Porque tu amor es mi espina/ por las cuatro esquinas hablan de los dos./ Que es un escándalo dicen/ y hasta me maldicen por darte mi amor… Este bolero, en la voces inconfundibles de Tejedor y Luis, es uno de los clásicos de la música nacional, patrimonio compartido de más de una generación de cubanos, aunque lo haya escrito el mexicano Javier Solís. Cualquier hijo de vecino puede, al menos, tararearlo. Y ha sido banda sonora de muchísimas tertulias y encuentros de amigos.
Fue una de las más emblemáticas interpretaciones de un bolerista esencial, José Tejedor Sibate, nacido, según su partida bautismo, hace hoy cien años. No se puede escribir la historia de la música popular cubana ignorando los aportes de este singular cantante. Lo dice hoy Pedro de la Hoz en el periódico Granma: Hubo un tiempo en que mencionar a Tejedor era decir bolero.
Esa capacidad para encarnar la sensibilidad de un pueblo, su pueblo, sin necesidad de grandes raptos expresivos, con la tranquilidad del que sabe que canta bien, lo distinguió en décadas de grandes intérpretes. Es que Tejedor comenzó su vida artística en su barrio de Santos Suárez; ciego, humilde y negro en años de marcadas discriminaciones. Pero el talento se impuso.
Su amistad y colaboración con Luis Oviedo Medero marcó buena parte de su carrera. En la década de los sesenta ya eran célebres sus interpretaciones. Incluso, la gente bromeaba con la omnipresencia de sus canciones. Lo cierto es que esos temas son ahora mismo testimonio extraordinario de una época.
El bolero no va a morir nunca, y Tejedor dejó un gran legado: Escándalo, En las tinieblas, Como nave sin rumbo… Son títulos inmortales. Todos los días alguien los entonará, como expresión inspirada de los vaivenes del amor. Esa es la trascendencia que consiguió Tejedor: va a cantar toda la vida.