En su celular me muestra postales digitales que ha tuiteado, en los que aparecen sus hijas de 22 y 16 años, de ambas jóvenes con la mamá y la abuela materna, de sus propios padres que viven en Bayamo y otras imágenes familiares que le enorgullecen.
Porque Oscar Silvera Martínez no solo es el ministro de Justicia, también fue un nieto al que criaron sus abuelos y es un padre divorciado que se reconoce en las realidades descritas por ese Código de las Familias cuya suerte el pueblo cubano decidirá con su voto en el referendo del próximo domingo 25 de septiembre.
“En estos últimos días que restan debemos insistir en los valores fundamentales del Código, en los conceptos de igualdad y protección para todas las variantes de familias que existen en la sociedad cubana”, opina.
Al insistir en que “el Código no impone ni crea modelos familiares, lo que hace es tomar una fotografía de la sociedad cubana”, menciona algunas de esas circunstancias, como las diferentes uniones entre personas, la responsabilidad parental sobre niñas, niños y adolescentes, el estado de cuidadores y personas que requieren cuidados; los derechos de abuelas y abuelos, la posibilidad de elegir variantes en el régimen económico del matrimonio o para el cuidado de hijas e hijos. “El Código capta, regula y protege en su extenso articulado todo eso que sucede hoy.
“Aun cuando en determinados aspectos el Código pudiera no coincidir con nuestra situación individual, debemos asumir que son las realidades de otras personas que merecen respeto, o potencialmente podrían ser las características de las familias que crearán nuestros hijos, nietos, sobrinos, las personas más allegadas de cada entorno familiar, laboral, comunitario”, valora el Ministro.
La comprensión del Código ha ido creciendo
Desde que se aprobó la Constitución en abril del 2019, a menos de un año de que Silvera Martínez asumiera la cartera de Justicia, se han aprobado 27 leyes y 79 decretos leyes en Cuba, como parte de la necesaria actualización del ordenamiento jurídico, a partir de un cronograma legislativo sin precedentes.
Aunque destaca lo difícil e intenso de toda esa labor normativa, el Ministro admite que el Código de las Familias “ha tenido un proceso más intenso, de mucha presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación. Ha habido que debatir y discutir mucho, ha sido una norma compleja, porque es una ley extensa, con 474 artículos”.
Como antecedente, Silvera Martínez resalta que el anterior Código de la Familia, aprobado por la Ley No. 1289 de 14 de febrero de 1975, constituyó un pilar esencial en el fomento de los valores de conducta de las familias cubanas.
“Fue el resultado de las luchas y conquistas alcanzadas para lograr la igualdad entre los miembros que integran o inciden en el ámbito familiar, a la vez que expresó la voluntad y políticas del Estado revolucionario encaminadas a proteger a niñas, niños y adolescentes, al reconocimiento del desempeño de las mujeres en las diferentes áreas de desarrollo social y en procurar el bienestar de las personas adultas mayores y en situación de discapacidad”.
Por tal motivo, remarca que el Código de las Familias que ahora se propone es continuidad de los valores de su antecesor y atempera sus preceptos a las condiciones actuales en que se desarrolla la sociedad y familias cubanas.
Explica además la necesidad de ajustar la Ley a la nueva Constitución y a los tratados internacionales suscritos por el país, integrarle las experiencias obtenidas en los 47 años de aplicación del Código anterior, perfeccionar y ampliar figuras jurídicas a partir de las situaciones reales que acontecen y dar soluciones viables y dignas, en atención al derecho de igualdad y no discriminación.
Al reconocer a sus colegas de la comisión redactora, expresa “la enorme satisfacción de ser parte de un equipo. Ni esta ni ninguna ley que hayamos trabajado, ni ahora ni antes de la actual Constitución, es el ejercicio de un individuo. Tiene la fortaleza de ser un ejercicio colectivo, liderado por personas que además llevan muchos años estudiando esos temas, juristas de altísima preparación que se han desempeñado toda su vida profesional en el derecho de familia”.
Silvera Martínez afirma categórico que “la comprensión acerca del Código ha ido en crecimiento” desde la divulgación del anteproyecto hace ya un año, la consulta especializada a 47 instituciones y organizaciones a lo largo del país, y la explicación sistemática de los elementos del Código luego que el pueblo accediera a su letra.
“El proceso de consulta popular fue un ejercicio de participación ciudadana extraordinario, diría que excelente, esencial para la creación de esta norma y su mayor comprensión”, enfatiza el Ministro, al referir a la presencia de casi 6 millones y medio de electores en más de 79 mil reuniones en los barrios y fuera del país, que realizaron más de 300 mil intervenciones y de 400 mil propuestas de modificación.
“No debemos perder de vista que el Código tiene su base en las relaciones humanas. Hay mucho de psicología, de sociología, de normas culturales, y ese proceso de discusión, análisis, debate, aportes, ha contribuido grandemente”, asevera.
En la jerga jurídica suele hablarse de interpretar el espíritu del legislador al desentrañar las intenciones o propósitos de una ley. Para el Ministro, en el caso del Código de las Familias “sería siempre proteger y respetar a todos. Ese concepto de igualdad, ese valor del respeto a la dignidad plena del ser humano que nos legara Martí como primera ley de la República, ese ha sido el espíritu.
“Y el legislador ha sido el pueblo. Que ha opinado, ha dicho su variante. Aun las opiniones que no fueron tenidas en cuenta fueron consideradas, siempre en busca de un bien mayor, de una armonía en la sociedad que necesariamente pasa por la felicidad y respeto a los demás en sus entornos familiares”.
Acudir a las urnas
A quienes creen en el éxito del Sí, e incluso a aquellas personas que todavía insisten en el No, Silvera Martínez les hace una recomendación concreta: “Que participen activamente este 25 de septiembre en el referendo, porque al apoyar el Código lograremos que las demás personas y cada uno de nosotros, en cualquiera de los roles dentro de las familias, tengamos más protección jurídica, basada en la igualdad y el respeto a la dignidad humana”.
Refiere que en la historia de nuestro país no existe precedente de otra ley que se haya sometido a referendo, pues en la etapa de Revolución solo las Constituciones fueron aprobadas por esa vía.
Su realización en este caso responde al mandato de la Disposición Transitoria décimo primera de la nueva Carta Magna, en la cual también se refrenda el derecho de los ciudadanos a participar en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática.
“Se trata de un proceso en el que la participación del pueblo será muestra de un verdadero ejercicio democrático en la decisión del futuro de las familias cubanas”, asevera el Ministro.
“Debemos entonces acudir a las urnas, ejercer nuestro derecho ciudadano que robustece la democracia socialista. Votar sí es trascendental para las familias que hoy tenemos, para las que nuestros hijos, sobrinos y nietos formaran en el futuro. Porque el Código enaltece, respeta y protege a todos; elimina situaciones de injusticia y desigualdad y nos permitirá contar con una norma jurídica que educa y logra armonía y felicidad.
“Esta Ley sitúa el afecto en lo más alto de los valores familiares y es consecuente con la concepción de Estado socialista de derecho y de justicia social”, añade el Ministro.
Advierte además que “después quedarán cosas por hacer para que la Ley se convierta definitivamente en una hoja de ruta a la mano para encauzar las relaciones al interior de las familias. Tendremos que seguir hablando mucho del Código, que las instituciones creadas funcionen y lo hagan bien. Habrá que trabajar bastante todavía”.