El cumplimiento de las acciones de la Tarea Vida en lo que va de año, analizarán hoy la delegación territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y las instituciones y organismos comprometidos con ese Plan de Estado para la adaptación al cambio climático.
Durante 2022 se ha hecho hincapié en los estudios para reducir la pérdida del agua y elevar su calidad y disponibilidad en una provincia en que la sequía durante las seis últimas décadas solo ha cedido en coincidencia con fenómenos hidrometeorológicos extremos.
El Máster en Ciencias Jesús Martín Pérez, delegado del CITMA en el más oriental de los territorios del archipiélago cubano, adelantó que durante la reunión se expondrá la actualización de los estudios de áreas para la reubicación y acomodo de asentamientos.
También se actualizarán los avances en la reforestación de bosques y franjas hidrorreguladoras, el mejoramiento de suelos y la introducción de variedades de cultivos resistentes a las inclemencias del clima en un territorio donde conviven, separadas por una estrecha franja las únicas zonas tropical lluviosa (Las cuchillas del Toa) y semiárida del país: el tramo Caimanera-Maisí.
Se chequeará además si los proyectos de nuevas obras en la Bahía de Baracoa ( uno de los 68 municipios costeros, incluidos en la Tarea Vida) cumplen lo establecido para proteger sus costas.
Aprobada por el Consejo de Ministros en abril de 2017, la iniciativa concede especial prioridad a la Primera Villa de Cuba, por la vulnerabilidad de las construcciones y la infraestructura debido a su protección insuficiente ante eventos hidrometeorológicos extremos.
Ambas “debilidades” las corroboró el huracán Matthew, a principios de octubre de 2016, no solo en el segundo municipio guantanamero de mayor importancia, sino también en los de Maisí, Imías, San Antonio del Sur y Yateras. (ACN)