Con una nutrida agenda de la que tomaron parte poetas improvisadores, escritores, investigadores y promotores, entre los días 5 y 7 de octubre del 2022 sesionó en La Habana el Primer Congreso Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, que rindió homenaje en su centenario al emblemático poeta Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí, y colocó en alto al punto cubano en los aniversarios cerrados de su declaración como patrimonio.
En su espacio teórico se expusieron numerosas ponencias que examinaron diversas facetas de este complejo artístico-literario en sus dos columnas vertebrales: la décima oral improvisada y la décima escrita.
Entre los que abordaron esta última, se encuentra el siguiente análisis, presentado por el poeta Pedro Péglez González, presidente del Grupo Ala Décima.
Aproximación a la vida literaria de la décima escrita
Tengo la percepción de que hay cierta mejoría, en el panorama cultural cubano, en cuanto a la visualización del proceso de revitalización de nuestra décima escrita, iniciado hacia fines de la década de los 80 del pasado siglo, aun cuando el asunto espera todavía por un estudio de profesionales de la investigación literaria, con herramientas que permitan una mayor comprensión de su magnitud, sus luces y sus sombras.
Urgido igualmente de una tal aproximación interpretadora, pero menos visible en el campo de la cultura del país, está el acompañante natural de todo proceso de las letras: la vida literaria. La que ha acompañado a ese proceso de revitalización que rebasa las tres décadas de existencia es asunto insuficientemente conocido, a pesar de la dimensión que han alcanzado sus emprendimientos y resultados.
La vida literaria de la décima en el período apuntado registra la saludable aparición de tres tipos de entidades favorecedoras en diversos puntos de nuestra geografía: las agrupaciones espontáneas de sus creadores, los sitios de agrupamiento (entendiendo como tales las peñas, tertulias y otras formas de espacios que sin tener estructura de grupo se convierten en puntos de confluencia sistemática de los cultivadores decimistas) y las instituciones creadas por el sistema cultural de la nación.
De estas últimas, la primera de las surgidas en la etapa de referencia fue la Casa Naborí, fundada el 19 de octubre de 1989 en Limonar, Matanzas, como centro promotor de la cultura campesina y de la variante oral improvisada de la poesía en estrofas de diez versos.
Con similar perfil —pero con un mayor acercamiento a los vasos comunicantes de la modalidad con su hermana gemela, la décima escrita— fueron creadas con posterioridad otras instituciones, como la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé —con sede en Las Tunas y desde sus inicios gestora principal de las Jornadas Cucalambeanas con certámenes de alta significación como el Premio Justo Vega de repentismo y el Premio Cucalambé de décima escrita— y el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (Cidvi) —que tempranamente acogió como su proyecto para la vertiente escrita al Grupo Ala Décima con su certamen de igual nombre—, así como fueron naciendo instituciones de este carácter en diversas provincias como Mayabeque y Ciego de Ávila, al tiempo que se trabaja en la creación de otras, como por ejemplo las Casas de la Décima de Camagüey y Sancti Spíritus, sueños largamente acariciados por poetas-promotores culturales de esos territorios.
Curiosamente —y abro aquí un paréntesis—, el año 1993 fue testigo del surgimiento de una tríada de entidades decimísticas de los tres tipos que antes referí: una agrupación, un sitio de agrupamiento y una institución. En febrero Renael González Batista funda en Puerto Padre, Las Tunas, el Grupo Iberoamericano Amigos de la Décima Espinel-Cucalambé, la primera colectividad de este carácter integrada fundamentalmente por escritores, según lo que ha podido saber quien escribe estas líneas.
En julio nace en Alamar, La Habana del Este, un sitio de agrupamiento: la llamada Peña de Luis y Péglez, en la biblioteca Tina Modotti, que se extendería con periodicidad semanal por 25 años ininterrumpidamente y cuya inclinación decimística posibilitaría el brote de su seno, en el 2000, del Grupo Ala Décima.
Y en diciembre es instituida, por decisión de las autoridades culturales, la Casa Iberoamericana de la Décima Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, con sede en Las Tunas, ciudad que ya atesoraba desde años atrás la experiencia de un taller literario que, con el nombre del autor de Rumores del Hórmigo, aportó indudables saldos en la formación de los escritores decimistas de ese territorio con influencia importantísima hacia los de provincias cercanas.
Son estos, tres momentos fundacionales del año 1993, de los cuales se estarán cumpliendo tres décadas en el 2023 y cuya celebración me parece útil, hermosa y necesaria.
La articulación de lo institucional y lo espontáneo
Como se ve, entre los tres tipos de entidades favorecedoras que estoy examinando, hay una diferencia importante: Las instituciones son creadas por mandato de las autoridades culturales de la nación o de un territorio, y dependen de los recursos que les son asignados, mientras que las agrupaciones y sitios de agrupamiento brotan espontáneamente y muchas veces son capaces, movilizando la participación colectiva de sus comunidades de residencia, de emprender y cristalizar empeños que a las instituciones no les está dado asumir, por disímiles razones, más o menos conocidas.
En este punto, no me cabe duda de que lo deseable es la articulación armoniosa y fraterna de unas y otras, en favor de una calidad ascendente de la vida literaria de la estrofa nacional.
En el caso de la décima oral improvisada ha habido muchos sitios de agrupamiento, históricamente, a lo largo y ancho del país. Lo han sido las peñas campesinas, frecuentes no solo en zonas rurales, sino también en las urbanas.
Pero no son ellas el objeto de análisis de las presentes líneas, como se advirtió al comienzo, sino las agrupaciones y sitios de agrupamiento nacidos espontáneamente de los escritores decimistas, lo cual parece ser asunto de comienzos de los años 90, con un particular momento fundacional en los referidos nacimientos de aquel singular 1993, incremento sostenido de su actividad a partir del 2000 y un declive pronunciado en años recientes, a causa de la desmovilización objetiva y subjetiva provocada por la pandemia.
No es factible hacer aquí un estudio in extenso del tema, que como otros relacionados con el complejo artístico-literario que es la décima, requieren ya de profundizaciones. Como se titula este trabajo, estamos solamente en presencia de una aproximación.
En el 2014, el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado pidió al Grupo Ala Décima trabajar en el inventario de estos espontáneos grupos y sitios de agrupamiento, y en cumplimiento de ello tenemos desde entonces un documento que se va actualizando sistemáticamente, y donde hasta ahora tenemos recogidos —y reseñados brevemente sus características, actividades y empeños—, grupos como Espinel-Cucalambé (1993, iberoamericano), Ala Décima (2000, nacional), Décima al filo (2001, con base en Guáimaro, iberoamericano), Escuela Holguinera de la Décima (2002), Imagen interior (2008, municipio de Consolación del Sur, Pinar del Río), DecimalSur (2008, Cienfuegos, provincial), Toda luz y toda mía (2011, Sancti Spíritus, provincial) y Nacional de Escritores Rurales, G-NERarte (2013, con base en la localidad de San José, municipio de Colombia, Las Tunas), y sitios de agrupamiento como el amplio espectro de espacios del Proyecto Oralitura, de novedosa proyección escénica e interdisciplinaria; la Cátedra de Estudios Naborí, en la Universidad de Matanzas; la Peña de Míriam Peña (2001, Velasco, municipio de Gibara, Holguín), la tertulia La décima es un árbol (2007, Santa Clara) y el proyecto cultural comunitario Casa de la Décima Celestino García (2008, Pinar del Río). Como se ve, pasan de la decena y estamos conscientes de que faltan entidades —algunas incluso ya localizadas— por incorporar al mencionado documento, el cual requiere de una más ágil actualización.
El inventario se complejiza si atendemos a que los grupos muchas veces generan sus propias tertulias o peñas, espacios de agrupamiento que se suman a los que accionan con independencia de las agrupaciones. A modo de ejemplo: Solamente el Grupo Ala Décima atiende en la capital —no con la debida eficiencia, más bien con deudas— una decena de sitios de agrupamiento, fundados y conducidos por miembros y colaboradores de la agrupación.
En el municipio de La Habana del Este, lugar de nacimiento de la ya culminada Peña de Luis y Péglez, se mantienen su continuadora natural, la Peña Tina Modotti, y otras de largo florecimiento como La letra en rosa y Horizontes de Nuestra América. La filial de Ala Décima en San Miguel del Padrón cuenta con su Peña Indio Naborí. En Centro Habana, están activas las tertulias Lira y verso y Más que palabras.
En Plaza de la Revolución, la tertulia Los cinco sentidos, y en La Habana Vieja, Sol Adentro. La presidenta fundadora de la filial de Ala Décima en Jesús del Monte (municipios Arroyo Naranjo y Diez de Octubre) creó allí la Tertulia de Arte y Literatura, hoy interrumpida, y el presidente fundador de la filial de Guanabacoa tiene en esa localidad el espacio La gente mía, que no hemos podido visitar.
Fuera de la capital, además de relacionarse —de acuerdo con las posibilidades— con los espacios de otras agrupaciones hermanas, el Grupo Ala Décima tiene entre sus filiales la de Velasco, municipio de Gibara, provincia de Holguín, que cuenta con su propia tertulia.
De cada una de estas agrupaciones o sitios de agrupamiento pudiera hablarse in extenso. A mi juicio lo más importante es conocer que este movimiento agrupacional ha tenido las siguientes características, que se mantienen en sentido general aunque los últimos dos años, marcados por la pandemia Covid 19, ejercieron en todo el conjunto una influencia parcial o totalmente desmovilizadora:
1.- Actividad sistemática e integral. Cada una de estas entidades tiene su cita, casi siempre mensual, y varias de ellas tienen su encuentro nacional. Sus tertulias no tienen que ser exclusivamente dedicadas a la décima, y ya hemos hablado, en otros momentos y espacios, de la asiduidad y conveniencia con que la poesía cubana actual escrita en estrofas de diez versos aparece, en el panorama cultural, vinculada e interrelacionada con las restantes disciplinas del arte y la literatura.
2.- Vocación de inclusividad. Aunque la iniciativa en cada caso, y su decurso, ha sido protagonizada por los escritores, toda su actividad se desarrolla sin olvidar los vasos comunicantes imprescindibles y deseables entre oralidad y escritura, inherentes a la naturaleza de la poesía en décimas desde sus propios orígenes. No conozco un solo caso en que se relegue a los creadores de la vertiente repentista en las citas de estas agrupaciones o sitios de agrupamiento. Por el contrario, se les convoca a participar junto con los escritores, y lo hacen de buen grado.
3.- Singularidad. Cada una de estas entidades se parece a su público, a su membresía y a las características de la creación decimística en sus territorios, al tiempo que sus conductores principales le han aportado a cada una, con la propuesta, anuencia y respaldo de sus integrantes, un rostro propio que la distingue de las demás. No por desmarcarse del resto, sino por necesidades propias de su surgimiento.
4.- Vocación de servicio comunitario. Toda la actividad de estos grupos y sitios de agrupamiento involucran a la comunidad en que están asentados. Sus encuentros son siempre con entrada libre. Se trata, pues, de trabajo cultural comunitario en el sentido más amplio del concepto. La población y los creadores entran así en una interrelación mutuamente beneficiosa.
5.- Sentido de comunión. El nacimiento de cada grupo o sitio de agrupamiento ha sido recibido con los brazos abiertos por los ya existentes, y nunca se han hecho esperar los ofrecimientos de colaboración de los ya asentados con la recién creada entidad, así como la cristalización de esos ofrecimientos.
6.- Articulación de trabajo. Prácticamente todas estas entidades, por su propia voluntad, se han articulado para su trabajo. Hacia fines del 2019 constituían todo un sistema de labor entre entidades hermanas que coordinan entre sí la promoción de sus empeños, sus concursos (casi todas han creado certámenes y cada grupo entrega premios en los concursos de las otras), así como sus encuentros nacionales.
A modo de ejemplo, en los años 2014 y 2015 asistimos a un momento de brillantez en punto de articulación de las agrupaciones, cuando los grupos Décima al filo y Escritores Rurales planearon la realización de sus encuentros en el mes de diciembre, sucesivamente uno tras otro, y coordinaron con la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas, para que la secuencia concluyera con las actividades de celebración del aniversario de esa institución. El resultado en esos años fue de una verdadera gira de actividad decimística por el territorio oriental.
Este movimiento agrupacional merece ser defendido
Vale apuntar que cada una de estas entidades aporta al sistema colectivo de trabajo determinadas singularidades. Señalaré solamente algunas de ellas.
Los encuentros Décima al filo (del grupo homónimo, de membresía femenina pero que involucra sin distingos a mujeres y hombres en sus actividades), además de atender especializadamente y privilegiar con toda justicia el quehacer decimístico de las autoras —en una ciudad que posee todo el simbolismo del papel de la mujer en nuestra historia—, han devenido la cita específicamente dedicada a la décima escrita más importante que se realiza en Cuba (la Jornada Cucalambeana, la fiesta mayor de la décima y el verso improvisado en el país, tiene que abordar un programa general cuya parte más voluminosa ha de estar en la esfera de la improvisación y los espectáculos musicales y danzarios).
Escritores Rurales, la más reciente de las agrupaciones, presta atención especializada a los escritores que radican en zonas alejadas, más allá incluso de las cabeceras municipales, y por tanto les resulta difícil el acceso (tanto a los autores como a los vecinos de esas comunidades) a los intercambios artístico-literarios, y en particular los referidos a los procesos actuales de la revitalización de la poesía en estrofas de diez versos. Como en el caso de Décima al filo, sus encuentros nacionales cuentan siempre con invitados de otras provincias y el alojamiento en su mayoría se efectúa en las viviendas de los pobladores.
Toda luz y toda mía ha logrado, entre otras muchas cosas, un estilo de trabajo de brigada cultural que cada mes realiza su encuentro en un lugar diferente (hoy una cooperativa agropecuaria, después una facultad universitaria, más adelante el aniversario de una localidad, etc), lo cual les permite interrelacionar con públicos diversos.
El propio lema de la agrupación lo refleja: Toda luz y toda mía, diferente cada vez. Su encuentro nacional lo celebran en mayo, a propósito de la celebración del Día del campesino (recordar que el componente rural es muy fuerte en la décima y la cultura espirituana en general), del mismo modo con invitados de las restantes agrupaciones, y en ese Festival Toda luz y toda mía se efectúa la premiación de su concurso, que es el único que entrega al ganador un plegable con su texto laureado ya impreso, el cual por supuesto se distribuye entre el público.
Ala Décima ha prestado todo el servicio que ha podido en cuanto a la divulgación del quehacer de todo el sistema, habida cuenta de que posee desde hace años el sitio web Cuba Ala Décima, de notable alcance internacional y de lamentables limitaciones en este momento por dificultades con la plataforma Blogger.
El sitio tiene incluso enlaces permanentes en su portada, referidos a las distintas provincias, agrupaciones, sitios de agrupamiento y autores, entre ellos, desde luego, sus integrantes. Ala Décima además trata de apoyar con algunas posibilidades de coordinación general que le están dadas en virtud de que los presidentes de casi todas las agrupaciones son miembros de este Grupo, y cuenta con filiales en provincias clave como Las Tunas y Granma, además de una filial local muy activa en Velasco, municipio de Gibara, provincia de Holguín y filiales en varios municipios de la capital.
Entre ellas la más activa es la de San Miguel del Padrón, con el empeño de trabajar en la difusión de la obra del Indio Naborí desde su localidad natal.
Un aspecto que no quiero soslayar son las conmovedoras muestras de fraternidad que reinan en todo este sistema agrupacional y que han alcanzado su máxima expresión en los casos en que ha habido que enfrentar problemas serios de salud de alguno de los creadores.
Varios han sido los casos, algunos con verdaderos dispositivos de apoyo conformados por decimistas para cuidar en su ingreso hasta su recuperación a la hermana poetisa o el hermano poeta. Lamentablemente, en dos de esos casos, el desvelo de los hermanos decimistas no pudo impedir la pérdida física del poeta gravemente afectado en su salud.
Este movimiento agrupacional merece ser defendido, tanto por sus visibles resultados de trabajo como por la relación fraternal y de altísima espiritualidad que se evidencia en él. Y la mejor defensa, en este instante, pasa por la recuperación de las limitaciones que dejaron los años de pandemia no solo en nuestro país, sino en el orbe entero, a lo que se suman desde luego otras dificultades conocidas que enfrenta Cuba.
Pienso que cualquier esfuerzo en este sentido valdrá la pena, en la convicción de que el crecimiento de la vida literaria decimística conllevará una vez más la elevación espiritual del complejo artístico-literario que es la décima cubana, componente de la identidad nacional, y aportará por consiguiente a la espiritualidad del pueblo cubano y de su cultura.
Ni qué decir que también ese crecimiento se apreciará en el plano individual, a nivel de creador. La frase de Roberto Manzano hace años, en El autor y su obra, puede seguir siendo divisa del movimiento decimístico: La mejor poesía es querernos.