese día, pues el mástil al que estaba anclado el instrumento voló quién sabe hasta dónde.
Esta vez Ian no escuchó los rezos de Wendy, su hogar quedó convertido en tablas y recuerdos. De nuevo la naturaleza ponía a prueba la resiliencia pinareña.
Deudas nuevas y deudas viejas
Reportes de la prensa local de mayo del 2022 refieren que para esa fecha aún quedaban unas seis mil viviendas afectadas por huracanes que pasaron por la provincia en las últimas dos décadas. El 27 de septiembre se sumaron más de 102 mil impactadas por Ian.
Aunque el punto de entrada fue el territorio de La Coloma las autoridades han informado que la mayor parte de los daños se concentraron en la cabecera provincial, así como en San Juan y Martínez, San Luis, Consolación del Sur, Viñales y La Palma.
Este huracán significó un retroceso en el proceso de recuperación urbanística de la capital provincial, en la infraestructura socioeconómica de todo el territorio y en el fondo habitacional —explicó el gobernador Rubén Ramos Moreno, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular—. También resultaron afectados los inmuebles del sistema de educación, de la salud y de los servicios, fundamentalmente electricidad, comunicaciones, abastecimiento de agua y viales.
Ochocientos mil metros cúbicos de desechos fueron colectados en menos de un mes gracias a las fuerzas combinadas de soldados y oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, trabajadores de empresas locales y de otras regiones que, junto a cientos de vecinos y voluntarios, se incorporaron a la recuperación.
Tres meses después el rostro de Pinar es otro. El campo ha recobrado el verde intenso, los retoños frescos van silenciando el dolor ocre de los árboles quemados por el viento; pero aún quedan demasiados hogares con sus interiores expuestos al sol.
Tras la última visita de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, informó Ramos Moreno que se habían solucionado el 17 % del total de casas afectadas. Se espera que entre enero y febrero la cifra crezca a partir de la entrega de viviendas con tipología IV: levantadas sobre dos hiladas de bloques; el resto, de madera aserrada; cubierta de cinc; baño y meseta de la cocina de estructura sólida que, de paso, sirven de resguardo ante huracanes.
Arte como refugio
El 8 de enero una de las más arriesgadas y novedosas experiencias del arte contemporáneo cubano cumplirá nueve años. Se trata del Museo Orgánico de Romerillo (MOR), Laboratorio para el Arte, iniciativa de Alexis Leiva (Kcho), quien inauguró en La Habana, con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, amigo y mentor del artista, un “núcleo cultural sin fines de lucro, cuyo propósito es la experimentación, desarrollo, difusión de las artes y el entendimiento humano.
“El MOR no es un proyecto colectivo de exposición, es una nueva, difícil y arriesgada visión real del arte y del artista, y su importante, necesaria, innegable e insustituible función cívica, cultural, moral, política y social”, explicó Kcho a Trabajadores.
Este espacio para el diálogo, la cultura, el conocimiento y la paz está conectado con la experiencia de la brigada Martha Machado, fundada por Kcho en el 2008 tras el paso devastador de los huracanes Gustav, Ike y Paloma.
“Nuestra misión es restaurar almas, casas, escuelas, y lo que haga falta. El miembro del Buró Político y general de Cuerpo de Ejército Ramón Espinosa Martín, al frente de la recuperación en Pinar del Río y con quien la brigada ha trabajado anteriormente, sabía que estábamos listos. Cuando llegamos el 4 de octubre me dijo: ‘Búscate el trabajo’ y partimos hacia La Coloma.
“Los eventos climatológicos severos, de esos que destruyen y fundan, son una prueba de fuego. A más de una persona hemos visto despuntar como líderes; otros, en cambio, exponen ahí su incompetencia.
“Eso he aprendido en estos casi 15 años de la brigada Martha Machado, y también de cubanos que han vivido toda su vida como si fueran damnificados de un ciclón. Son deudas que el país debe y puede resolver, pero no es criticando, sino trabajando por cambiar esa realidad.
“La gente necesita del arte y en un contexto como este se convierte en antibiótico de séptima generación. Me niego a aceptar que beber ron y jugarse el dinero en carreras de caballos sea el futuro de los niños de La Coloma. Hoy sé que hacer un museo es mi solución. Seguiremos ayudando en la recuperación de escuelas y viviendas, y será parte de la experiencia vital de los museos orgánicos que iremos fundando”.
En las ruinas del viejo secadero de arroz del kilómetro 20 de la carretera de La Coloma existe esa primera versión rural, guajira, campesina, de un museo orgánico: “Aquí la gente tiene una biblioteca y puede apreciar originales de Wifredo Lam y otras destacadísimas figuras de las artes plásticas (Servando Cabrera, Raúl Martínez, Mariano Rodríguez, Antonia Eiriz, Juan Gil García, Juan Carlos Balseiro…).
“A muy pocos metros de esa galería, y de la carpintería estaremos sembrando, criando, cultivando… Ya preparamos 6 hectáreas de tierra para cultivos varios y acondicionamos espacios para gallinas, pavos, cerdos, carneros, vacas… Aprenderemos. Será un acto de creación que, a la vez, permitirá sustentarnos.
“La brigada Martha Machado nunca será una mipyme, es una obra solidaria, financiada con el fruto de mi trabajo como artista. Está abierta a todo el que quiera colaborar. Desde el primer momento se sumaron amigos artistas y jóvenes de Yumurí, en Baracoa, donde estuvimos en el año 2016, en una experiencia similar a esta”.
Hoy Kcho es una verdad inspiradora, afortunadamente no es el único que hace y trabaja. Cuando la resiliencia se perfilaba como concepto Pinar del Río ya estaba ahí, renaciendo frente a cada contingencia.