De la infinita emoción y gratitud que escribiera de su puño y letra Fidel Castro Ruz, al visitar en 2010 el Mausoleo a los Mártires de Artemisa, se rememoró hoy en los 45 años del recinto mortuorio, dedicado a los moncadistas artemiseños participantes en las acciones del 26 de julio de 1953.
Fue en la provincia de Matanzas en 1976, sede del acto central por la efeméride, donde el Comandante en Jefe encomendó al arquitecto Augusto Rivero Mas, proyectar un sitio que honrara la memoria de los caídos en la acción.
Un año después se inauguraba el conjunto monumental, y esta vez, en presencia de familiares y colegas, desde él también se rinde especial tributo a su gestor, fallecido el pasado 4 de junio.
Leticia de la Caridad Gómez Matos, presidenta de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba, en la provincia, reconoció los valores arquitectónicos del Mausoleo, considerado por Augusto como su obra cumbre, mientras su nieto-sobrino Adrian Fleitas Zapata, Arquitecto además, se sabe comprometido con la preservación y conservación del sitio histórico.
Al consejo popular La Matilde, desde donde salieron un grupo de artemiseños, en los días cercanos al 26 de julio hace 69 años, regresaron, más que a descansar en calma, a ser parte del ajetreo de la ciudad, símbolos de homenajes, testigos de grandes reconocimientos a médicos, constructores, pioneros… a su pueblo, reseña Mabel Martínez Deulofeo, directora del Mausoleo.
El Mausoleo a los Mártires de Artemisa no es un sitio oscuro, no es una tumba triste donde la muerte llegó al fin de la vida, es mejor calificarlo tal como lo hiciera en 1977 el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, artemiseño de La Matilde y moncadista, expresó su directora.
“Este Mausoleo es un símbolo de la historia combativa de Artemisa y representa su patrimonio revolucionario que debemos cuidar celosamente. El será como un centinela vigilante que nos recuerda siempre que la Revolución es un relevo de hombres y de generaciones, y que por los ejemplos de los que se sacrificaron ayer, otros cubanos se sacrifican hoy y habrá otros que deberán sacrificarse mañana”.
A dignificar el lugar, declarado Monumento Nacional, donde descansan los restos de su padre, llegó también en este aniversario 45 el hijo del moncadista Ricardo Santana, con su flor, su orgullo y su nostalgia, pues su padre se inmortaliza hace algunos años como El artemiseño que rescató a Fidel, lo cual da título a un libro, que reseña la hazaña guardada con absoluta modestia.