Este domingo 24 de julio del 2022 siete nombres fueron exaltados, en Cooperstown, Nueva York, al Museo y Salón de la Fama de las Grandes Ligas. Dos de ellos nacieron en Cuba, aunque su mayor esplendor lo consiguieron en el béisbol estadounidense: Orestes “Minnie” Miñoso (fallecido en el 2015) y Tony Oliva, de 84 años, quien sí estuvo presente en el sagrado acto.
Tal reconocimiento debe interpretarse como lo que es. Otro ejemplo de la fortaleza de nuestra pelota desde hace más de un siglo, reconocida y premiada en la nación que inventó vibrar con bolas, strikes y jonrones. De los 340 nombres inmortalizados, para orgullo nuestro siete son cubanos, lo que nos hace el país con más placas, detrás de los lógicos anfitriones.
La ceremonia volvió a ser seguida por centenares de medios de comunicación del mundo entero y es bueno decir que desde la primera en 1936 solo ha dejado de celebrarse en seis años (1940, 1941, 1943, 1958, 1960 y 2021), es decir, fue este el grupo 80 que disfruta de tan alto honor y estuvo integrado, además de los cubanos, por el designado David Ortiz, el lanzador Jim Kaat, el inicialista Gil Hodges y los jugadores de posición Bud Fowler, Buck O’Neil.
Las palabras de Oliva, para muchos la leyenda cubana de los Mellizos de Minnesota, comenzaron agradeciendo al Comité de los Días Dorados, el grupo de votantes que le dio por fin su pase al conocido también como Salón de los Inmortales. No olvidó a su compatriota al expresar: “Estoy bien orgulloso de poder ingresar al Salón de la Fama hoy junto a Orestes Miñoso. Para nosotros, era Jackie Robinson”.
A pesar de que su retiro se produjo en 1976, Oliva definió esta espera de 45 años como algo maravilloso y en perfecto español resaltó: “Estoy muy contento de ser cubano. Sé que muchos cubanos están viendo lo que está pasando aquí; ellos me apoyaron en Cuba y aquí en los Estados Unidos y en cualquier parte donde estén. Cada momento que pasa, mi mente está en mi Cubita”.
Por supuesto, hablar de Miñoso también se impone. El Cometa Cubano o Mr. White Sox se convirtió desde su debut (1949) en una referencia. El color de su piel no impidió que brillara, por más discriminación racial que imperaba. Se convirtió enel primer negro latino que ingresó en las Grandes Ligas. Desde el 2014, también integra el Salón de la Fama del Béisbol Cubano.
Oliva pinareño, Miñoso matancero. Sus improntas en el mejor béisbol del mundo no podrán ser sacadas de contextos ni minimizadas, por más que algunos quieran ver sombras y no soles en todo lo que hicieron. No jugaron en nuestras Series Nacionales, pero siempre tuvieron a Cuba en medio del pecho, tal y como declararon siempre.
Así lo ratificó Oliva este domingo. “Estoy muy contento de ser cubano. Sé que muchos cubanos están viendo lo que está pasando aquí en Cubita; ellos me apoyaron en Cuba y aquí en los Estados Unidos y en cualquier parte donde estén. Cada momento que pasa, mi mente está en mi Cubita”.
Su hermano Juan Carlos Oliva viajó hasta Estados Unidos para participar en la exaltación. Un abrazo de familia, de peloteros y de cubanos cerró la jornada dominical y esta crónica noticiosa. ¡Honor a quien honor merece! ¡Viva el béisbol cubano!
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.
Muchas gracias a Tony Oliva y Orestes Miñosos, por poner bien en alto el nombre de Cuba en el mundo, es una lastima que no pudimos disfrutar de esa exaltación en vivo por la televisión cubana, al parecer ni por diferido la veremos. Tenemos que tomar los ejemplos positivos, no importa de donde vengan, la seriedad y constancia que tiene el salón de la fama de Cooperstown la tienen que extrapolar al de Cuba, nuestras glorias deportivas se merecen un mayor reconocimiento económico y social.
Propongo:
Estimular con la escala salarial de campeón mundial a los bateadores que conectaron más de 300 cuadrangulares, los que dieron más de 2000 hit y los lanzadores que alcanzaron más de 200 victorias