Las fotos de Messi derrotado inundaron las redes cuando Argentina cayó 1-2 frente a Arabia Saudita, en su debut en la Copa del Mundo de Fútbol Qatar 2022.
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Marcó de penal, pero no fue suficiente. Nunca es suficiente si eres el 10. Los sauditas se comieron a los sudamericanos y los fanáticos se cebaron, como siempre, con Messi.
Periódico de ayer. La misma historia. Condenado por tener que cargar con una albiceleste inoperante. Otra vez lejos del arco y un equipo sin carácter. Él, más lento, sin su pique corto de antaño y aquella gambeta indetenible, no se cansa. Claro, siempre queda el 10 para que sea, de forma muy conveniente, héroe o villano.
En la victoria del sábado ante México 2-0, el equipo de Scaloni volvió a salir pálido, sin ideas, echando de menos a Lo Celso. Y de nuevo tuvo que irse Messi a 50 metros de la meta rival para encontrarse con la pelota. A gastar las reservas físicas que deberían estar intactas para cuando se encontra-ra en el borde del área.
Allí lo halló Di María, que le mandó el balón. La pelota al 10 de cualquier forma. Messi controló para quedar de frente a la portería de Ochoa y cruzó un tiro raso como el de su mejor versión en la final de Champions del 2011 ante Van der Sar. El desenlace fue el mismo: gol y locura. Ni los hinchas mexicanos dejaron pasar la oportunidad de grabar desde las gradas el festejo del tanto. Ahora sí, y solo entonces, “¡qué grande eres, Messi!”.
Con el triunfo, Argentina recuperó un poco el aliento, pero parece haber perdido parte de la confianza con la que llegó a Catar. Scaloni tiene tarea, aunque puede ufanarse de una ventaja: en cualquier contexto, para lo bueno y lo malo, siempre queda el 10.