Pocas veces la carretera de Pinar del Río a La Coloma se ha visto tan transitada, es un constante ir y venir de carros ligeros, camiones y maquinarias que, por tramos, van recogiendo trocos y desechos de todo tipo.
A la par, brigadas especializadas van allanando el camino para restablecer el abastecimiento de agua, los servicios telefónico y de electricidad, así como los paseos y cunetas del vial de unos 24 kilómetros que lleva hasta el mayor asentamiento de la zona.
En esa comunidad residen unos 7 mil habitantes, y varios cientos a ambos lados del camino que nos conduce hasta ella. Más de mil trabajan en la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (Epicol), donde se captura el 60 % de la langosta que comercializa Cuba.
Epicol es el corazón del lugar, fuente de vida y empleo, aunque por extensión geográfica llega mucho más allá. Consta de cinco Unidades Empresariales de Base (UEB): Extractiva, Industria, Aseguramiento, Boca de Galafre, Cortés, Arroyos de Mantua y Puerto Esperanza. Las dos últimas, ubicadas en la costa norte de Pinar del Río; el resto, en la sur, muy cerca de la industria pesquera.
Sin concluir aún el proceso de cuantificación de daños, la directora general de Epicol, Laura Izquierdo García, lamenta la pérdida de la mayor parte de los centros de acopio que se ubicaban en las aguas al sur y de las embarcaciones que se hundieron en el mismo refugio donde fueron resguardadas. En su reflote trabajan hoy junto a brigadas de rescate y salvamento de La Habana.
Reconoce además las graves afectaciones a la red hidráulica
y eléctrica de la Empresa y la comunidad, así como a casi la totalidad de los espacios pertenecientes a las UEB asentadas en La Coloma.
La fuerza de los vientos y la penetración del mar derribó la cerca perimetral del centro, arrasó las áreas verdes y arruinó materiales, insumos, alimentos y equipos, entre ellos algunos del laboratorio de control de la calidad que, al igual que el resto del lugar, amaneció el 27 de septiembre anegado por ese fango oscuro y maloliente que trae el mar del sur cuando se desboca sobre las zonas costeras.
Comenzar de nuevo
Ian es el peor ciclón que ha pasado por La Coloma, afirma Leticia Lazos Pérez, una de los 119 trabajadores de la industria pesquera que sufrió el derrumbe total de su vivienda. Se había autoevacuado en casa de su hermana y desde allí vio deshacerse el pequeño espacio que con mucho esfuerzo había levantado para vivir tranquila junto a su hijo: “Estudia 11no grado en los Camilitos, y ese día le tocaba guardia combativa”, suspira aliviada.
Pasada la medianoche, el agua comenzó a subir y cuando ya le daba al pecho (unos 140 centímetros) decidieron salir por una ventana y refugiarse en casa de Leydi, la vecina solidaria que cobijó en su pequeño apartamento a todo el que pudo llegar. En aquel segundo piso amanecieron 27 personas.
Leticia es una sobreviviente, su batalla más reciente había sido contra el cáncer de mama, lleva apenas 10 meses de operada. Ahora le toca reponerse de las secuelas de Ian: “Estamos vivos, nos levantaremos”, dice mientras mira el documento donde alguien ha escrito los materiales de construcción que necesitaría comprar para comenzar de nuevo.
Según el levantamiento realizado por la dirección de Epicol, de conjunto con el Sindicato, del total de mil 693 trabajadores, 869 fueron damnificados. Los peores son los casos de derrumbe total, como Leticia, cuyas familias permanecen evacuadas.
“Hasta el lunes 17 de octubre habíamos alcanzar, con alguna ayuda, a 345 de nuestros trabajadores, refiere Luisa, sobre todo con tejas recuperadas. También les hemos distribuido módulos de aseo y vestuario gracias a la solidaridad de casi el 100 % de las entidades pesqueras y de otras empresas del Ministerio de la Industria Alimentaria de todo el país”.
“Nuestra cocina está haciendo casi mil raciones de almuerzo y de comida para que los trabajadores que están participando de las labores de recuperación puedan llevarle a sus familias. Algunos de esas personas se han hecho merecedoras de la distinción de Proeza Laboral, y estamos trabajando en eso junto a la CTC de la provincia y el sindicato”, informa la directora, quien además explicó que conformarán brigadas constructoras que contarán con un sistema de pago independiente.
Sin tiempo para parar
Seis días después del ciclón ya teníamos habilitado el centro de acopio de la zona 7, aseguró Laura a Trabajadores. Allí levantamos una facilidad temporal que nos permitiera garantizar ciertos niveles de captura de langosta. En esas condiciones hemos entregado en lo que va de mes algo más de 50 toneladas que fueron procesadas en los combinados pesqueros de Batabanó y la Isla de la Juventud.
Estamos acelerando la construcción de otras dos facilidades temporales más, así como todo lo necesario para echar a andar la industria, dice la directiva, “nacida y criada en La Coloma”.
Uno de los primeros impactos de la visita post Ian que realizó el presidente Miguel Díaz-Canel fue el emplazamiento de un grupo electrógeno en la industria y un distribuidor, lo cual ha permitido activar una parte de la producción y compartir el servicio eléctrico con la comunidad, que lo recibe desde las 6 de la tarde y las 12 del día.
La importancia económica de Epicol para la economía nacional garantiza que esta sea una instancia en constante desarrollo. Ian les sorprendió en pleno proceso inversionista, con máquinas recién importadas (líneas automatizadas para clasificar y envasar langosta) que aguardaban en sus huacales originales para ser instaladas durante la parada productiva prevista para enero-febrero.
Ante la contingencia, adoptaron la decisión de adelantar el proceso y este lunes una parte de ellas estaban en fase de prueba y ajuste. El nuevo equipamiento representa mayor eficiencia, seguridad y calidad en los procesos, y les ha llegado en el momento pico de producción, pues entre la segunda quincena de octubre y diciembre ocurre el mayor arribo de langosta del año.
El director de la planta procesadora del valioso crustáceo, Frank Márquez, aseguró a Trabajadores que las modernas líneas comenzarán a trabajar esta misma semana. Al igual que Laura, es un convencido de que, a pesar del huracán, cumplirán el plan de captura e ingresos previsto.
Otro de los desafíos es restablecer la producción de hielo lo antes posible: “Nos permitirá dar respuesta no solo a los planes de la langosta, sino también a la flota de escama y bonito. Parte del problema es el abastecimiento de agua potable, que hasta el momento la hemos estado recibiendo a través del servicio de pipas de la Empresa de Bebidas y Licores de nuestro propio ministerio (Alimentaria) y otras del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, pero la solución definitiva llegará cuando culminen las labores que actualmente se realizan en la conductora, desde el kilómetro 13 hasta el 15 y el 17.
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