Por varios minutos, durante la tarde de este jueves, los habitantes de la ciudad de Santa Clara miraron hacia el cielo. A plena luz del sol parecía que observaban las estrellas.
La sabiduría popular no se equivocó; casi a coro decían: «Son ellos, son nuestros pilotos». Aplaudían…
Era cierto, en aquellos helicópteros que surcaban el cielo de la ciudad del centro de Cuba, venía una carga valiosa. Traía gigantes, traía héroes, el coraje y el honor desbordada la nave.
Llegaban victoriosos los pilotos villaclareños que realizaron peligrosas misiones para sofocar las llamas dantescas del incendio ocurrido en la Base de Supertanqueros, ubicada en la bahía de Matanzas.
Sus seres más queridos, esos que confiaron siempre en las habilidades profesionales de cada uno de ellos, quienes también confesaron haber temblado con cada alzada del recipiente repleto del agua salvadora o con la maniobra de verterla sobre el fuego, estaban allí para abrazarlos junto a las autoridades de la provincia y sus compañeros de labor.
Descendieron con la sencillez de los grandes y la bandera tricolor en las manos. Confesaron que venían con el orgullo de haber coincidido con Gerardo Hernández, uno de los Cinco Héroes, coordinador nacional de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR).
El Teniente Coronel Carlos Columbié expresó con humildad asombrosa solo dos palabras; las que bastaron para desbordar la emoción: «Misión cumplida».
Osnay Miguel Colina Rodríguez, primer secretario del Partido en el territorio, respondió con visible agradecimiento: «La Patria os contempla orgullosa».
Los habitantes de Santa Clara siguen mirando al cielo, creen que han quedado tatuadas en lo alto estrellas de glorias.