En la medida en que los casos de COVID-19 disminuyen, pareciera que también decae la preocupación por el lavado sistemático de las manos.
Sin embargo, las razones para no abandonar ese hábito siguen igual de válidas, lo mismo este Día Mundial del Lavado de Manos, proclamado por la OMS/OPS desde el 2008, que todos los días del año.
Ocurre que una buena parte de las infecciones más comunes, como la gripe, la intoxicación alimentaria, la parasitosis intestinal, la hepatitis A y muchas otras pueden ser transmitidas por las manos, incluyendo las infecciones respiratorias, si las manos se contaminan con secreciones respiratorias.
Las manos pueden llegar a constituirse en un malévolo zoológico: virus, bacterias, hongos, parásitos pueden concentrarse y crecer en ese breve espacio cuyo uso nos ayudó a conquistar la categoría de humanos.
Son miles los microorganismos que pueden detectarse en las manos. Así lo constató una indagación dirigida por la profesora Noah Fierer, en la Universidad de Colorado Boulder, quien determinó que «las manos de una persona probablemente transportan un mínimo de 3 000 bacterias diferentes que pertenecen a 100 especies. Todos tenemos nuestras propias y únicas “huellas dactilares de bacterias”».
Ello, solo referido a las bacterias, sin contar otros microorganismos. Y hay una parte en especial, el espacio entre la piel y la uña —áreas subungueales—, donde se crea un ambiente perfecto para la proliferación de cientos de miles de gérmenes debido a la protección que brinda la propia uña y la humedad que ahí se conserva.
La citada investigación de la Universidad de Colorado y otras posteriores coinciden en que quienes usaban uñas postizas tenían aún más bacterias que las otras personas, lo mismo antes que después de lavarse las manos, porque esas uñas artificiales igual se asociaban al mal lavado de manos.
El solo empleo de esmalte en las uñas naturales de por sí no acarreaba mayor riqueza de la microbiodiversidad bacteriana, de ahí que «mantener las uñas cortas y limpias, por lo tanto, es probablemente más importante que si se usa o no pintura de uñas», concluyeron los investigadores.
Lo apuntado hasta aquí no busca incentivar una fobia a los gérmenes —germofobia—, sino tributar al convencimiento de por qué es tan importante mantener la rutina diaria de asearse las manos, lo cual no es complicado y puede, literalmente, salvar muchas vidas.
¿Cómo lavarse las manos?
-Lavarse las manos entre 20 y 30 segundos, duración que puede calcularse cantando Cumpleaños feliz dos veces.
-Frotar toda la superficie de las manos (la palma, el dorso, los espacios entre los dedos y debajo de las uñas).
-Mantener limpias y recortadas las uñas de las manos y no olvidar insistir en la higiene del espacio bajo las uñas, si es posible empleando un cepillito.
-El agua fría y el agua caliente son igual de efectivas a la hora de eliminar gérmenes, ¡siempre y cuando se utilice jabón!
-Secarse bien las manos porque los gérmenes se propagan más fácil por la piel húmeda.
-Tanto lavarse las manos con agua y jabón como usar correctamente un desinfectante de manos son formas muy eficaces de eliminar la mayoría de gérmenes y patógenos. El desinfectante de manos es menos efectivo en manos visiblemente sucias; en ese caso, debe apelarse al agua y el jabón.
¿Cuándo es necesario lavarse las manos?
-Después de ir al baño
-Antes y después de comer
-Al llegar de la calle
-Después de tocar mascotas y animales en general
-Luego de cambiarle el pañal a un bebé o de ayudar a un niño a usar el baño
-Antes y después de cuidar a un enfermo o enferma y también durante su atención
-Después de estar en contacto con la basura. (Tomado de Cubasí)
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