Él y yo habíamos acordado no contar su historia por ahora, aguantarla un poco más. Hoy he sentido que la orden está dada.
Anoche lo vi en el Noticiero Nacional de Televisión y ahora en la mañana en el homenaje a los bomberos, una ceremonia honda, profundísima efectuada en los predios de un testigo excepcional de la historia como el Mártires de Goicuría, en la urbe yumurina.
Alejandro Alfonso Álvarez tiene 39 años y es Teniente Coronel. Quizás el grado militar resuma por sí solo su arrojo. Él ha estado en todos los hechos de gran magnitud que ha habido en Mayabeque y en la capital del país. No imaginó algo peor que la catástrofe aérea de mayo del 2018 ni lo del Saratoga, el 6 de agosto de este año.
“Cada hecho tiene sus características, pero el incendio de Supertanqueros nos llevó al límite. Ha sido un accidente muy complejo, demasiado decisiones al mismo tiempo, la evaluación de lo que está aconteciendo, dónde está cada uno de los hombres. Qué acción vas a ejecutar… Porque allá fuera hay un pueblo, un pueblo que había que salvar, que esperaba lo mejor de nosotros…”.
El viernes 5 de agosto, poco tiempo después de que el rayo incendiara el tanque 52 Supertanqueros, ya estaba allí la primera dotación al mando del Tcr. Alfonso Álvarez. Completó luego los 20 hombres. Al filo de la 5 de la mañana del 6 de agosto, ocurrió la fatídica explosión del tanque 51… “Quisimos salvarlos a todos, pero no se pudo, pero no se pudo”.
Son las 2 de la tarde del 10 de agosto y un sol terrible calienta el ambiente en el Comando de Bomberos Supertanqueros. Bajo una carpa está Alejandro. Bajo una carpa espera. Cualquier ambulancia que pase por allí aumenta su sufrimiento.
¿Cuántos desaparecidos son de Mayabeque? Alejandro no puede hablar. Abre la mano y enseña tres dedos. ¿Qué se siente perder a un subordinado?, le digo. “No se siente, yo no siento nada, es como si hubiera muerto con ellos”.
Alejandro tiene fracturas en su pierna. Pepe, el fotógrafo de Trabajadores, le pasa la mano por el yeso y le pide que se levante un poco el pantalón para verle la zona de las quemaduras… Pepe me mira, le toma la foto. Alejandro le pide que no publique la imagen, que su familia no sabe su estado, solo que está vivo.
“Para los que dicen que los jefes mandamos a sus hijos a la muerte. Los jefes estamos con sus hijos, combatiendo, y estamos aquí y estaremos, hasta que aparezca el último…”, declaró anoche a la televisión cubana, en el sitio donde buscan los restos de los 14 desaparecidos. “Estamos tratando de demostrar la mayor cantidad de elementos, ubicación, posición donde estábamos, para tratar de facilitar el trabajo y se hallen rápido los restos”.
La muerte es caprichosa, y abraza a veces a quien no debe, me dijo hace poco un bombero. Alejandro Alfonso Álvarez siente lo mismo. Pero él sigue en Matanzas, a la espera de los suyos. No se irá a Mayabeque hasta que su tropa esté completa.
Mucha entrega. ¡ Son nuestros gloriosos bomberos,rescatistas, pueblo…!
Honor a todos, ¡ Presentes !
Fui bombero y tube el gran placer de conocer a ese gran hombre y estoy seguro que estaba ahi y que fue algo que no se esperaba un incendio como nunca se abia visto pero tengan la certeza que si no los salvaron fue porque no se pudo
Tremendo sufrimiento ,con tre.endo arrojo,fuerza ,valentía, no se todo un cúmulo de manifestaciones, debe haber sido terrible,no lo puedo no lo quiero imaginar