Los esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) lo perseguían casa por casa en su natal Santiago de Cuba. Era la tarde del 30 de julio de 1957 cuando el joven revolucionario Frank País García se disponía a evadir el cerco de soldados y policías.
Conocía el riesgo. Avanzaba ecuánime y decidido mientras se aproximaba a la esquina de Callejón del muro y San Germán. Al llegar a esa intersección, un otrora condiscípulo convertido en traidor lo delata. “Ese es Frank País”, le avisa al sanguinario teniente coronel José María Salas Cañizares.
Tanto fue el odio guiado por el salvajismo hacia el valeroso luchador clandestino, que una ráfaga de ametralladora y varios disparos a quemarropa lo asesinaron a la vista de los vecinos del lugar. Junto a él caía también su amigo y compañero de luchas Raúl Pujol.
Fe revolucionaria y fe cristiana
Nacido el 7 de diciembre de 1934, la infancia de Frank trascurrió junto a sus dos hermanos en un hogar de precaria economía La temprana orfandad paterna contribuyó a desarrollar en él una pronta madurez acompañada de sentimientos patrióticos, solidarios, una elocuente sencillez y amante de la cultura.
Profesaba la fe cristiana proveniente de sus progenitores bautistas. Fue un estudioso de la obra y el pensamiento revolucionario del Héroe Nacional José Martí y de otros próceres independentistas que combatieron al colonialismo español en Cuba
Quizás pocos podían calcular cuánta integridad, grandeza de líder y valor corajudo, carácter sobrio y a la vez alegre atesoraba con sencillez ese muchacho humano, romántico, enamorado, que al momento de su muerte era Jefe de Acción del Movimiento 26 de Julio. Un joven que en su época hizo cuanto gustaba hacer a la juventud.
Dos acontecimientos tuvieron profundo impacto en el devenir de Frank País: el siniestro golpe de Estado que instauró la tiranía de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952 y la gesta heroica del asalto al cuartel Moncada dirigido por Fidel Castro Ruz, el 26 de Julio de 1953.
Sobre la audaz acción, en una carta a su amiga Elia Frómeta, Frank le explica: “Te escribo ante todo para decirte que en estos días no me ha pasado nada, no estoy mezclado absolutamente en nada, pero quisiera”.
Con clara percepción vio en Fidel y en su alegato de autodefensa La historia me absolverá, al genuino líder de la etapa insurreccional que necesitaba la patria para derrocar a la dictadura. Se sumó entonces a los cubanos convencidos de la lucha armada como único camino para la libertad
Sin tregua
Pudo de dedicarse a la enseñanza como graduado de la Escuela Normal para Maestros, pero su magisterio lo entregó a la creación de núcleos revolucionarios y al arriesgado peregrinar del clandestinaje bajo el seudónimo de David.
Para el jamás hubo tregua en el combate. Junto a otros compañeros de la Asociación Nacional Revolucionaria se unió al Movimiento 26 de Julio, encabezado por Fidel, quien lo designó para encabezar un levantamiento armado en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, que apoyaría al desembarco del yate Granma procedente de México para iniciar la lucha en las montañas del oriente de la Isla
No se logró el éxito esperado en lo militar, pero si en lo político. El 2 de diciembre arribaron los expedicionarios. Poco tiempo después, Frank logró encontrarse con Fidel y aquella tropa exhausta por el hambre, las extensas caminatas y el asedio del enemigo.
Nuevas misiones emprendió desde entonces para contribuir a la consolidación del frente guerrillero devenido en Ejército Rebelde. En marzo de 1957 cumplió el compromiso de enviar armas hacia la Sierra Maestra y un primer contingente de hombres fogueados en la lucha en ciudades y pueblos, misión a la que entregó todo su talento organizador.
Con apenas 23 años de edad, había constituido una considerable red de combatientes clandestinos en diversas localidades de la región oriental.
El 30 de junio de 1957 su hermano menor, Josué, cayó en desigual combate contra las fuerzas represivas en las calles santiagueras.
Frank sabe que está asediado, pero no se cruza de brazos ante el peligro. Al mes exacto fue asesinado.
Desde la Sierra Maestra, Fidel escribía: “Duele verlo así, ultimado en plena madurez… cuando estaba dándole a la Revolución lo mejor de sí mismo. No sospecha el pueblo de Cuba quién era Frank País, lo que había en él de grande y prometedor».
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.