Los que nacimos en el trópico siempre tuvimos una imagen idílica del inverno en latitudes más al Norte, mediante postales o imágenes que nos permitían ver la belleza de un lugar cubierto de nieve, pero sin tener que sufrir el viento gélido y el frío insoportable.
Sin embargo, los que allí nacieron, y sobre todo los jóvenes, disfrutan tanto del otoño como del invierno, no importa los grados bajo cero en la última estación, porque siempre estará el regreso a casa, donde además del calor familiar está la necesaria calefacción para sobrevivir.
En esos países ya comienzan a bajar las temperaturas y los árboles muestran sus hojas de diferentes colores, preámbulo a la llegada de la nieve, que caerán y serán cubiertas, provocando un cambio radical a la imagen cotidiana del medio en que vive cada cual.
Pero la incertidumbre se incorpora, y con fuerza, ante la inevitable caída de los primeros copos de nieve y las ventiscas que los convierten en caprichosos remolinos, dada la posibilidad real de no contar con la necesaria calefacción por falta de energía.
Diversas causas provocan la escasez del gas para el próximo invierno en Europa y los gobiernos de las naciones que la conforman toman medidas para tratar de paliar la terrible situación que provocaría la ausencia de una calefacción garantizada.
Los más preocupados son los ciudadanos, quienes deben enfrentar las medidas de ahorro de energía de sus respectivos gobiernos y están obligados a pagar el alto costo de las facturas por el alza de los precios del gas.
El frío no entiende de políticas erróneas
Sus gobernantes, que apoyaron las sanciones a la Federación Rusa en la Unión Europea, tratan de convencer a sus ciudadanos de la necesidad de soportar tal situación en “aras de la libertad y la democracia” sin explicar la multimillonaria ayuda en armas dada a Ucrania y culpan a Rusia de esta amenaza.
Más de un país europeo ha anunciado un giro en su política energética con el impulso del uso del carbón para generar electricidad, una medida que se ha topado con duras críticas por parte de los ecologistas.
Esta y otras “soluciones” aparecen en los titulares de la prensa europea, acompañadas de críticas debidamente argumentadas de especialistas y expertos que auguran un invierno que provocará la reacción ciudadana, de los sindicatos y en especial de los menos favorecidos en lo que llamaban la sociedad de la abundancia.
El presidente ruso afirmó en el VII Foro Económico Oriental celebrado a principios de septiembre en Vladivostok, “que quienes tratan de imponer algo a Rusia no están en condiciones de dictar su voluntad y deberían entrar en razón: no entregamos nada fuera del marco de los contratos.
“No haremos nada que nos impongan», añadió, advirtiendo a Occidente de que quedaría «congelado» como la cola del lobo en una popular fábula rusa.
El epicentro de la tormenta
Esta es la «primera verdadera crisis energética mundial de la historia», considera Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (OIEA). Y Europa se sitúa en «el epicentro de la tormenta». Y no es precisamente por la guerra en Ucrania, aunque es uno de los factores.
Francia ha bloqueado los precios regulados de gas para los particulares, pero en Alemania la factura de los hogares subirá varios cientos de euros por año, por solo citar un ejemplo,
Muchos se informan sobre la instalación de paneles solares, mientras que los vendedores de carbón no dan abasto. Los precios del gas continúan subiendo. De tal situación han logrado enormes ganancias las empresas que venden a Europa el gas natural licuado, mucho más caro, provenientes de EEUU y Qatar.
Luego de un verano con olas de calor, Europa no tiene solución para no quedarse congelada en invierno, ni para las viviendas ni para las empresas.
Encontré importantes declaraciones de personalidades sobre la situación actual y las perspectivas, pero las resume el saber de un guardia alemán de fronteras, ya jubilado, quien advierte a los políticos de su país que espera ayuda para poder pagar las próximas facturas de energía, válida para toda Europa.
De lo contrario, dijo, «¡van a tener problemas!