Por Evelyn Corbillón Díaz (especial ACN)
La capacidad de sobreponerse a las adversidades, compartir lo que tienen aun cuando sea poco y unir brazos para un esfuerzo colectivo es algo que distingue a los cubanos. Y esas cualidades han sido puestas a prueba —otra vez— desde el martes 27 de septiembre tras el paso de Ian por Pinar del Río, huracán de categoría 3 en la escala Saffir-Simpson empeñado en destruir todo durante su trayecto y afectar a más de 100 mil viviendas, por solo citar una cifra.
Desde entonces, la geografía más occidental se convirtió en epicentro de la solidaridad, llegada de todas partes, en pos de recuperar y echar hacia adelante un territorio con municipios casi devastados por la furia de un evento hidrometeorológico que no creyó en cubiertas ligeras, árboles robustos o zonas nunca antes inundadas por la penetración del mar, como ocurrió en el poblado pesquero La Coloma, por donde entró aquella madrugada en la que pocos durmieron.
Todavía pasaba el ciclón por suelo pinareño cuando un contingente de la Empresa Eléctrica de Cienfuegos viajaba rumbo a Vueltabajo, y fue necesario que los ómnibus regresaran de San Cristóbal —provincia de Artemisa— a La Habana, “porque el viento no nos dejaba avanzar”.
Argemis Ramos Paradela, de 48 años, recuerda que al arribo a Pinar del Río, al día siguiente, el panorama fue impactante.
Había visto algo parecido en más de dos décadas como liniero en otras regiones, incluso en esta, pero nada igual. Llegamos a la Calzada de La Coloma —en el municipio cabecera— y vimos todo destruido, y cantidad de postes y tendido eléctrico en el suelo, rememoró.
Ya les hemos dado servicio a esa parte y a la población residente en los primeros kilómetros de la carretera a La Coloma, así como a varios circuitos de Pinar del Río, aseguró el integrante de una de las más de 120 brigadas de trabajadores eléctricos de otras provincias y los 59 carros de apoyo puestos a disposición del occidental territorio.
La prioridad número uno fue el campo de pozos, de cara al abasto de agua a la población. “El primer día les dimos servicio a cuatro pozos y luego trabajamos en su incorporación al Sistema Eléctrico Nacional, para sacarlos de la isla creada con los grupos electrógenos”, precisó.
Más de 12 horas diarias de trabajo no constituyen freno para estar siempre dispuesto a partir hacia donde sea necesario, “porque Cuba es nuestra y cada vez que haya un evento cuya recuperación requiera la presencia de la Empresa Eléctrica, ahí estaremos”.
La recuperación, con múltiples rostros
Para Nilda Acosta Travieso, residente en el kilómetro cuatro de la carretera a Viñales, ha sido difícil perder el techo de su morada; no obstante se incorporó a la Empresa de Productos Lácteos y Confiterías porque sabe de la relevancia de su quehacer para garantizar las producciones de la canasta familiar normada y otros destinos priorizados, como es el caso de los centros de evacuación y las comunidades afectadas.
Dejé todo lo mío por detrás y en la entidad me han atendido, y con materiales que me dieron pude cubrir una parte de mi casa, explicó la responsable del control de la calidad en la línea de yogur natural, una de las trabajadoras beneficiadas con cubiertas en buen estado, cual medida paliativa, en tanto se les entreguen los materiales a través de las oficinas de trámites.
Es importante estar aquí en estas circunstancias, pues de nosotros depende que lleguen las producciones a la población, remarcó.
Mercedes Valdés Aguiar igualmente asiste cada día a su centro laboral en aras de recuperar la mayor cantidad de tabaco tapado posible, premisa en la escogida V-12-46 del Consejo Popular Río Seco, en el municipio de San Juan y Martínez.
Técnica de calidad hace dos décadas, apoya actualmente en las faenas de selección de las hojas pertenecientes a unos 26 productores de seis cooperativas de ese territorio.
Mi vivienda perdió todo el techo y de la escogida me dieron 18 planchas de zinc para ir resolviendo en lo que llegan los materiales; sin duda, una ayuda para mis dos hijos y para mí, dijo.
A veces me siento tensa debido a la preocupación, pensando en las afectaciones; y entre todos nos damos aliento aquí —acotó—, trabajando en este renglón valioso para la economía nacional.
Si bien Ian arremetió con saña contra Pinar del Río, 20 días después de su paso los lugareños, junto al empuje de toda una nación, siguen intentando reconstruir su territorio, aun a sabiendas de que el camino es complejo debido a la magnitud de los daños.