Margarita Valdés Mesa es una mujer de una autoestima alta. A sus 63 años, tiene un cuerpo estilizado y se preocupa por mantener su imagen. Según dice, hace ejercicios guiada por su hijo mayor, Andrés, quien es rehabilitador y masajista. Pero más allá de su físico, ella tienes razones profesionales para sentirse feliz del camino recorrido.
Con certeza, el puerto capitalino es su vida, ahí empezó el sueño de la juventud y aún esos aires la revitalizan y la motivan a trabajar. Llegó en 1982, luego de haberse graduado en la actual Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE) como ingeniera mecánica, en la especialidad de mecanización portuaria. “Pero ya, desde 1979, había hecho en este lugar prácticas de producción. Entre mis primeras experiencias estuvo el hecho trabajar con los soviéticos en el montaje de las grúas Kirovets y Condor, en el atraque 21, puesto en explotación en 1984.
“Empecé en la base, todos los novatos comenzaban por esa zona. En los talleres, los hombres me miraban. Algunos me enamoraban, pero yo no les hacía caso. Había uno que cantaba… ‘esa mujer, lo que quiere es que la miren’. Hasta que se adaptaron y me ayudaron mucho. Aprendí tornería, a enrollar motores, hacía de todo y me respetaron.
“No fue fácil. Ya en esa etapa yo estaba casada con el difunto Andrés Peñalver, ingeniero eléctrico, quien también laboraba en cuestiones portuarias. El matrimonio duró 10 años. Tuve mi primer hijo, Andrés, en 1984, y el segundo, Hansel, en 1985. Gracias al apoyo del papá y de mi familia en el cuidado de los niños, pude cumplir con los rigores de la actividad”, asegura.
“En 1984 me convertí en especialista de calidad de los mantenimientos y reparaciones en el Atraque No. 21 (Andrés González Lines). Posteriormente, pasé a cumplir esas funciones en la Terminal Marítima Mambisa”, alega.
Con cariño recuerda los inicios de los años 90 del pasado siglo, cuando se constituyó la empresa de Servicios Técnicos, en la cual laboró y tuvo la suerte de conocer al desaparecido General de División Senén Casas Regueiro, quien fungió como ministro del Transporte y Abdías Peón García, director del que fuera el Grupo ASPORT, de quien apreció siempre sus métodos y estilo de trabajo. “Fui la jefa de la Unidad de Grúas Pórticos y Terrestres en el puerto de La Habana”, refiere y resalta la importancia del aprendizaje obtenido junto a los especialistas soviéticos a inicios de su carrera.
Venezuela, una experiencia inolvidable
Entre el 2010 y el 2012 la ingeniera mecánica Margarita Valdés Mesa tuvo una extraordinaria experiencia en su vida profesional: cumplió misión en la República Bolivariana de Venezuela. “Ocurrió la nacionalización de los puertos y nosotros apoyamos en la organización de Bolivariana de Puertos S. A. También se creó la Escuela de Formación de Portuarios de los Países del ALBA.
“Allí, por nuestra profesionalidad, nos ganamos el respeto de los venezolanos y también aprendimos de ellos”, expone y resalta que su en algunos aspectos, su filosofía de vida, cambió. “Aprendí a bendecir a mis hijos, y también a abrazar. Nosotros somos más dados a saludarnos con besos, en cambio, ellos practican el abrazo, más reconfortante».
Expresa que en el 2017 dejó el sector y laboró en la Escuela Ramal del Ministerio de Industria, más cercana a su casa, hasta que en 2019 decidió jubilarse. Pero no estuvo mucho tiempo tranquila en casa. Al año, de nuevo, volvió a las raíces y fue contratada en la empresa de Servicios Portuarios de Occidente (Sepoc), donde se desempeña como especialista de cuadro, actividad desde la cual estimula el conocimiento de la historia de este importante sector.
“Hace poco, en ocasión del Día del Trabajador Marítimo Portuario, organizamos un encuentro en el cual participaron muchos compañeros, algunos ya jubilados, otros que ya no pertenecen a la entidad y rememoramos momentos significativos en los cuales los portuarios tuvieron una activa participación, como fue el caso de Venezuela”.
También está enfocada en el trabajo con los jóvenes y con capacitar a la reserva de cuadro. “Son la continuidad, quiero mucho al puerto, lo amo, y deseo que esos jóvenes también sientan ese amor por el sistema portuario, para eso es preciso que conozcan qué hemos hecho y la importancia de lo que aquí se hace”, concluye.
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Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
Muchas Gracias por su comentario, saludos.
Es siempre estimulante ver reflejado en una entrevista de un portuario el esfuerzo,sacrificio y abnegación en el trabajo,así somos y nunca perdemos la condición aunque nos distanciemos físicamente de la actividad,hay que vivirlo,para darse cuenta el amor que uno siente,Margarita es un ejemplo de ello.