Con la alegría de quien va una fiesta, Ligio Barrera Kahli asistió a las urnas. Lo hizo 48 años después de la primera vez de unos comicios de este tipo en Cuba, realizados de manera experimental precisamente en su natal Matanzas. Fue en junio de 1974.
“Viví el nacimiento de los órganos del Poder Popular (PP) y la emoción aún perdurable de haber sido delegado fundador”. Todo aquel ambiente eleccionario lo mantiene nítido y, por si acaso, conserva documentos, invitaciones, fotos y libros relacionados con un suceso transcendente en la nación cubana.
Cuando depositó la boleta, de pronto se imaginó en aquel colegio ubicado en la antigua sede del Sindicato de Trabajadores de la Industria Ligera, en la circunscripción número 1, por donde ejerciera el sufragio y también ganara las elecciones… Y pensó en la imagen de Fidel, en estos predios, al tanto de cada detalle.
“Aquel voto y el de hoy ocurrieron en dos momentos históricos diferentes. Sin embargo, los une la misma esencia democrática, de sentido cívico y de justicia social de este país”, sostiene este hombre de 76 años, que comparte su tiempo entre la filial yumurina de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, y sus responsabilidades de profesor en un aula de la cátedra del adulto mayor en la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos.
“Mucho bien le hace al PP el constante perfeccionamiento para seguir estimulando la participación ciudadana en la solución de asuntos entorpecedores del barrio, y en el realce de la figura del delegado. En mi voto va también ese deseo”.