En más de un aprieto en el desempeño de sus responsabilidades se vio envuelto Israel Perú Martínez. Sin embargo, guarda grato recuerdo de uno de ellos, siendo jefe del Órgano de la Defensa Civil en la región militar de la provincia de Granma. Ante la llegada de un huracán, el entonces primer secretario del Partido en ese territorio, Lázaro Expósito, le dio la tarea de intervenir mediante videoconferencia en el programa televisivo Mesa Redonda.
En el telecentro de la ciudad y al llegar la hora del programa, Perú supo que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz estaba presente. Tenía experiencia en el trabajo, dominaba su quehacer, pero sin duda la presencia de Fidel impresionaba. Cuando Randy le dio la palabra se apoyó en un mapa que llevaba y en unas tarjetas que siempre preparaba para explicar mejor. Al finalizar, el Líder Histórico de la Revolución afirmó que la provincia había tomado las medidas necesarias, que estaba trabajando bien. “De ese susto salí ileso”.
Han sido diversas las misiones cumplidas por Perú Martínez en los tantos años dedicados a las tareas de la Defensa Civil, sistema de medidas defensivas de carácter estatal que este 31 de julio cumplió 60 años de creado, con la misión esencial de proteger a la población y los recursos del Estado.
Luego de más de cuatro décadas de trabajo —ahora ya jubilado— contó de sus inicios, de cuando con 17 años, en 1966, fue primer secretario de la UJC en el municipio de Nicaro y le llamaban la atención las tareas de evacuar a las personas que vivían cerca del mar y en las márgenes de los ríos.
Esa fue quizás la raíz de una trayectoria que comenzó en 1979, cuando fue nombrado jefe de la Defensa Civil en el municipio de Santiago de Cuba. Más tarde, en 1985, ocupó igual encargo en el municipio de Holguín, hasta 1992 en que es promovido para Granma.
Para este teniente coronel (r) de las FAR, hombre sencillo y de pueblo, fundador de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, de la Unión de Jóvenes Comunistas, del Ejército Juvenil del Trabajo, y de la Defensa Civil, haber entregado prácticamente su vida a las tareas de esta última significa compromiso, orgullo, satisfacción por el deber cumplido.
Horas de desvelo le causaron plagas como la peste porcina africana, la lengua azul del ovejo y la broca del café, por mencionar algunas; frente a las cuales se vio en la disyuntiva de tomar decisiones muy difíciles, pero definitorias para impedir que se propagaran y causaran males mayores.
“Hay quienes piensan que solo trabajamos cuando hay ciclones, pero nada más alejado de la verdad. Un especialista de la Defensa Civil debe conocer de sanidad vegetal, de las enfermedades epizootias graves, de sismología, de meteorología”.
Añadió que tuvo la posibilidad de prepararse con brillantes especialistas en cada una de estas materias. “Hay que estudiar bastante, pues somos los que asesoramos a los presidentes de los Consejos de Defensa provinciales y municipales. No solo es plantear el problema, sino las medidas para resolverlo”, aseguró.
Compatibilizar intereses, una necesidad para el desarrollo sostenible
Como en otras tantas esferas de la vida económica y social del país la Defensa Civil durante estos 60 años ha ido desarrollándose y alcanzando experiencias que la han convertido en un referente nacional e internacional. Un momento importante lo constituyó el Decenio Internacional para la reducción de los Desastres Naturales (1990-1999), proclamada por las Naciones Unidas, con el objetivo de prestar especial atención a la cooperación internacional en la esfera de la reducción de los desastres naturales.
La incorporación de especialistas competentes, que aportaran saberes a esta valiosa actividad, ha caracterizado la labor de los últimos años. Así en el 2000 se incorporó al Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil Don Eximidi Barreiro Manes, jefe de la sección de Compatibilización del Departamento de Reducción de Riesgos de Desastres.
Una vez graduado de ingeniero en las Fuerzas Armadas Revolucionarias laboró como inversionista del Ejército Oriental, que tenía relación con la compatibilización. Luego, al llegar a la Defensa Civil, donde existía la sección de ingeniería, se vio en la necesidad de fundar una organización diferente. De esta forma, él propuso en la nueva estructura la creación de la sección de Compatibilización, pues es un término más integrador y guarda relación con otras esferas de trabajo.
Don Eximidi explicó que la compatibilización implica la conciliación de intereses para la reducción de riesgos de desastres, lo cual se traduce en elementos para mejorar la protección de la población y la preservación de los recursos económicos, el medioambiente y los ecosistemas.
Hay que considerar —señaló— que el desarrollo implica retos. Hoy nos damos cuenta que la sostenibilidad (término que años atrás no se mencionaba con tanta fuerza) debe tener esa visión de la gestión de reducción de riesgos de desastres para garantizar que realmente todo lo que se haga sea perdurable en el tiempo.
“Una urbanización, por ejemplo, si no se realiza de manera adecuada, teniendo presente el corrimiento de las aguas y la calidad constructiva de las viviendas, luego se va deteriorando, con posibles consecuencias y daños”.
Afirmó que el trabajo de la Defensa Civil siempre ha estado vinculado a la protección de la población y de los recursos de la economía. Por tanto, en el tiempo se ha hecho más evidente. “Esa visión es internacional, no solo nuestra, lo que pasa es que en Cuba hay un compromiso, una voluntad política del Estado para resolver cualquier problema por pequeño que sea. Eso es lo que hace que se reconozca internacionalmente”.
Una de las características del trabajo de la Defensa Civil —agregó— es la prevención y, precisamente, la compatibilización es una de las medidas en este campo. En esa dirección, a diferencia de otras naciones, somos fuertes por tradición. No obstante, reconoció que en los primeros años la tendencia era responder ante un fenómeno cualquiera, es decir, ciclones tropicales, sequías, epidemias, como las afrontadas en determinados momentos.
Para Don Eximidi pertenecer a la Defensa Civil por tantos años es un orgullo. “Hemos visto en el tiempo cómo ha ido evolucionando y, por otra parte, implica una responsabilidad. Ninguna obra es perfecta, de ahí que estamos en el deber de mejorar lo necesario. Cada uno de nosotros conocemos los retos, las debilidades y hacia ahí debemos enfocar nuestro quehacer”.