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Cargando...Lo que parecía una despedida, un resumen o cierre del Proyecto de Mejoramiento del Sistema de Extensionismo Agrario para la Producción de Granos Básicos —Segranos—, ejecutado entre el 2017 y el 2022, se convirtió en compromiso, en la fusión de metas, en manera de hacer para un gran número de productores, en herramienta que se traspasa de unos a otros.
Segranos, un proyecto que evidentemente conectó y complementó a los anteriores en esta misma rama, estuvo liderado por el Instituto de Investigaciones de Granos (IIGRANOS) bajo la asesoría de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA).
El objetivo fue y se corroboró al término de cinco años y medios, mejorar el servicio y el sistema de extensión agraria para productores de granos básicos a través del fortalecimiento de capacidades de instituciones y personas relacionadas con la actividad.
El área meta, como describe su proyección, incluía a las provincias de Pinar del Rio, Artemisa, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Granma y el municipio especial Isla de la Juventud, pero se propagó por la isla y llegó hasta Guantánamo, con la incorporación de 14 agricultores.
En la última reunión de la coordinación conjunta del proyecto, efectuada en el Hotel 5ta Avenida, de La Habana, productores, asesores, contrapartes, especialistas y directivos, fundidos todos en la emoción de una simbólica despedida, se sumaron a la satisfacción expresada por el licenciado Tatsuhiro Mitamura, representante residente de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, en Cuba.
Mitamura reconoció “el avance de las actividades, un buen resultado de la colaboración”, y también “el futuro de la extensión agrícola”. Su sonrisa, y como él mismo dijo, el nerviosismo, aligeraron la mención de algunos logros:
• “La sostenibilidad del proyecto, que debe continuar.
• El impacto, pues aún con los inconvenientes de la Covid-19, sumó o multiplicó a los productores.
• El sistema de extensionismo, convertido en herramienta de trabajo.
• Nuestros esfuerzos serán importantes, pues si al comienzo había 54 productores extensionistas, ahora hay 425”.
Casi todos los oradores exaltaron la formación de vínculos, la creación de una red de guajiros que se comunican casi a diario, transmiten los sucesos del día, hablan del clima, de si llovió o trono en aquel territorio, de alguna plaga aparecida, y sobre todo del desarrollo de los cultivos y los rendimientos.
La integración de las familias, casi siempre partícipe de los cultivares, de las carencias, la búsqueda de soluciones a los problemas y el acogimiento a los asesores fue constante en las intervenciones.
Y no faltó el elogio a los métodos para la capacitación, que hasta requirió de la conexión a internet en los tiempos difíciles de la propagación de la pandemia, que no pudo interrumpir el quehacer de tantos hombres y mujeres consagrados a producciones imprescindibles, que no son suficientes ahora, y siempre serán insuficientes, porque cada país importa lo que puede o le falta para satisfacer las necesidades.
Como Segranos continúa en la manera de hacer en la vida campestre, dicho a la manera de Frank Castañeda Santalla, presidente del Grupo Agrícola, Trabajadores seguirá su andar, tanto como hizo durante su desarrollo. Quedan temas, anécdotas y resultados por contar.
