Por: Alina Perera Robbio
Cuando este martes en la tarde, desde el Palacio de la Revolución, la Doctora Lissette del Rosario López, Jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública de Cuba (Minsap), dijo que «teniendo en cuenta las lecciones que hemos aprendido de la COVID-19», esa epidemia y sus desafíos «han sido una carrera de Medicina para casi todos nosotros», resultó fácil comprender su mensaje.
Esa idea compartida en la reunión de expertos y científicos para temas de salud, hizo pensar en un mérito que nadie con sentido de lo justo negaría a la Revolución cubana: a golpe de investigaciones, y de muchas lecciones ganadas ante cada enfermedad que amenazó a la población, el país caribeño se hizo experto en batallar contra epidemias –incluso las más temibles a nivel planetario. A golpe de esfuerzos y de mucha inteligencia, la Isla se ha convertido en un referente obligado en la arena internacional.
Por eso no es de extrañar que a los habituales encuentros de expertos y científicos en el Palacio de la Revolución, sean llevados temas como el de este martes, cuya explicación estuvo a cargo de María Guadalupe Guzmán Tirado, directora del Centro de Investigación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK): como quien va a los detalles más exquisitos, y por eso más valiosos, la experta habló sobre «Caracterización clínico epidemiológica, y el estudio de marcadores virales e inmunológicos en pacientes pediátricos y adultos con signos de alarma y graves de dengue, en el 2022».
Disertó en una reunión que estuvo encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; y que también contó desde la presidencia con los viceprimeros ministros, Inés María Chapman Waugh, y Jorge Luis Perdomo Di-Lella.
Una vez que concluyó el encuentro y en diálogo con los periodistas, María Guadalupe Guzmán Tirado volvió a explicar esencias de la disertación que había hecho ante la dirección del país; y en sus declaraciones hizo alusión a dos estudios que ya se iniciaron a punto de partida de que «hemos observado un incremento en los casos de dengue en niños, incluso con casos graves, y la pregunta es: ¿por qué?».
Ante la necesidad, explicó, de «definir qué está pasando», y de conocer «las causas para tomar acción en este sentido», se han diseñado los dos estudios, con el fin de caracterizar —clínicamente, epidemiológicamente, virológicamente, biológicamente— a un grupo de niños y de adultos con un cuadro de dengue con signos de alarma, y con dengue grave.
La Doctora mencionó a la prensa el tema de los signos de alarma, porque en su entender es muy importante que la población esté al tanto de los mismos: como las palabras indican, se trata de algo «que te alarma, que te alerta»; y entonces hizo referencia al vómito persistente, al dolor abdominal intenso, a la somnolencia, al decaimiento.
Esos son en el dengue, enfatizó, los signos de alarma; y ante ellos, el paciente debe acudir «urgentemente al médico».
La directora del Centro de Investigación del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), subrayó que «en el caso del dengue, a diferencia de otras enfermedades, la fiebre no marca necesariamente la mejoría». Quiso decir que cuando desaparece esa manifestación, algunos piensan erróneamente que ya van saliendo; y muchas veces, cuando la fiebre cede, es cuando comienzan los signos de gravedad.
La experta pidió estar alertas, pidió que los padres vigilen a sus niños, porque la caída de la fiebre puede ser la antesala de los signos de alarma.
Como sedes de los dos estudios la Doctora mencionó al Hospital Pediátrico Docente del capitalino municipio del Cerro «que ya está asumiendo toda la atención de un gran número de pacientes de La Habana, de Mayabeque y de Artemisa», y al hospital del IPK como destinatario de los adultos.
Entre otros datos de interés, María Guadalupe Guzmán Tirado enunció que «hoy en nuestro país circulan los cuatro virus (del dengue), pero el virus que más está marcando es el dengue tres».
A propósito de ambos estudios, la Doctora Lissette del Rosario López expresó en la reunión que es un «lujo que la asistencia pueda tener esa herramienta científica», lo cual hará posible responder múltiples interrogantes.
El dengue, reflexionó, «no es nuevo en pediatría, realmente los servicios pediátricos tienen experiencia en el manejo de pacientes con dengue, pero alrededor del mes de julio nosotros comenzamos a notar que el incremento era sostenido en el número de casos, y la severidad no solo venía dada por la cantidad de pacientes que entraban a las terapias intensivas» sino en cómo ingresaban en los hospitales.
La experta compartió la idea de que los pediatras sentían que estaban «ante un epidemia distinta»; contó que en los meses de julio, de agosto y septiembre, llamaba la atención que los niños podían presentar una marcada tendencia al sueño, o comenzaban a hacer de manera súbita trastornos cardiovasculares (incluso tratándose de niños sanos).
Por lo anterior, Lissette del Rosario López recordó que «los signos de alarma tuvieron una variabilidad». Fue así como se adecuaron los protocolos, y se decidió ingresar precozmente a los niños, e informar a la población:
«Siempre decimos —argumentó— que en pediatría el mejor personal de salud son los padres, porque son los que están a tiempo completo con los niños, y enseñar a la familia, inclusive enseñar a los niños sobre cuáles son los signos de alarma, porque al dengue hay que prevenirlo con las medidas generales, desde el punto de vista epidemiológico que se ha descrito en todas las sesiones de trabajo, pero la clave está en llegar a tiempo, la clave está en detectar precozmente los signos de alarma».
Por haber sido audaces, y por esa filosofía de dar un primer golpe con fuerza y luego ir «desescalando» en los protocolos, la Jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Minsap informó a la dirección del país que, este martes, había —en el universo infantil— «un solo paciente crítico, y seis pacientes graves; pero el dato más importante es que hay seis niños que, del estado de gravedad, hoy pasan a “de cuidado”».
Tales datos, dijo, «son muy movibles porque esta (el dengue) es una enfermedad viral que, como la COVID-19, se ha manifestado, al menos en el ámbito pediátrico, como una enfermedad sistémica. Realmente ha tocado órganos y sistemas importantes; y en esta epidemia los órganos diana en los pacientes pediátricos cubanos que hemos estudiado, hasta ahora han sido cerebro y corazón, dos órganos indispensables para la vida».
El pórtico de la Reunión de expertos y científicos para temas de salud fue la buena noticia de que —tomando como apoyo los habituales modelos matemáticos para hacer pronósticos—, en lo referente a la epidemia de COVID-19, la situación sigue siendo favorable, en tanto todas las provincias mantienen una tendencia al control. Seguidamente tuvo lugar la reunión del Grupo Temporal de Trabajo para la prevención y control de la COVID-19, la cual estuvo encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista; así como por el Vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa; y por el viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández.
«La situación epidemiológica del país ha seguido mejorando en las últimas semanas», apuntó el titular del Minsap, José Angel Portal Miranda, quien también dijo que en los últimos siete días fueron diagnosticados nueve casos como positivos a la COVID-19, al tiempo que permanecen activos solo ocho pacientes; y que desde hace nueve semanas no se lamenta la pérdida de vida de ningún cubano a causa de la pandemia que está azotando severamente al planeta.
En cuanto al dengue, el titular de Salud precisó que el comportamiento en las últimas semanas es a la disminución de los casos sospechosos. Y en lo referente a la viruela símica, Portal Miranda afirmó que no hay casos nuevos de ese virus en la Isla —solo los ocho pacientes diagnosticados anteriormente; de ellos, cuatro activos que permanecen ingresados y con evolución favorable.
(Tomado de pcc.cu)