El tesoro más preciado de Batos Santiago • Trabajadores

Está allí, a la vista de todos, bien conservado en una vitrina y es, a no dudarlo, el tesoro mayor de los 108 trabajadores de la UEB Batos Santiago de Cuba, perteneciente a la Industria Deportiva.

Foto: Yamilis Matos Obregón, secretaria general del sindicato del taller talabartería Batos Santiago

El taburete desde donde Fidel le habló a los operarios del taller de talabartería y a los vecinos de la comunidad de Flor Delis, en el poblado santiaguero de Boniato, deviene motivo de orgullo cuando una y otra vez repiten: «aquí estuvo el Comandante en Jefe».

Era el nueve febrero de 1993 y Yamilis Matos Obregón, hoy secretaria general del sindicato en el mencionado taller, estaba en casa, acogida a la licencia de maternidad cuando escuchó la noticia del recorrido del Líder de la Revolución por el Consejo Popular Boniato, donde reside y trabaja.

«Pensé que tal vez iría a mi centro laboral y yo no me quería perder de eso, así que me compuse un poco, le dejé el niños mis padres y me fui.

«Y sí, Fidel llegó al taller de talabartería de Batos, aquello fue emocionante, hasta los vecinos del barrio se sumaron, incluidos mis padres con mi hijo en brazos.

«Un compañero nuestro, Alberto Silva, ya jubilado, le acercó a Fidel un taburete para que se sentara; cuando el Comandante vio la cantidad de personas de pie, aplaudiendo, vitoriándolo, hizo lo inesperado para todos: se encaramó en el taburete.

«Qué hombre ese. Subido allí conversó con la gente de lo humano y lo divino, muchos apretaron su mano al bajar, lo besaron, lo abrazaron… y yo estaba como congelada, absolutamente impresionada con su figura de gigante, su serenidad y esa sonrisa sincera que lo acompañó todo el tiempo».

Por estos días en que Fidel Castro Ruz se torna evocación constante, a pocas horas de celebrar el 96 aniversario de su natalicio, Yamilis, los trabajadores del taller de talabartería de Batos y los vecinos de Boniato recuerdan jubilosos aquellos días en que el Comandante los visitó.

«No todos han tenido ese privilegio, mucho menos guardan con tanto orgullo un tesoro como el que nosotros tenemos aquí».