La reventa de productos y el acaparamiento de las ofertas de alta demanda en la red comercial estatal, es uno de los elementos que genera mayor insatisfacción entre la ciudadanía, resulta más fácil entender “no hay”, que “me despojaron”.
Un breve recorrido por grupos de ventas de las redes sociales, en sus distintas plataformas, basta para comprobar que muchas de las ofertas son sacadas de las tiendas, y no sólo de las de moneda libremente convertible (MLC).
Lo más preocupante es que son productos adquiridos por el Estado, que, como resultado de la falta de control, terminan en el mercado negro, aunque con la impunidad y transparencia que operan, tal vez debamos cambiarle el color.
Cada vez que un obrero o trabajador de cualquier sector se enfrenta a la imposibilidad de satisfacer con el fruto de su esfuerzo una necesidad apremiante para sí o su familia, se rompe una fibra de la nación; porque hoy no estamos hablando de lujos o sofisticación -a los que también es lícito acceder- se trata de necesidades básicas como alimentación, productos de higiene personal y para el hogar, equipos electrodomésticos e incluso medicamentos.
Aferrarnos a la espiritualidad como fórmula mágica desde la cual enfrentar carencias, es irracional; mucho menos apostar a construir un sistema de pensamiento ajeno al entorno; somos seres sociales.
Las nuevas medidas que se anuncian para erradicar las ilegalidades que tributan al alza de los precios y deterioro de la calidad de vida, deberán ser radicales y sistemáticas para que arrojen resultados.
Llegan tarde, porque hay males que ya crecieron en demasía, cortar de raíz las prácticas del acaparamiento y robo, lleva un escrutinio desde la base hasta la cima de todo el entramado productivo y de comercialización, con énfasis en el sector estatal; eliminar la impunidad exige deshacerse de esa falta de “fijador” que de forma tácita se ha aceptado como una expresión de “cubaneo.
Junto con la batalla campal por la trasparencia es imprescindible además la total liberación de las fuerzas productivas, que no haya una sola iniciativa que pueda tributar a nuestro bienestar y prosperidad que se quede enjaulada entre trabas burocráticas El camino está señalado solo falta transitarlo con eficacia.
Acerca del autor
Licenciada en Periodismo (1995 Universidad de Oriente). Trabajó como periodista en Tele Cristal (Holguín) hasta marzo del 2003, directora y guionista de televisión.
Periodista del semanario Guerrillero (Pinar del Río) desde mayo del 2003 hasta la actualidad, corresponsal del semanario Trabajadores en esa provincia desde septiembre del 2020.
Creadora audiovisual y cinematográfica independiente.
La Hidra de Lerna en Cuba…
Todos en Cuba sabemos que las grandes cantidades de alimentos y productos que están ocupando en los operativos salen de almacenes nacionales, de almacenes provinciales y municipales, de tiendas recaudadoras de divisas y de cuantos lugares se generen mercancías y productos que les llenen los bolsillos de dinero a toda una cadena de delincuentes que viven del lucro, el robo y la estafa, que no trabajan ¿para qué ? si no lo necesitan, y que sabemos donde operan, donde guardan, donde venden, a qué precios y a qué horas, pero la necesidad es tan grande que TODOS se hacen de la vista gorda y lo dejan pasar, unos por no buscarse problemas, otros porque se benefician de este desorden, otros porque los tocan con parte de las ganancias, otros porque esta mafia lo comprometió y lo chantajean y así sucesivamente y somos tan humanos que ni las leyes, decretos, multas, privaciones de libertad, etc. que se aplican evitan que vuelvan a reincidir al cabo de unos meses.
Y cuando se hacen operativos » porque el Presidente lo dijo » al final les hacemos una advertencia ó le ponemos multas que pueden pagar 18 ó 20 veces más caras que las impuestas, esto no se resuelve por contentillas y dentro de uno ó 2 meses vuelve a lo mismo y nadie hace nada, porque la voluntad política del país es tratar humanamente a los delincuentes por el » qué dirán «, total estamos acusados por todo y todos los días, qué más da que nos acusen también por intolerantes ante este abuso de todos los que se dedican a vivir a cuenta del pueblo trabajador que está manteniendo a esta sociedad cubana a pesar de todo .
TRABAJADORES. 11.102022.h.21.48
…»La batalla campal», de un lado, oculto en la lucha entre bandidos por la supervivencia, por perpetuarse en el «negocio» , y del otro lado, son tonalidades en las cuales el revendedor con rostro más transparentado en calles, puestos, redes los lleva a sucumbir primero.
Sin embargo, a la posterioridad quien sigue robando, desviando productos de primera necesidad destinado a las mayorías coloca a otros precios la reventa en minorias poseedoras circunstancialmente de mayores entradas y cantidades de dinero, el suficiente como para no reparar el atraco, entre los elementos que más oculto operan hay funcionarios y manipuladores que se aprovechan en las tiendas, almacenes, entre gaveteros de un buró. Estos quienes roban o recompran en papeles lo normado por ordenes y listados del Estado. Esos, de calaña delictiva doble por traicionar su centro de pertenencia laboral, estos son los que tienen mayor posibilidades de prolongar sus malabares y trucos lucrativos. Ellos, intermedian, son los empoderados que se convierten en los principales responsables de originar y restablecer con prontitud ese mal; mientras eso ocurra no hay que dormirse en laureles repetitivos de renovar «batidas operativas callejeras», de seguir batiendo a los primeros sin resultados más efectivos de saber conectar los origenes de fuga de cada producto encautado.
Gracias.
«La batalla campal por un lado, y la lucha entre bandidos por la supervivencia, por perpetuarse en el «negocio» del otro lado, son tonalidades en las cuales el revendedor con rostro más transparentado en calles, puestos, redes los lleva a sucumbir primero.
Sin embargo quien sigue robando, desviando productos de primera necesidad destinado a las mayorías hacia el consumo y reventa de las minorias con más dinero. Entre ellos funcionarios y manipuladores que luego se ocultan en las tiendas, almacenes, entre gaveteros de un buró. Estos roban o recompran en papeles lo normado por ordenes y listados del Estado. Esos, de calaña delictiva doble por traicionar su centro de pertenencia laboral, estos son los que tienen mayor posibilidades de prolongar sus malabares y trucos lucrativos. Ellos, intermedian, son los empoderados que se convierten en los principales responsables de originar, y restablecer con prontitud ese mal; mientras eso ocurra no hay que dormirse en laureles repetitivos de renovar batidas callejeras, de seguir batiendo a los primeros sin resultados de saber conectar los origenes de fuga de cada producto encautado.
Gracias.
El artículo solo habla de los revendedores pero no llega al problema real que es la corrupción que hay. Como es posible que estos productos lleguen al mercado negro en grandes cantidades, la respuesta es sencilla, detrás de estos revendedores hay una red organizada que comienza con alguien con poder suficiente para sacar estos productos de su normal distribución para hacer el desvió. Todavía espero un artículo que toque este tema.