El ministro de Defensa de la Federación Rusa, Serguei Shoigú y el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin sostuvieron una conversación telefónica el domingo 23 de octubre.
Esta es la segunda ocasión en que ambos titulares conversan en una semana. El Ministro ruso conversó antes con sus homólogos de Francia, Turquía y el Reino Unido y les informó “su preocupación de posibles provocaciones ucranianas con el uso de una bomba sucia”
Estas son armas que combinan explosivos convencionales y sustancias radioactivas y aunque no pueden generar una explosión nuclear si provocan la dispersión de sustancias radioactivas en la zona afectada.
“En un comunicado del Ministerio ruso, fechado el 24 de octubre, se asegura “que una unidad de mercenarios extranjeros dispararía con artillería a una multitud de civiles mientras esperan ayuda alimentaria.
“Esta acción de falsa bandera fue planeada para desacreditar al Ejército ruso y se lleva a cabo bajo la dirección de supervisores occidentales. La operación está en su fase final y está a cargo del Instituto de Investigación Nuclear de Kiev y una planta de enriquecimiento de uranio de la región de Dneproppetrousk”.
Utilizadas en guerra o contra marchas pacíficas
Desde el 29 de abril de 1997 entró en vigor la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ), primer acuerdo multilateral de desarme del mundo, que contempla la eliminación de toda una categoría de armas de destrucción en masa en un plazo de tiempo estipulado.
Las armas químicas pueden clasificarse como hostigantes, sofocantes, hemogases, vesicantes, neurotóxicos, psicogases y defoliantes. Los hostigantes se emplean profusamente en tiempos de paz para controlar tumultos y motines.
El primer país en utilizarlas durante la Primera Guerra Mundial fue Francia con el empleo de granadas rellenas de gas lacrimógeno (bromuro xililo) en agosto de 1914. Posteriormente el Imperio alemán respondió perfeccionando la técnica e iniciando el uso, a gran escala de gases letales.
En Iraq los estadounidenses “alababan el fósforo blanco y su utilización para incinerar a los insurgentes” según publicó la revista Field Artillery.Sobre el tema, diversos analistas aseguran que las armas químicas las recibió el Estado Islámico en cantidades que solo EE.UU. era capaz de suministrar.
Pero mucho antes, en 1919, las fuerzas británicas de ocupación conquistaron Arkhangelsk y Murmansk envenenando a la población con el arma química Device M. desarrollada por el laboratorio de Porton Down, donde se guardan muestras de los venenos más peligrosos y productos químicos prohibidos.
Según diversas fuentes en ese laboratorio se han realizado experimentos con seres humanos, por los que algunos colegas se preguntan si el llamado “envenenamiento de los Skripal”, padre e hija rusos, bien podría tener relación con algún descuido dada la cercanía del laboratorio con Salisbury donde vivían los afectados.
¿Qué fin persiguen laboratorios biológicos militares?
Es necesario recordar lo planteado por el canciller ruso, Serguei Lavrov el 27 de mayo en entrevista con Rusia Today; “¿Con qué fin ha desarrollado EE.UU. una red de laboratorios biológicos militares en el espacio postsoviético?
En Mariúpol, ciudad liberada durante la operación rusa, «había laboratorios que los estadounidenses abandonaron e intentaron destruir documentos, muestras, pero no consiguieron destruirlo todo».
«Y las muestras disponibles de patógenos que han quedado allí, y los documentos disponibles muestran claramente la orientación militar de los experimentos que se llevaron a cabo. De estos documentos se desprende que hay decenas de tales laboratorios en Ucrania», subrayó Lavrov.
Muchos expertos consideran que el Acuerdo tiene un gran defecto al carecer de un mecanismo de verificación del cumplimiento de las obligaciones de las partes y algunos plantean que la Opaq no ha investigado a fondo situaciones en las que estuvieron involucrados militares estadounidenses y británicos.
Ya Estados Unidos y sus socios de la Unión Europea han negado su existencia, alegando, sin pruebas, que se trata de propaganda rusa. Los diplomáticos rusos plantearan este peligro en organismos internacionales, entre ellas Naciones Unidas.