Por estos días me tocó hacer una gestión que por razones de salud debo realizar todos los meses, y cuál no sería mi sorpresa cuando un cambio organizativo cambió el procedimiento de atención…, pero para empeorarlo.
Al investigar un poco con los niveles nacionales de dirección que rigen ese servicio, me confirmaron que no había ningún cambio o decisión superior para echar atrás lo que ya existía, por lo cual todo hacía indicar que se trataba de una decisión local.
Aunque sigo en la tarea de esclarecerme mejor sobre este problema específico y el origen de tal decisión, pensé entonces en que este sería un buen ejemplo de la sustancial diferencia que existe entre una iniciativa pertinente y lo que popularmente muchas veces conocemos como un libretazo.
Sí, porque en estos tiempos en que muchas decisiones se descentralizan, y las instancias más cercanas a la base adquieren autonomía y potestad para tomar numerosas disposiciones, hay que prestar mucha atención a ese fenómeno de la legitimidad o no de realizar determinados cambios.
Porque incluso en el ejemplo de marras, tal vez quien adoptó la medida supuso que entre sus prerrogativas está organizar ese servicio de la manera más conveniente para su desempeño, sin importar que esta vez, para variar, no sea esa indicación “que viene de arriba”.
El termómetro entonces para medir la pertinencia o no de una modificación en la forma de actuar, y así salirse de una práctica institucional ya probada, tiene que ser, en primer lugar, la mayor satisfacción de la ciudadanía.
No es posible argumentar o defender como una iniciativa individual o de una entidad lo que representa un retroceso para las personas que deberían beneficiarse con ese cambio, al echar atrás bondades o facilidades que ya existían.
Saltarse normas o formas de accionar ventajosas para la población, obviarlas o irrespetarlas, bajo el argumento de que está en el ámbito de la autoridad de alguien, es el típico libretazo que poco o nada tiene que ver con las mayores responsabilidades y capacidad de maniobra que se busca estimular en nuestras instituciones.
Como antídoto, hay que prestar atención en todo momento desde nuestros derechos ciudadanos, para poder identificar y cuestionar cualquier paso atrás que pueda enredarnos o hacer más difícil un trámite, una gestión comercial o de un servicio público, ante las autoridades que corresponda.
No siempre resulta fácil desenredar esa madeja de libretazos que se disfrazan de inocentes iniciativas, porque hallar la punta del hilo de una mala decisión, y lograr que se revierta por quienes pueden tirar de la cuerda otra vez para nuestro lado, puede resultar muy trabajoso.
Pero no es posible aceptar impasibles que el tan necesario ejercicio de mayores atribuciones en la base se convierta en un embudo, con la boca más estrecha siempre para nuestro lado. Iniciativas, sí, y muchas, todas siempre para mejorar a la gente. Libretazos para afectarlas, ninguno.
Cuántos «libretazos juntos encadenados unos con otros», podríamos notar en un simple relato que, por increíble, me llevó a compartirlo para que se sepa cuánto se pierde en valores de los más auténticos, por los que valió la pena hacer una Revolución a 90 millas del imperio», incluso resumo el relato sin la autorización de la vecina. El que les hago:
Debido a la lejanias de centros hospitalarios especializados, y las dificultades de transportación para atenderse su grave dolencia, una vecina trae a su padre de tierras orientales con un diagnóstico de gangrena en un pie.
El lunes pasado la vecina decide buscar ayuda en un centro de prestigio angiologico llega de Arrolló Naranjo hasta la Covadonga. (el taxi le cobro 800 pesos desde el reparto eléctrico.) Al final del hospital caminando al pabellón de consultas done los administrivos le arman una reprimenda debido a que la especialidad no funciona con cuerpo de guardia. No obstante, el (la) especialista miró al paciente y le dijo que posiblemente el caso es de amputación. Asi sin curarle le dicen que debía ir al hospital Nacional por vivir en Arroyo Naranjo. (El taxi le cobra 300 cup), el especialista que vio al paciente le dijo el mismo diagnóstico que en la Covadonga, posible amputacion. Le preguntó a la hija (mi vecina) si le habían hecho curaciones desde su salida de la región oriental. Al ser la respuesta negativa, el especialista le derrama un poco de alcol en las llagas, y lo remite para «El Julio Trigo» por su pertenencia de territiedad de Arroyo Naranjo. También le advierten que no hay servicios de ambulancia para esos casos de «consultas». (El taxi le cobra esta vez 200 cup). En «el Julio Trigo» una enfermera se compadece de «tamaño peloteo» y al menos indicó a la triste hija (mi vecina) cómo hacer la curación adecuada en casa, sin los medicamentos que tanto renombre suenan para variados casos. ¿Hasta cuando?; la humilde vecina (la hija del paciente) no sabe, pues hizo todo en coordinación desde la base. No digo que no haya otras vías menos ortodoxas y otras formas «afectivas» de llegar o de poder evitar la amputación que nadie desea. Algunas de esas vías pueden también ser más costosas que lo que se gastó la vecina en el peloteo de su paciente ( su padre) con uno de sus miembros inferiores en peligro casi eminente de amputación.
En fin, volviendo al tema, cuántos libretazos a la ética y conductas solidarias que son cualidades por las que más nos conocen en el mundo, por las que conocen a ese cubano en este caso «no sólo de «a pie, sino al filo de ser un cubano «sin un pie».
Gracias
En mi opinion un absurdo que solo se pueda pagar con tarjetas magneticas en esas unidades, no esta acorde con la eficiencia de la conectividad en nuestro pais, lo cual va a generar interrupciones en el servicio y molestias a los clientes a la hora de pagar. Cuando haya interrupciones en el servicio electrico, ya veremos como esas entidades cobran. Ademas es discriminatorio para los que no cuentan con tarjetas magneticas, lo cual no creo que esta en sintonia con los llamados a no crearle mas problemas al pueblo para acceder a los servicios.
Al final creo que desde ya esta generando descontento y hasta preguntas sobre los abjetivos de esa medida. Creo que esas decisiones deben pasar por el analisis del PCC y el Gobierno para implementarlas, segun su factibilidad y que no generen mas malestar en el pueblo.
Para medir la pertinencia o no de una modificación en la forma de actuar, y así salirse de una práctica institucional ya probada, tiene que ser, en primer lugar, la mayor satisfacción de la ciudadanía.
En Las Tunas la Cadena de Hoteles Islazul modificó la forma de pago para acceder sus servicios eliminando de un libretazo la posibilidad de realizar el pago en efectivo. ahora a partir del día 20 de julio, solo es posible acceder a sus instalaciones mediante el pago electrónico, dígase con tarjeta magnética o usando transfer móvil o Enzona, algo bueno ya que no se puede eliminar el desarrollo pero lo que si considero desacertado es que yo ciudadano cubano no pueda tomarme un café porqué no tengo esas novedosas tecnologías o que mis hijos menores tengan que llevarme para cómprales algo, ya que como son menores de edad no tienen cuentas bancarias. Quien recauda el dinero circulante en exceso ahora los bares particulares. Estamos en condiciones económicas para darnos el lujo de no brindar servicios donde el pago sea en efectivo. Esa clientela será absorbida por los privados. Cuando no haya conexión como van a trabajar. Es ilícito ahora pagar en la moneda de curso legal, esta medida está en consonancia con mis derechos como consumidor, son preguntas que me hago.