Aunque no es el inicio de un nuevo curso escolar, sí es el reinicio, la continuación del que comenzara el pasado año cuando por contingencias epidemiológicas debió arrancar más allá de su fecha habitual.
Pero de igual manera, no se extraña ahora el ir y venir de los niños, adolescentes y jóvenes con sus uniformes escolares y el habitual ajetreo en las escuelas propios de estos primeros días de septiembre.
Es otro triunfo del país, porque a no dudarlo, a pesar de que resulta habitual el acontecimiento, ha sido posible porque vencimos las barreras epidemiológicas que nos impuso la COVID-19 y logramos sacar las enseñanzas pertinentes gracias a la inteligencia y labor de nuestros científicos: los estudiantes reingresan a las aulas tras haberse vacunado con una nueva dosis de refuerzo lo que garantiza con mayor robustez la terminación del período lectivo y el inicio el otro en el mes de noviembre.
Son hechos habituales, a los que estamos acostumbrados y comparamos siempre como una gran fiesta nacional, el ingreso masivo a las aulas en nuestras enseñanzas de los docentes y estudiantes para emprender diferentes caminos para su preparación futura como seres humanos.
Pero no podemos siquiera imaginar cuánto esfuerzo debe hacer la nación para garantizar cada curso escolar o su continuidad, más aún hoy cuando los recursos son más limitados que nunca y los materiales de estudio no solo libretas, lápices y libros sino también para laboratorios o el proceso docente dirigido a la enseñanza de la informática son casi nulos.
Muchos de ellos se han adquirido desde la prioridad que se le sigue dando a la educación cubana, otros han emergido de la inteligencia y la innovación nacionales para garantizar por ejemplo, las tizas o pupitres necesarios y sostener los sistemas organizativos durante el proceso docente – educativo.
Reiniciamos un nuevo curso pero también es diferente. Por eso tiene un sabor distinto, porque detrás de tantos centros educacionales que reabren hoy sus puertas, se esconde un esfuerzo gigante, para que a pesar de todo, nuestros niños, adolescentes y jóvenes puedan disfrutar de su derecho pleno a la educación que en Cuba es para todos. (Tomado de Radio Rebelde)