La carretera que conduce al municipio de San Juan y Martínez regala a sus costados y desde la distancia algunas vistas dignas de ser portadas de revistas. Desafortunadamente también muestra las profundas y tristes huellas que dejó el paso del huracán Ian. Muchas demorarán en ser borradas; otras, poco a poco y dentro de lo posible, comienzan a subsanarse. Casas de tabaco derribadas, múltiples hogares destrozados y con secuelas del fenómeno natural, entre ellos la escuela primaria Ignacio Agramonte, forman parte del afligido panorama…
“Los vientos nos golpearon fuerte. De la dirección y la biblioteca quedó muy poco”, asevera Arsenio Chacoi, maestro de quinto grado, mientras señala hacia varios de los lugares afectados. “Después de Ian dedicamos poco más de una semana a recoger escombros y a mejorar los tres locales que tenían más condiciones para reanudar el curso escolar”, aseguró.
El docente dijo que cuando los niños regresaron al centro se les dio una explicación de por qué retomarían los estudios en esas circunstancias.
“Informamos que solo serían dos horas de clase, pues no era la mejor de las situaciones para el horario habitual. Asimismo reanudamos el contenido para que no perdieran asignaturas”. Arsenio afirmó que la mayoría de los maestros tuvieron daños en sus viviendas, y que tres estudiantes sufrieron el derrumbe total de sus hogares.
“Hemos conversado con los padres. La idea es que no presionen a los niños con ese problema. Ellos deben asistir a la escuela y aprender.
“Fue desastroso el paso del ciclón por acá”, expresa María Isabel Padrón, directora de la institución. “La escuela estaba muy bonita. Era de las más sobresalientes en el municipio. Después que empezamos a recuperarnos reunimos a los familiares de los muchachos. Les argumentamos las medidas a tomar para terminar el curso escolar. Apoyaron la decisión e incluso las tareas de recobrar y aportar algunos materiales que pudieran servir para los techos”.
En el plano personal la especialista afirmó que su hogar quedó sin techo y ventanas, sin embargo, combinó sus labores profesionales con las domésticas. “Tuve que dividirme, un rato acá y otro allá. No tenía tiempo para lamentarme. La recuperación llevará tiempo pues son muchos los daños. Una de nuestras prioridades son los niños y ellos siempre podrán contar con sus maestros. El curso terminará bien y empezaremos el otro igual”, enfatizó.