Querido diario:
El día empezó bien. No se fue la corriente y pude ver a Países Bajos por primera vez en la Copa del Mundo Qatar 2022. Entre tantas definiciones de estilos que hay hoy, no sé si los neerlandeses juegan el fútbol total o ese de la Nutella que se ha robado algunos comentarios en las redes sociales. Solo sé que lo que hacen, les sale como lo planean.
Y ahí tiene mucho mérito un tipo como Van Gaal, que lleva 19 partidos sin conocer la derrota al frente de los tulipanes. Su carrileros Dumfries y Blind destrozaron el planteamiento de Estados Unidos y los desangraron por los costados.
Para ahogar la creación de los norteamericanos estaban De Jong y De Roon, mientras Depay y Gakpo atraían la atención de la defensa rival.
Pulisic pudo poner en ventaja a Estados Unidos, pero Noppert lo evitó. Y Países Bajos, un grande sin copas, hizo cumplir la máxima que dice que si no los haces te los hacen.
Dumfries le mostró su número 22 a los adversarios. Se encontró una autopista por derecha y mandó un centro rastrero para encontrar solo a Memphis Depay, quien definió de primera con un derechazo fuerte y cruzado.
Aún así el conjunto de las barras y las estrellas no bajó los brazos y la tuvo por medio de Weah. La detuvo otra vez Noppert, que unas veces parece Cillesen y otras, Edwin van der Sar.
Había intercambio. Pero los naranajas dominaban. Y en el descuento del primer tiempo cayó el segundo. La Orange volvió a tomar la ruta 22. Una jugada calcada a la del primer gol: Dumfries por la banda derecha, centro raso al punto penal y Daley Blind anotando de derecha.
En la segunda mitad Estados Unidos siguió intentando, también pasó algún que otro susto y finalmente tuvo su recompensa con un tanto rocambolesco de Wright. Entonces olieron el empate y sometieron a los de Van Gaal por aproximadamente cinco minutos.
Eso duro el sueño americano. Más que un sueño fue un espejismo. La jugada del segundo gol se repitió, en esta ocasión a la inversa.
Va a suceder otra vez.
Centro de Blind y remate de derecha de Dumfries que apareció solo por el segundo palo. El festejo con rabia y el pase a cuartos en la mano.
¡Ah! No hay que olvidarnos de lo que juega Gakpo. Es algo dulce, llamativo. Quién sabe, quizás después de todo no sea tan malo que el fútbol sepa a Nutella.